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Jueves, 20 de septiembre de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › FITO PAEZ HABLA DE SU FILM "¿DE QUIEN ES EL PORTALIGAS?"

"Diría que buscamos el absurdo"

Así define a su nueva película, que se estrena hoy. "Era sacar un poquito la idea del costumbrismo, que me tiene un poco hinchado las pelotas", agregó.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Si bien su primer incursión formal en el terreno audiovisual fue a mediados de los 90 con el mediometraje La balada de Donna Elena, Fito Páez se instaló como director con Vidas privadas, primer largometraje con el que --a partir de una escritura conjunta con Alan Pauls y reuniendo en el elenco a Cecilia Roth, Gael García Bernal y Héctor Alterio-- se sumergió en una temática vinculada con la recuperación de la identidad, con la reconstrucción de la memoria para aquellos que se vieron forzados a abandonar el país ante la imposición del Proceso de Reorganización Nacional.

Si bien las críticas no acompañaron al trabajo, Páez jamás resignó al lenguaje cinematográfico como un terreno apto para la búsqueda y la experimentación. De esa manera, el músico volvió a calzarse el traje de director con ¿De quién es el portaligas?, film que hoy tendrá su estreno nacional proponiéndose como una realización disparatada, en la que marca un cambio de rumbo y --apelando esencialmente a la comedia y el absurdo-- se instala en Rosario para narrar una historia de amistades inquebrantables en los '80.

De paso por la ciudad para acompañar el avant première de su segundo largometraje, Páez dialogó con Rosario/12 y se refirió respecto al giro impuesto en esta nueva obra, algo que, según afirmó, no se dio de manera premeditada. "La verdad creo que no lo pensé. A ver, cuando filmé Vidas Privadas, e incluso La balada de Donna Elena, e incluso te diría con los discos, nunca pensé que iba a hacer tantos discos, o que iba a tocar tanto en vivo. Sé que suena raro, pero es la verdad. Con Vidas privadas fue una situación muy extrema por todo lo que rodeaba al proyecto, y fue bueno parar. Cuando tuve ganas de volver a escribir y de hacer una película me puse a escribir y hacerla. Ahora que pasó el tiempo y están las dos hechas podría llegar a decirte que esta se puede llegar a pensar como una peli reactiva a la otra. Pero a lo mejor sería una forma de intentar explicar algo para tranquilizarnos, porque tampoco sé si fue así exactamente", analizó respecto al film que protagonizan Julieta Cardinali, Romina Ricci, Leonora Balcarce, Gonzalo Aloras, Carlos Resta, Cristina Banegas, Lito Cruz y Darío Grandinetti, entre otros.

En esa misma línea, Páez afirmó: "Sí sé que esta fue una película en donde todo el proceso se dio con mucha alegría, tanto en la escritura que fue en solitario hasta lo que empezó a pasar cuando el proyecto empezó a salir de la habitación, las primeras lecturas de las chicas, o cuando tuve que buscar el dinero. Fue todo mucho más sencillo y relajado, encima tuvimos la suerte de poder filmarla en Rosario, entonces cerraba por todos lados y todo iba siendo cada vez mejor. Todo iba funcionando, como cuando estás en un barco que va navegando bien".

-¿Eso puede estar relacionado con que, en su rol de director, asumió el proyecto con otra serenidad?

-Mirá, la verdad es que no quiero mentir y no quiero ser chanta, pero no pienso en las cosas al momento de hacerlas, las hago. Incluso el de Vidas privadas fue un proceso muy placentero, lo que pasa es que en un momento te tenés que poner a investigar sobre cosas, y siempre te da placer saber, lo que pasa es que lo que sabías sobre aquel tema era todo siniestro, un monstruo de mil cabezas, que es la Argentina. Esto era todo lo contrario, era alegría por donde lo vieras, incluso desde el hecho de crearte escollos para poder superarlos. Y un poco está lo que yo decía por algún lado, y es que la comedia no pregunta, avanza. Eso hizo que fuera más inconsciente el trabajo, y ahí uno siempre se siente más libre y más disparatado. Y por supuesto cada uno tiene su inconsciente, entonces funciona de manera diferente para cada uno. Estoy muy contento y fue muy hermoso hacerlo.

-Algunas de las cosas que se han hablado en torno a la película es esta cuestión de que la plantean como un homenaje a Almodóvar. Sin embargo parecería más un homenaje suyo al cine en general, y de hecho no se trata de una película almodovariana...

-Sí, estoy de acuerdo. Pero, ¿viste?, son charlatanes. Imagináte pasarte tanto tiempo de tu vida haciéndole un tributo a alguien... es mucha responsabilidad. Lo que sí creo es que, como fue escrita con tanta libertad, no tenía la presión de hacer una película sobre nada, entonces empecé a pegar escenitas y vi que había muchas cosas que podía utilizar. Como el comienzo de El Padrino, con el mismo plano. Después otra de Thelma y Louise, pero con las chicas escapando a caballo y no en auto. Y pensaba en lo de Almodóvar, porque para mí Pedro es una gran influencia, pero inmediatamente cuando pensás en los 80, por lo menos los que tenemos entre 20 y 50, pensamos en Pedro, porque él funda los colores estridentes. De alguna forma inventa la época en el cine, y cuando se piensa en los 80 definitivamente pensás en Almodóvar. Por supuesto hay otros autores que hicieron cosas maravillosas, pero él reinventa el melodrama, le pega una nueva vuelta de tuerca con humor, e instala los colores. A la vez el color tiene también que ver con contar una época explosiva, y puede quedar librado a la interpretación de cada uno, pero contar los 80 en Argentina con colores era también decir que veníamos de una época muy gris. Igual lo lindo de la peli es que no está el entorno de la época con el chumbo en la cabeza, simplemente está el relato de este grupo de gente. Después lo otro es un viaje que puede hacer cada uno.

-Planteaba que a lo largo de la película fue reuniendo diversas escenas. ¿En ningún momento temió que se le fuera de las manos?

-No, apenas empecé a escribir sobre la estructura sabía que entraba en un disparate. Al contrario, cuanto más la fui disparatando en el proceso de escritura, ensayos y filmación, la película ganaba cada vez más sobre ese foco. Te diría que buscamos el absurdo, creando situaciones absurdas. Era sacar un poquito la idea del costumbrismo, que me tiene un poco hinchado las pelotas, y más que ya haya llegado al cine. Por supuesto se pueden encontrar películas preciosas dentro del costumbrismo como lo hacen artistas enormes como Adolfo Aristarain, Favio, Lucrecia Martel, Adrián Caetano. Pero el lenguaje televisivo se come todo. Eso ya se ve y asusta un poco.

-Si bien dice no pensar en este tipo de cosas, ¿De quién es el portaligas? marca el rumbo que quiere seguir como director?

-Más que nada creo que hay que seguir el deseo de lo que uno quiere contar en ese momento. En aquel momento salió esto y ahora hay muchas ideas para una próxima peli, vamos a ver cuál me gana. Siempre hay una que te tira más, pero de todas formas estoy avanzando en varias. Porque como es tan difícil el proceso de las financiaciones, a veces es más fácil hacer una película que otra, y yo también me quiero entrenar. No quiero estar pensando mucho en hacer una gran película, sino que quiero filmar, quiero trabajar con los actores, el director de arte, la fotografía, la edición. Porque ahí está el trabajo del cineasta. Así que supongo que cuando una idea me interese iré por ahí.

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Julieta Cardinali y Romina Ricci, protagonistas.
 
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