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Sábado, 13 de octubre de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › MAÑANA COMIENZA EL FESTIVAL DE JAZZ ROSARIO

Dar cuenta de la creatividad

Diego Fischerman, crítico especializado de Página/12 y programador del encuentro, explica los criterios que tuvo en cuenta a la hora de armar la grilla de conciertos.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Inaugurándose con el concierto que mañana a las 21 se llevará a cabo en el Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España (que tendrá como protagonistas a Eduardo Di Melfi Cuarteto, Trío Martina-Torres-Manassero y Trío Greene-Demogli-Giunta), el XI Festival de Jazz Rosario abrirá la programación de una nueva edición. Si bien las jornadas centrales se desarrollarán entre el 8 y 11 de noviembre, hasta entonces diversos conciertos tendrán lugar en espacios como los centros culturales El Levante y Mano a Mano, el bar Berlín y el teatro municipal La Comedia (más información en página 7).

Diego Fischerman, crítico especializado de Página/12 y programador del encuentro por tercera vez --aunque esta vez en soledad, ya que su primer participación tuvo lugar en el 2005 junto a Horacio Vargas y José Luis Cavazza, mientras que el año pasado ocupó ese rol junto a Carlos Casazza--, delineó los conceptos que marcaron a la programación, distinguió el notable caudal de producción artística de la ciudad y destacó el hecho de sostener un compositor residente para la Orquesta de Jazz de la Escuela de Música Municipal, rol que actualmente ocupa Mariano Otero. "Mucho de lo que se hizo este año ya se había planteado el año pasado, y es la continuidad de ese trabajo. Claramente, la idea de que haya un compositor residente y algunos ejes de programación que ya habíamos ido pensando el año pasado y que de alguna manera depuramos de acuerdo a esa experiencia", explicó.

-¿Sobre qué criterios le interesó profundizar en esta tercer experiencia como programador?

-La idea de profundización es agradable, favorable y a uno le queda bien decir que se profundizó, pero la verdad es que no sé si se profundizaron cosas. En realidad lo que intenté fue seguir con aquellas cosas que me parecían que estaban bien, y que tienen que ver en gran parte con la historia de este festival, que representa a la ciudad tanto en su actividad como en su apertura. Un festival que no hablaría de lo que es Rosario sería un festival menos interesante. Es visible que Rosario se ha caracterizado por tener un nivel de producción muy grande, casi desproporcionado con respecto a su población, hay mucho más arte y creatividad de lo que podría presuponerse en relación a los habitantes. Ya en Argentina es un poco desproporcionado en ese sentido, porque hemos tenido mucho de lo que otros no han tenido nada. Si uno piensa que en la literatura hemos tenido a Borges, Roberto Arlt, Juan L. Ortiz, Manuel Puig, con uno solo de ellos, otros países se hacen un festín. En música están Piazzolla, Troilo, Cuchi Leguizamón, Ginastera, Litto Nebbia, Fito Páez, Gato Barbieri, Enrique Mario Franchini, Atahualpa Yupanqui... Hay mucho y muy bueno. Un festival en Rosario tiene que dar cuenta de esta creatividad rosarina. No todas las ciudades del país tienen 20, 30 grupos o solistas de jazz altamente calificados. Buenos Aires está más o menos ahí. Por otra parte, Rosario es una ciudad que jamás se cerró a lo que venía de afuera del país o de la ciudad. Siempre estuvo ávida por escuchar, interactuar y discutir lo que sucedía en otro lado, y me parece que eso es parte de la tradición cultural. Debe ser un festival representativo de lo que en la ciudad sucede y en ese sentido sí hubo un criterio, porque decidimos que éste no iba a ser un festival vocacional, un festival para que todos pudieran tocar. Este es un festival de consagración, como es el Teatro Colón en Buenos Aires, es un festival donde tienen que estar los mejores, las mejores propuestas, las más originales. Como hay mucho, y hay que elegir, si hay alguien que está haciendo exactamente lo mismo que ya hizo tres veces en el festival en años anteriores, o si es un grupo que se junta para el festival, tratamos que eso no esté. Tratamos que esté lo que realmente existe y es el pulso de la ciudad. Con la arbitrariedad que implica que hay alguien que lo decide.

-Menciona una característica que el festival ya venía mostrando, que tiene que ver con la diversidad y la originalidad de las propuestas, algo que se va a sostener en esta edición. Sin embargo ése es un aspecto que ciertos sectores del público o algunos músicos han llegado a criticar.

-Cualquiera puede criticar y tiene todo el derecho de hacerlo. El año pasado con Casazza queríamos que hubiera una fecha dedicada al jazz tradicional, y por otro lado se había organizado en Rosario un festival de jazz tradicional una semana antes del Festival de Jazz, entonces no incluimos a esos grupos, pero no porque no quisiéramos sino por la propia dinámica de espectáculos y las acciones de ciertos músicos que decidieron hacer esa especie de extraño boicot anticipado. Sin saber qué es lo que iba a pasar terminaron generando que no hubiera grupos de jazz tradicional. De todas maneras a esta altura del partido lo que se llama jazz moderno tiene medio siglo de antigüedad. Es tan tradicional como lo otro. En principio, hoy hacer hard bop es lo mismo que hacer jazz de Nueva Orleans. Depende del grado de creatividad con que se lo haga, y no creo que haya estilos más válidos que otros, pero sí creo que todo estilo puede ser hecho con creatividad o sin ella, con profesionalismo o amateurismo. Después nuestro criterio respecto al jazz es bastante abierto. No pretendemos ni nos interesa que sea jazz norteamericano de 1950, o jazz norteamericano de 1910 o 1964. Hoy Saluzzi es jazz, ya en su época Piazzolla era programado en festivales de jazz. Nos manejamos en todo caso con un criterio bastante amplio, pero hay cosas que obviamente no tenemos en cuenta. Me parece que los músicos por supuesto legítimamente siempre querrían estar, pero a veces se acuerdan que son músicos cuando llega el Festival. No tienen grupo, no componen, no tienen actividad musical todo el año, pero después dicen que son músicos de jazz de Rosario. Y es cierto, pero tienen que tener algo que sea interesante de mostrar. No se programa al compositor, sino a su obra. En este caso, las obras del músico son sus grupos, lo que está ensayando, lo que prepara durante el año. En ese sentido hemos escuchado absolutamente todas las propuestas. Obviamente algunas van a ser consideradas favorablemente y otras que no. Si alguien quiere discutir esto, estoy abierto a discutirlo, pero me parece que no hay mucho para discutir.

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