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Sábado, 21 de abril de 2007

DEPORTES › LA SEMANA QUE VIENE LA JUSTICIA DEFINE EL FUTURO DE SCARABINO

Quiénes ganan y quiénes pierden

Si la jueza Giorgetti repone en el cargo de presidente del club a Scarabino, quedará descabezada la actual conducción.

 Por Alejo Diz

La posibilidad cierta de que la Justicia avale el pedido de Pablo Scarabino por retomar la conducción de Central anuncia cambios bruscos en la vida institucional de la entidad de Arroyito. Quienes le negaron la vuelta al presidente no dejan de alertar el caos que producirá su reaparición, aunque omiten dar alguna explicación genuina sobre ello. Scarabino, en tanto, va por más. Denuncia penal mediante, el titular canaya, traicionado por sus compañeros de comisión, reitera su promesa de combatir a las "mafias", bregando así por una segunda oportunidad al mando de la entidad. "No voy a negociar", dispara Scarabino, dejando en incómoda posición a los directivos, que en los últimos días han intentado acercarse al titular auriazul, sin mayor suerte, debido a los pronósticos que llegan desde Tribunales.

La jueza Liliana Giorgetti, a cargo del juzgado que entiende en la convocatoria de Central, deberá expedirse la semana que viene, una vez que finalice su licencia, sobre el amparo elevado por Scarabino para volver a ocupar el sillón auriazul. Las probabilidades de que la Justicia avale su pedido son ciertas, más aún luego de leer la débil respuesta que los directivos acercaron al juzgado sobre la petición del presidente.

La posición de los actuales dirigentes es comprometida. Tanto, que no todos ellos firmaron la contestación redactada por los abogados del club y algunos, como Juan Dalbes, amagan con renunciar en su círculo íntimo.

Pero si la Justicia se pronuncia a favor de Scarabino se librará una puja política que debería desembocar en la renuncia de quienes le cerraron la puerta en la cara al presidente auriazul. ¿Por qué Gonzalo Estévez y Dalbes, por citar sólo el ejemplo de quienes eran amigos de Scarabino, se aferran al cargo? Aunque de no producirse ningún paso al costado la batalla interna que se desatará sobre Arroyito dejará a la institución al borde de la quiebra y muy cerca del fideicomiso, escenario que agrada algunos.

De todos modos quizá no serán necesarias las renuncias de los dirigentes. Porque en el amparo mismo Scarabino solicita la suspensión de ellos por haber violado el estatuto al impedirle el ingreso a la sede el día que anunció la finalización de su licencia. "Voy a volver, pero no puedo seguir al lado de esta gente", subrayó Scarabino, marcando una distancias insalvable con la directiva.

De conseguir el guiño judicial, el presidente gobernará con los directivos que ostentan cargos suplentes, con quienes Scarabino ya mantuvo conversaciones. Pero también se atacará la estructura construida en las divisiones inferiores desde la partida de Pascuttini. "Ya no hay chicos que quieran venir al club", se lamenta el presidente.

Más allá de los nombres propios, lo que Central necesita es una conducción con un proyecto definido para sacar a la entidad de la ruina financiera. Central ha sido mal administrado. Por eso la jueza retuvo los fondos que ingresaron por la venta de tres jugadores a River. Y por eso el futuro de la entidad se definirá en el despacho de un juzgado.

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Pablo Scarabino espera que la justicia lo vuelve a poner como presidente de Central. "Voy a volver, pero no puedo seguir al lado de esta gente", subrayó Scarabino.
 
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