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Lunes, 31 de agosto de 2015

DEPORTES › CENTRAL LE GANó A UNIóN CON LA MíNIMA DIFERENCIA UN PARTIDO PELEADO

Sigue en carrera por el torneo

El canaya sufrió más de la cuenta pero demostró que tiene recursos de sobra: aparecieron jugadores inesperados, como Pinola y el autor del gol, Larrondo, que la puso de cabeza a 20 del final. Así, completó una gran semana futbolística.

0 Unión: Fernández; Zurbriggen, García Guerreño, Sánchez, Maidana; Villar, Sánchez, Martínez, Malcorra; Gamba, Riaño. DT: Leonardo Madelón.

1 Central: Caranta; Salazar, Gómez Andrade, Pinola, Alvarez; Montoya, Musto, Fernández; Cervi; Larrondo, Ruben. DT: Eduardo Coudet.

Gol: ST 24m Larrondo (C).

Cambios: ST Desde el inicio Aguirre por Cervi (C), 9m De Iriondo por Sánchez (U), 21m Soldano por Riaño (U), 30m Castro por Maidana (U), 33m Domínguez por Montoya (C), 44m Lo Celso por Musto (C).

Arbitro: Luis Alvarez.

Cancha: Unión.

Recursos de sobra, eso fue lo que demostró Central anoche. Cuando no aparecían los desequilibrantes y el juego se mantenía cerrado y friccionado, el canaya se abrazó a la victoria con un cabezazo lapidario de Larrondo. El elenco dirigido por Coudet mantuvo la diferencia con el puntero Boca: quedó a siete puntos.

Unión fue, para Central, un rival muy incómodo desde el primer minuto. El local jugó a la pelea en el mediocampo y, una vez con la pelota, desniveló con avances rápidos por las bandas. Y así, con simpleza, complicó al canaya, que no supo hacer pie en Santa Fe. Enojado, Coudet veía desde el banco cómo la pelota circulaba por sobre la cabeza del creador Cervi. El petiso no recibía con espacios y no tenía posibilidades de asociarse con los de arriba. El tatengue hacía daño y, además, fue perjudicado por Alvarez, que pitó penal ante una clara mano de su homónimo, el defensor, dentro del área.

Al promediar la media hora, Central pudo acomodarse levemente, pero debió conformarse con la lucha. Por méritos del local que imponía condiciones, pero también por ausencia de las condiciones que lo llevaron a los primeros puestos. Ruben, Larrondo y Cervi la tocaban poco y nada. Sin embargo, el canaya no podía relajarse porque Unión estaba agazapado, expectante, sobre todo a través de las subidas de Gamba por la derecha y los huecos que le dejaba Alvarez, reemplazante de Villagra.

Al canaya le faltaba claridad, esa que también aporta en grandes dosis Nery Domínguez, que lo miraba desde el banco. Precisaba una pausa que despejara los caminos y le ganara a la ansiedad. Porque por más que haya predominado la intensidad, al primer tiempo se lo comieron las imperfecciones y los accidentes. También lo condicionó el árbitro con el grave error inicial, los hinchas se predispusieron de mala manera y los jugadores se contagiaron. Prevalecieron los aguerridos por sobre los habilidosos y el cero fue bastante grande.

En la vuelta del vestuario, Cervi no pudo seguir por una lesión en el hombro tras una caída y las cosas se le complicaron más aún al canaya. Lo reemplazó Aguirre, más vertiginoso y sin tanto criterio. El cambio perjudicó las intenciones de Coudet de jugar por abajo. Molesto, el DT insistía con el pedido porque veía como sus jugadores se repetían en el pelotazo intrascendente. Unión crecía y tenía chances.

Como los diferentes tenían una mala tarde-noche, surgieron casi como estandartes otros actores. Pinola fue uno de ellos, clave en defensa y corajudo para avanzar en el campo e inquietar al arquero tatengue. El zurdo es una de las mejores incorporaciones de Coudet y en poco tiempo se convirtió en líder de la zona baja. Y en partidos tan cerrados, también es clave la administración precisa de la pelota parada. Cuando faltaban 20 minutos, llegó un córner preciso al área, los centrales cortinaron muy bien y Larrondo la mandó a guardar. El lungo anotó su segundo gol consecutivo, ingresó bien y rápido en el equipo. No podrá prolongar la racha porque llegó a las cinco tarjetas amarillas.

El tanto disminuyó las esperanzas de Unión, que lo sufrió como un mazazo. Siguió intentando, desnudó falencias del fondo de Central, pero careció de pericia. El canaya defendió la ventaja con criterio y tuvo paciencia. Con un poco de angustia se aferró a los tres puntos y completó una gran semana. En apenas tres días avanzó de ronda en la Copa Argentina y se mantiene ilusionado a siete unidades de Boca en el torneo.

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Pinola fue clave en defensa y corajudo para avanzar en el campo para inquietar al arquero tatengue.
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