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Jueves, 2 de junio de 2016

GAL GO Y LUX RAPTOR

Ying, yang, etcétera

Compañeros en Los Hermanos McKenzie, presentarán juntos sus discos a solas: él con despliegue técnico, ella con urgencia casera.

“Somos una generación que mezcla un montón de cosas, desde música hasta lo que se te ocurra”, dice Ignacio Czornogas, productor musical multi-instrumentista y fundador de Los Hermanos McKenzie, quien, como buen espíritu inquieto, grabó un nuevo trabajo solista: Gal Go, cuya sonoridad se desprende no sólo de las mezclas folclóricas autóctonas y africanas, sino de las fusiones de las fronteras.

Gal Go surgió en Noruega, mientras él escuchaba un compilado de versiones de la compositora y poeta Leda Valladares. Una quena y un sampler bastaron para dar nacimiento a este EP de cinco canciones acostadas sobre un colchón de sonido electrónico y uniforme. Una atmósfera de groove, telekinesis y ritmos tribales se apodera del disco epónimo del alter ego de Czornogas. “Aca Seca Trío hace una versión de Canto en la rama, de Valladares; es un pequeño fragmento que puse al inicio y al final de la segunda canción, Yaravi Hop, y después agarré esa flauta y la sampleé. Es circunstancial, no tiene que ver con Noruega”, dice.

Y en esa combinación de cosas mencionada por Czornogas también se mezclan las personas, las influencias, los viajes, las giras, los instrumentos. O más bien se unen. Lux Raptor, amiga del líder de Hermanos McKenzie, y parte de esa banda, publicó su tercer disco solista, Espectral, que a simple escucha parece cohabitar el mismo universo que Gal Go. Son canciones ambientales, de estructuras llanas y voces susurrando, que su autora recomienda escuchar con auriculares.

Lux se destaca en lo lúdico. Y como jugando compuso estos ocho temas que grabó y mezcló en un mes en su casa: voces, teclados hogareños, máquina de ritmos, guitarras y Monotron Delay. Sonidos de videojuegos y mambos astrales se suceden desde Electra, el primer disco, y repiten en Sobrenatural, el segundo. “Son grabaciones caseras que responden a una idea del cielo; hay una canción que se llama Eclipse, que es bastante de ese palo. Quizás cambia un poco el sonido, pero la ideología sigue por ese camino”, cuenta Lux, que en el primer disco incluyó Mensajes alienígenas, la grabación de un contestador de sonido metálico sobre una pista de lo que pareciera un X-File.

“No deja de ser algo muy experimental en lo tímbrico, en la forma de las estructuras, son temas no muy comunes, tiene grandes momentos y chiquititos también”, dice Ignacio acerca del disco de su compañera, con la que se juntará para presentar sus obras la misma noche. Complementados en un ying-yang de sonidos que se integran, hablan del disco del otro: “El de Lux es bastante profundo, su música es reconfortante, como para abrazar”, dice él. Y ella: “Es un joven productor que está en el detalle. Cuando me mostró el desarrollo de las canciones me pareció zarpado, impecable con los sonidos, la textura, los instrumentos que entran y salen. Cada canción tiene un estilo diferente. Es muy completo y profesional”.

* Sábado 4/6 en Roseti, Roseti 722. A las 21.

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