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Lunes, 4 de febrero de 2002

...ladrillo sobre ladrillo

En 1997, una educadora ecuatoriana directora de proyectos de la Fundación Kellog, Rosa María Torres, pasó por Córdoba y evaluó el trabajo que se estaba llevando a cabo allí a instancias de la Fundación Pedro Milesi. Sus observaciones, puestas por escrito, entusiasmaron al equipo de docentes de la Fundación a tal punto que tomaron estos apuntes como base del documento institucional que el año pasado elaboraron para poder divulgar los objetivos de la biblioteca y el centro popular. Además de enumerar las actividades que ya exceden la simple prestación de libros, el relato de la ecuatoriana agrega un cuadro vívido del lugar.
“A medida que la biblioteca ha venido ampliando y ramificando sus actividades, también han venido ampliándose sus instalaciones. A la pequeña casa de 400 m2 donde funciona la biblioteca y los diversos talleres, se han agregado nuevos espacios a pocos metros de distancia: un playón donde se realizan las actividades deportivas y las funciones de cine y, más recientemente, un terreno dado a la biblioteca en comodato gratuito –hasta hace poco cubierto de basura, maleza y escombros– donde funciona la huerta. La casa –esquinera, modesta– consta de tres plantas. El espacio central, en la planta baja, lo ocupa la biblioteca, espaciosa, luminosa, amueblada con mesas, sillas y estanterías de estilos muy diversos, donados o recuperados por doquier. (...) Todo esto se hace a partir de una biblioteca que, sin dejar de ser biblioteca y sin renunciar a la centralidad de la lectura, ha comprendido el enorme potencial que tienen una y otra –biblioteca y lectura– para encarnar una misión cultural y de desarrollo humano en sentido amplio.”
Claro que para llevar adelante todas las actividades, el tema del dinero no es nada menor. Según las estimaciones, la biblioteca y el centro cultural tienen un presupuesto anual de 200 mil pesos: algo menos de 20 pesos por mes. Este dinero sale de socios aportantes y subsidios de fundaciones como Arcor, Antorchas, Minetti o Kellogg, embajadas como la de Canadá u Holanda. Además, en la Fundación Pedro Milesi destacan el aporte de Suecia a través del Centro de Estudios Latinoamericanos de la ciudad de Lund, que se encarga de gestionar los aportes de la autoridad sueca para el desarrollo internacional. Por otra parte, varias de las instalaciones que se fueron construyendo en el centro cultural fueron construidas con sucesivos subsidios del gobierno sueco, sumado al apoyo de la ONG de Lund.

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