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Domingo, 3 de enero de 2010

UN CICLO PARA APANTALLARSE

Cine como en el cine

Con programación de Fernando Martín Peña, el Malba dedica uno de sus ciclos de enero a películas que ilustran de las formas más diversas aquello del “cine dentro del cine”. Así, habrá un documental sobre John Ford hecho por Peter Bogdanovich, otro sobre la nunca realizada versión de Yo Claudio, se proyectará en copia nueva El ocaso de una vida (Sunset Boulevard), homenajes como La discoteca del amor de Aristarain (a Kiss Me Deadly de Aldrich) y citas famosas como La rosa púrpura de El Cairo. Un verano cinéfilo.

 Por Alfredo Garcia

“A lo largo de su historia, el cine se ha mirado a sí mismo de muy diversas maneras, desde la celebración hasta la sátira, pasando por el registro documental y ese extraño tipo de film, producto de la cinefilia, que cita films previos sin decirlo.” Partiendo de esta premisa, en enero se podrán ver en el Malba unos 30 films programados para ilustrar de las maneras más diversas eso del “cine dentro del cine”, incluyendo títulos de directores como Billy Wilder, Douglas Sirk, François Truffaut, Peter Bogdanovich, Robert Aldrich, Woody Allen, Buster Keaton, Gene Kelly, Jerry Lewis, Nicholas Ray y hasta Ingmar Bergman.

La selección incluye tanto clásicos raramente proyectados en fílmico como rarezas imperdibles. Por ejemplo, hay una copia flamante de Sunset Boulevard (El ocaso de una vida, 1950) la gran película de Billy Wilder con William Holden convertido en el joven guionista-gigoló de Gloria Swanson, antigua estrella del cine mudo convencida de que puede regresar como Salomé de la mano del mismísimo Cecil B. De Mille –que aparece en medio del backstage de Los diez mandamientos–. No hace falta explicarles a los cinéfilos que esta obra maestra también incluye la presencia esencial de Erich von Stroheim y un cameo de Buster Keaton. Sí es importante destacar que Sunset Boulevard se pasa en copia nueva de 35 mm, algo que hace décadas no sucede en Buenos Aires.

El ciclo también incluye una película prácticamente inconseguible de Douglas Sirk en otra copia flamante de 35 mm: Invitación al amor (Slightly French, 1949) con Dorothy Lamour y Don Ameche, todo un descubrimiento explicado de este modo en el catálogo del Malba: “Esta comedia reitera, a la Pygmalion, el recurso del maestro y la discípula predestinados a enamorarse luego de pelearse mucho. El ritmo general del film es más europeo que norteamericano y su tono es atípico, entre otras cosas porque Ameche no compone un galán convencional sino un egocéntrico desagradable, y porque Lamour no interpreta a la belleza exótica pero relativamente pasiva de sus films con Bing Crosby y Bob Hope, sino un personaje más enérgico y divertido. Sirk decide que el film es, ante todo, un juego de apariencias y procede a sintetizar esa idea de varias maneras, empezando por la conducta de los protagonistas: Ameche elabora una ficción para lograr ser reincorporado al estudio del que lo han echado a patadas; Lamour protagoniza esa ficción e interpreta en ella a una falsa francesa llamada Rochelle Olivia. Y así como ella debe parecer algo que no es, todo lo que ve el espectador resulta –en dos escenas significativas– no ser lo que parece”.

Entre las 30 películas que conforman este ciclo hay de todo, desde parodias de Mel Brooks como High Anxiety (La última locura de Mel Brooks, la gran cargada al Hitchcock de Los pájaros) hasta homenajes de culto como La discoteca del amor, de Adolfo Aristarain (¡con Cacho Castaña!), o cómo referirse a Kiss Me Deadly (Bésame mortalmente), la ópera prima de Robert Aldrich, pasando clips de Camilo Sesto... Y también hay films de culto de Aldrich como Intimidades de una estrella (The Big Knife, 1955) con Jack Palance, Ida Lupino, Rod Steiger, Shelley Winters, drama ultracrítico de la dictadura de los estudios que hirió tan profundamente al establishment hollywoodense como para que aún hoy no esté fácilmente disponible –no intente encontrar esta película en TCM–.

Entre las rarezas imperdibles también hay formidables documentales como Directed by John Ford, celebración de la obra del autor de Fuerte Apache, El hombre quieto y La diligencia a cargo de Peter Bogdanovich. O gemas imperdibles como La épica que nunca fue (The Epic that Never Was, 1965) documental de Bill Duncalf narrado por Dirk Bogarde sobre el proyecto fallido de Yo, Claudio (según la novela de Robert Graves) que intentó filmar Josef von Sternberg. Al respecto, Homero Alsina Thevenet explicó: “Este film basado en Yo, Claudio, de Graves, fue producido por Alexander Korda en Inglaterra, pero él mismo no llegó a dirigir satisfactoriamente a Charles Laughton en el papel titular y llamó como realizador a Josef von Sternberg, que en ese momento –1936– se encontraba descansando en Londres. Sternberg encontró atractivo el hecho de ‘mostrar cómo un Nadie se convirtió en un Dios y luego volvió a ser un Nadie’”. En su autobiografía, dedicaría después diecisiete nutridas páginas a detallar las vacilaciones, manías e infantilismos de Charles Laughton (que había fallecido tres años antes de publicarse el libro), pero a pesar de ese poblado anecdotario, el rodaje se hizo sin mayores inconvenientes hasta que se completaron unos 20 minutos de duración neta. En ese momento Merle Oberon sufrió un accidente automovilístico, el rodaje se interrumpió por fuerza mayor, y como era inminente el vencimiento de algunos contratos Korda optó por abandonar el film. El metraje conseguido fue conservado y presentado en 1965 por la BBC, con entrevistas a los sobrevivientes e introducción del actor Dirk Bogarde.

El programador, Fernando Martín Peña, también es el realizador de uno de los títulos del ciclo: Cómo se hizo “La hora de los hornos” (2007) que incluye testimonios de Fernando Solanas, Carlos Taborda, Fernando Birri, Juan Carlos Desanzo y Juan Carlos Macías. Y su criterio es tan amplio como para ofrecer Sherlock Jr de Buster Keaton, La rosa púrpura de El Cairo de Woody Allen, el documental La Leyenda de Bruce Lee de Leonard Ho (1973), El demonio nos gobierna de Bergman y Disparen sobre el pianista de Truffaut, y caprichosas nostalgias de los cines de barrio de la década del ‘70 como Cinco Locos en Hong Kong, alucinante rescate de los films del grupo cómico Los hermanos Charles, más recordados como los Cinco Locos Sueltos.

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La desquiciada Norma Desmond (Gloria Swanson) resistiEndose a correrse del centro de la escena en la magistral El ocaso de una vida (Sunset Boulevard, 1950)
 
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