radar

Domingo, 20 de junio de 2004

A toda carrera

Nacida bajo el signo de Leo, con el que se identifica, Lydia Lamaison cursó un par de años de Filosofía y Letras, como para complacer a su familia. A la vez, estudiaba guitarra, instrumento que dejó con gran sentimiento cuando en 1938 decidió consagrarse a la actuación. Aceptada por una agrupación de teatro independiente, debuta muy pronto haciendo el reemplazo del protagónico de Cándida. Al año siguiente, ya en la compañía de Blanca Podestá, es distinguida como Revelación por su labor en Madame Curie, al tiempo que arranca en el cine interpretando un papel secundario en Alas de mi patria, encabeza por Enrique Muiño y Delia Garcés.
Desde entonces, Lydia Lamaison –salvo por vacaciones– no dejó de trabajar y de ganar premios. Estuvo en varias compañías, años en el Cervantes y en el San Martín, caminó los clásicos, hizo televisión en vivo en Canal 7. Siguió con roles de soporte en cine hasta que Leopoldo Torre Nilsson la llamó para La caída (1959), Fin de fiesta (1960) y sobre todo Un guapo del 900 (1960). También protagonizó El romance de un gaucho (1961), donde enamoraba a un juvenil Walter Vidarte.
En los últimos años, esta lady capaz de amasar pastas mientras se bebe con fruición un whiskicito, después de participar en ciclos televisivos prestigiosos, se convirtió en la abuela oficial de las novelas (Nano, Celeste, Muñeca Brava, Provócame..., ahora Jesús, el heredero) sin dejar para nada el teatro (Gracia y Gloria, Comer entre comidas, Parecen ángeles) y con alguna sobresaliente incursión en cine (La puta y la ballena). Todo lo cual no la priva de sus tertulias nocturnas en Clásica y Moderna o de asistir a fiestas de fin de grabación donde baila como la que más. Especialidad: la salsa.

Compartir: 

Twitter

SUBNOTAS
  • A toda carrera
 
RADAR
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.