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Jueves, 29 de septiembre de 2011

JULIETA PINK (METRO Y MEDIO, METRO):

“Mi mérito es que no me echaron”

El de Julieta Pink es un caso único. Su nombre evoca ingenuidad y el color de una figura de dibujitos animados que no hablaba y ella, en cambio, es una orgullosa locutora con carnet. Es de las más jóvenes de la nueva camada de locutores (28 años) pero ya cuenta con una década en el ambiente (“Me puse a pensar en eso gracias a que mi mamá me regaló dos pulseritas y ya perdí una en el verano”). Es reconocida por su labor pero sólo trabajó en dos radios (“mi mérito es que no me echaron”) y se siente parte del “árbol genealógico de gente copada” que habita el medio. La ya célebre sección “Gorda con Helado” dice algo sobre su personaje con recomendaciones absolutistas sobre el “deber ser” con estrógenos. Pero a esa imagen la dota con una naturalidad que la aleja del envoltorio chicklit.

Le cuesta recomendar a los que, demo en mano, esperan en las puertas de las radios pues –como se decía más arriba– su camino fue único. Entró por un casting cuando Pergolini lanzó X4, él mismo le tomó la prueba y terminó siendo seleccionada. “Seguía la Z-95, FM HIT, todo lo que te puedas imaginar, pero nunca en mi vida había escuchado Cuál Es? Lo contaba y me decían, “no boluda...”, y para mí era Mario el de CQC. Era bastante inocente. Es muy loco. Pero es lo que me tocó”, cuenta la ladera de Sebastián Wainraich en Metro y Medio. Juntos acaban de cumplir las mil quinientas emisiones.

–¿Hay una nueva camada de realizadores en las radios principales?

–Yo creo que la radio es muy generosa. Todo el tiempo se va renovando. Depende también de quienes estén a la cabeza del programa y dejen que los demás se luzcan. Si ellos son abiertos, y no hay celos, ya que el equipo es fundamental, te podés hacer un lugar. Hoy se recibe a gente de todos los palos. Si te gusta, sos bueno, te vas a quedar. Es un buen momento.

–¿Y cuál es “tu” lugar?, ¿qué aspecto de lo que hacés se conjuga bien con la Metro?

–Nunca imaginé que podía enganchar. Sebas fue de los generosos al convocarme. El perfil de Metro es más de una cara conocida, que tenga cierta coherencia, como que te los imaginás comiendo todos juntos. No es que entre un programa y otro se corta la onda.

–¿Cómo vas modelando el personaje que construiste?

–Yo me aburro mucho. La esencia es la misma pero la voy cambiando. A veces soy más guaranga, otras no. Es bastante espontáneo. Cuando se ríe Sebas es como una señal de que funciona. Tampoco es muy fidedigna. Si bien tenemos mail, Twitter y demás, seguimos haciendo radio para nosotros. La satisfacción está cuando se ríe el operador, pensás que puede haber pasado algo del otro lado.

–Tu camino fue el inverso al de muchos que llegan al medio desde la pantalla chica, ¿qué opinás de esa modalidad?

–Hay como una fantasía. Me doy cuenta cuando vienen celebrities que te dicen “che, está bueno hacer radio”, porque estamos relajados al aire, comiendo, o me estoy pintando las uñas en el estudio. Después prueban un ratito y realmente te tiene que gustar para que sea una rutina. Yo lo disfruto porque “soy” de radio. El que no, lo hace por una temporada, no sé, va a una estación de Pinamar. Eso es hacer radio pero no es “el sacerdocio” que es para mí. Le doy preponderancia por sobre el resto de las cosas. Amo lo que hago.

Metro y Medio. Lunes a viernes de 18.00 a 21.00 hs. Metro FM 95.1

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Imagen: Cecilia Salas
 
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