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Jueves, 5 de mayo de 2016

CALONCHO COSECHó FRUTA VOL. II

“Jugando aprendí”

La marea trae de vuelta a este cantautor mexicano que se mueve alegre entre el pop, el folk, el calipso y el reggae.

”Es loco porque esas canciones suenan como a playa y las hice en un contexto súper frío”, dice el cantautor mexicano Caloncho, que se mueve entre el pop, el calipso, el folk y el reggae. Las composiciones de Fruta Vol. II son un devaneo dulce que oscila entre el amor y lo bien que se lo pasa entre el mar y las fiestas. Y con este segundo trabajo, Caloncho volverá a Buenos Aires para encontrarse con un público que lo recibió “con mucha euforia y buena onda” en noviembre pasado.

El contexto de las composiciones de Fruta Vol. II fue europeo. El cantante fue a hacer un intercambio de estudio a Francia para su carrera de Relaciones Internacionales, pero aclara que sobre todo fue “a pasarlo bien”. Allí experimentó la soledad más drástica y extrañó la cotidianeidad del sol mexicano. “Son lugares gélidos, grises, llenos de lluvia y nieve. Estaba triste como de nostalgia, quería estar en la playa mexicana o apreciar el hecho de que salga el sol todos los días.”

Originario de Sonora, el mexicano explotó la cruza del desierto con las playas y tiñó las canciones de ese pulso inevitable. Es que crecer en la naturaleza y tener la playa en el barrio es un privilegio. “El clima que se ve reflejado en la música que hago es como de anhelo porque tiene mucha playa, mucho mar”, dice. Y aclara que es el mar que viene de islas, del reggae, el calipso y el rocksteady. Del desierto de Sonora rescata el folk norteño y algo del “western gringo”. Y con esos paisajes suenan El derroche, la descripción de una fiesta en la que no pudo “dosificar felicidad”; Palmar, un calipso que es una invitación a disfrutar del día en el mar: “Echados al sol sin tu bañador, y nunca regresar a la ciudad”.

Producido por su amigo, maestro y profesor de batería, Siddharta, el disco es una sucesión de imágenes tropicales. Colores, mangos, animales, piel bronceada, la luna y todo lo que representa el sueño caribeño están en este disco para el que Caloncho también usó garbanzos, encendedores, agua y el cierre de “una chamarra” que suena como un shaker. “Jugando aprendí y así me involucré a la música, y es lo lindo de esto, que permite tener un comportamiento pueril y lúdico con la cotidianidad”, dice y reparte elogios para los músicos Michael Kiwanuka, Rodrigo Amarante, Elsa y Elmar y Los Hermanos.

Caloncho es Oscar Castro, pero nadie lo llama así, sino como lo apodó su abuelo, quien fue una influencia inevitable porque fue, junto a su padre, la primera persona que vio agarrar una guitarra. Quería tocar con ellos y como ellos. Y como prueba de ese corazón familiero está Julia. “Fue un sueño, es una canción de cuna, le puse así en honor a mi abuela, y si en algún momento tengo descendencia me gustaría que se llame así”, fantasea Caloncho desde quién sabe qué horizonte mexicano.

* Jueves 12/5 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 21.

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