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Jueves, 9 de septiembre de 2010

Nombres, nada más

La relación nominal entre el rock argentino y la política, no sólo vernácula, comienza en Mendoza a mediados de los ‘80 con los punks Kinder Videla Mengele, que agrupaba en su nombre al dictador argentino y al médico nazi Joseph Mengele, aquel de los experimentos en la búsqueda de una “raza superior”. Luego, Andrés Calamaro y Roberto Pettinato formarían un grupo fantasma bajo el magnífico nombre Los Maxilares de Perón. Más tarde vendrían los Dead Menem’s y su infaltable hit El gordo droga. El caso más reciente, además de los presentados en esta nota, es el de Los Levingston, un grupo del sur conurbano cuyo guitarrista es descendiente directo de Roberto Levingston, presidente de facto de la segunda etapa de la llamada “Revolución Argentina” (1970-1971). Los Levingston decidieron no participar de esta nota para no herir susceptibilidades familiares, pero su guitarrista Touchi Levingston (nieto del hombre de armas) dejó en claro que “¡no se trata de rock golpista!”.

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