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Domingo, 10 de junio de 2012

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“Palomita blanca” (1929)

Música: Anselmo Aieta.

Letra: Francisco García Jiménez

Bandoneonista, compositor y director, también conocido como “Lagaña” y “El brujo del bandoneón”, Anselmo Aieta (San Telmo, 1896-1964) fue una figura prominente de la generación de tangueros surgidos en el primer cuarto del siglo XX, época en que se produjo una división de los estilos de interpretación del género. En esa fractura, Aieta se consolidó como un baluarte del tradicionalismo, frente a la renovación que trajeron personajes esenciales como Maffia y Láurenz en el bandoneón. Intuitivo y autodidacta, de un talento considerado nato (a falta de una formación académica), Aieta integró al principio, entre 1919 y 1923, la orquesta de Francisco Canaro, y compuso “El huérfano”, primero de su serie de tangos con el poeta Francisco García Jiménez. Después de Canaro, formó su orquesta, con la que tocó en cafés, cines y clubes con tanto éxito que armó varias formaciones que se presentaban simultáneamente. Sus canciones lo convirtieron en un favorito de Gardel, que grabó 16 de sus temas. “Palomita blanca”, corresponde a la época en la que vivió su pico de creatividad, de principios de los ’20 a mediados de los ’30, años en los que también compuso “Príncipe” (1922), “La mentirosa” (1923), “Suerte loca” (1925), “Siga el corso”, “Tus besos fueron míos” (1926), “La chiflada” (1927), “Entre sueños”, “Alma en pena” (1928), “Prisionero”, “Chau ingrata”, “Tras cartón”, “Tan grande y tan sonso” y “Qué fenómeno”, (1929), “Primero campaneala” y “Bajo tierra” (1930), “Ya estamos iguales” (1934).

Su ausencia esta congoja me dio,
y a veces su recuerdo es un bien
que pronto se me ahoga en dolor...
Y nada me consuela
de ir siempre más lejos
de verme sin ella.
Mi paso va adelante
y atrás el corazón.
El rumbo que me aleja tan cruel,
me roba sus caricias de amor,
y sólo el pensamiento la ve,
la escucha embelesado,
la besa con ansias,
la siente a mi lado.
Y voy, así soñando,
más lejos cada vez...

Blanca palomita que pasás volando
rumbo a la casita donde está mi amor,
palomita blanca, para el triste ausente
sos como una carta de recordación...
Si la ves a la que adoro,
sin decir que lloro, dale alguna idea
de lo muy amargo que es vivir sin ella,
que es perder su amante calor...
Sigan adelante, pingos de mi tropa,
que de un viento errante somos nubarrón
y en un mal de ausencia se nos va la vida
siempre a la querencia dándole el adiós...
¡Palomita blanca!
vuela noche y día de mi nido en busca
y escribí en el cielo con sereno vuelo:
“No te olvida nunca, sólo piensa en vos”.

No sabe aquel que nunca dejó
su amada a la distancia, el pesar
que al alma impone un duro rigor,
que viene de ladero,
que a ratos la nombra
midiendo el sendero,
mirando allá en la sombra
los pagos que dejó...
La he visto entre mis brazos llorar
la he visto al darme vuelta al partir
su tibio pañuelo agitar,
y luego irse achicando
su imagen lejana...
y en mi alma agrandado
su encanto... y esta pena
de no tenerla más...


Percal Tango presenta su nuevo disco Mirá que Lío Santo, con un repertorio de obras propias y nuevas, para romper con la “cierta tendencia de fusión” que caracteriza parte del último período musical de Buenos Aires. Tangos, milongas y valses con un sonido original, que respeta y valora lo más tradicional del género. El jueves 28 de junio, en el Café Vinilo, a las 21. Gorriti 3780. Entradas $ 30.

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