rosario

Domingo, 17 de junio de 2007

SANTA FE

El laberinto jurídico que envuelve a un menor preso

La historia de Heraldo V. el joven toba que estaba detenido
en Coronda sin que ningún juez lo supiera, brinda más detalles
de lo que el sistema permite con menores en conflicto con la ley.

 Por Alicia Simeoni

El juez de Instrucción Nº 3 Luis María Caterina ordenó la libertad y por tanto dejó sin efecto la declaración de rebeldía que libró en agosto del año pasado sobre el joven Heraldo V. cuando no sabía que estaba detenido en la cárcel de Coronda. Por el contrario para el juez de Menores Nº 2 Juan Leandro Artigas, quien tiene la tutela del chico pero quien tampoco tenía conocimiento de su paradero, Heraldo debe seguir en la Unidad Penitenciaria 3 -todavía no resolvió su situación- adonde llegó a partir de que pidió su traslado y entonces cobró existencia real para los dos juzgados. "Lo que asusta sobre todo es el oscurantismo del trámite que implica que un chico puede quedar depositado en un lugar de encierro sin que nadie se entere, lo que da la pauta de la falta de control y de garantías procesales, dijo a Rosario/12 el abogado Gustavo Lorenzo de la Defensoría del Pueblo en Rosario. Historia del desamparo y el olvido hacia un chico cuyo caso puede tomarse como un paradigma de lo que sucede con la minoridad excluida, que en la práctica no es sujeto de derecho. Heraldo V. había llegado del Chaco para intentar subsistir en uno de los barrios en los que la indigencia muestra su rostro más cruel, el de la comunidad toba.

Lorenzo, del Centro de Atención a la Víctima de la Defensoría del Pueblo opinó en relación al 'olvido' que los dos magistrados tuvieron para con Heraldo V. que una de las razones por las que puede suceder un caso como ése es porque los traslados de un lugar a otro los resuelve la policía y los comunican al juez después de que se hacen. "Esto no es legal, el Poder Judicial siempre debe saber donde está detenida una persona, por cuestiones procesales y de garantías legales. Este caso es más serio aún porque se trata de alguien que estaba en una medida tutelar que por otra parte continúa y que nunca cerró. Se permitió una medida tutelar de encierro sin ninguna información de lo que pasaba durante casi un año. Quiere decir que un juez tuvo encerrado a un chico durante todo ese tiempo sin saber cómo iba la medida tutelar".

El abogado recordó que el año pasado la Defensoría del Pueblo había pedido informes sobre los jóvenes que estaban con el régimen de tutela y a la vez detenidos en unidades del Servicio Penitenciario provincial. El nombre de Heraldo V. no apareció en las respuestas que se dieron desde Coronda ni tampoco desde la UP 3.

La Argentina es firmante de las convenciones internacionales que establecen que deben existir "establecimientos especiales para la franja de jóvenes a quienes se responsabiliza pero que son menores de 21 años. No se puede mandar a un chico, a una persona que está en formación a una cárcel con adultos cuando se requieren medidas socioeducativas e intervenciones especiales de acuerdo a su realidad familiar, a las situaciones de adicción si las hay u otras que se presenten". Gustavo Lorenzo insistió en la preocupación por la libertad que se le da a la policía para determinar el lugar del encierro..."Hay una práctica en cuanto a que el juzgado deja hacer, que no hay un seguimiento o control y los mecanismos se transforman en vías para el depósito de personas. Sobre todo lo que asusta es el oscurantismo del trámite que implica que un chico pueda quedar depositado en un lugar de encierro sin que nadie se entere. Eso da la pauta de la falta de control, de garantías procesales de un procedimiento mínimamente claro que determine cuando uno debe quedar privado de libertad y cuando no".

El juez Caterina procesó a Heraldo y cuando lo citó para notificárselo lo hizo a la dirección de Almafuerte y la vía. Por supuesto que el chico nunca se presentó ni se enteró de la citación porque estaba detenido en Coronda, de allí que el titular de Instrucción 3ª lo declarara en rebeldía y dispusiera su detención, en este caso por la tentativa de robo de una moto en la vía pública.

Mientras tanto el juez Artigas que lo detuvo en el 2005 por el asesinato del sargento Orlando Martínez, no dictó todavía la sentencia aun cuando la etapa de investigación culminó en mayo del año pasado. Heraldo todavía es inocente ya que el juez no lo procesó por ese crimen que ,por otra parte, desde distintas voces policiales se atribuye a una interna entre la fuerza. Además y en caso de hacerlo, de culpabilizarlo, deberá darle tiempo, con su tutela, para imponer la pena. Sin embargo el joven que recién ahora tiene 19 años ya lleva 2 detenido, primero en el IRAR, luego en una seccional policial desde la que fue llevado a Coronda y allí su traslado a la UP 3 cuando dejó de ser un NN y su existencia cobró dimensión. El chico abrazó la religión evangelista y de allí Artigas sostuvo que "estar en Coronda le hizo bien".

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Ahora Heraldo V. está detenido en la Unidad Penitenciaria 3. Un juez de instrucción anuló su "declaración de rebeldía".
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