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Lunes, 3 de diciembre de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › "VITUS", DE FREDI MUJER, UN RELATO FABULESCO QUE HACE GUIÑOS A HOLLYWOOD

El niño prodigio que quería volar

El film narra la historia de un niño de doce años, custodiado por sus padres, quienes ven en él una garantía de futuro. Su lucha por hacerse un lugar en el mundo marca una permanente confrontación entre el mundo de los adultos y sus propias ilusiones.

 Por Emilio A. Bellon

VITUS, Suiza, 2006

Dirección: Fredi M. Mujer

Guión: P. luisa, Lukas Suter y F. Mujer

Música: Mario Beretta

Intérpretes: Bruno Ganz, Teo Gherghiu, Julika Jekins, Urs Jucker

Duración: 120 minutos

Salas de estreno: El Cairo, Showcase y Village

Calificación: 6 (seis)

Entre la leyenda de Icaro y el teclado de un piano, encontramos a Vitus, un niño prodigio que exhibe un altísimo coeficiente intelectual y que se destaca por sus agudas percepciones en el mundo cotidiano. Otra criatura alada, un murciélago, habitante de pesadillas, transita por una serie de representaciones en este relato fabulesco que, no obstante, hace guiños a aquellas concesiones que tanto deleitan a los miembros de Hollywood.

Estamos ante un film, estimo, que como tantos otros europeos renuncian a todo un planteo crítico para salir en busca de esa fórmula que el mundo de los negocios promete hoy; empujando a todo el relato, desde sus forzados epílogos a reconciliaciones y finales felices, respetando las reglas de un mercado.

Dejemos por un momento estas objeciones. Y consideremos, en este intervalo, el universo de Vitus, este niño de doce años, que vive custodiado celosamente por sus padres, quienes ven en él, particularmente la madre, una garantía de futuro. Buceador de términos en diccionarios enciclopédicos, hábil por su destreza y creatividad sentado al piano, inusual receptor de estímulos sensoriales, Vitus ya desde los seis años es mirado por sus compañeros como ese diferente que simultáneamente, y paradójicamente, desea ser "un chico normal"

Nominado para el Oscar como "mejor film extranjero", el film de Fredi Mujer esta estructurado en base a desiguales tramos que no logran mantener un verosímil, ni aún en el espacio de una fábula contemporánea. Sin embargo, hay momentos de muy sorprendente ternura y de un sentimiento lúdico que colocan al personaje central en la esfera del sueño. Si, del pequeño Vitus y de su abuelo, rol que interpreta un sensible y sereno Bruno Ganz, a quien recordamos por su participación en los films de Wim Wenders, tales como "El amigo americano" y "Las alas del deseo". Recordemos, por otra parte, que este actor nacido en Suiza en marzo del 41, fue un protagónico en el film de W. Herzog "Nosferatu" y en un film, maldito de Wolker Schlondorff, del 81, "Circulo de engaño". Recientemente lo hemos podido admirar en el film de Theo Angelopoulos "La eternidad y un día".

En "Vitus", Bruno Ganz es el abuelo del pequeño y ambos emprenden, desde el taller de carpintero del veterano personaje, un vuelo hacia otras dimensiones. Volar, como también lo soñaron los diseños de Leonardo, desde un trazo febril y preciso, rigurosamente matemático. Volar, como lo desea este pequeño que no dudara en tramar una situación de apariencia trágica, una huracanada noche de tormenta.

Pero nadie duda de que "Vitus" sea un niño prodigio. Que toda situación escolar le produce tedio, que su verdadero mundo esta en la música. Pero su lucha por hacerse un lugar en el mundo marca una permanente confrontación entre el mundo de sus padres y sus propias ilusiones. Ahí esta el niño despertando a nuevas emociones junto a su joven niñera, llamada Lucy, que le marcará otros ritmos en su exigida existencia. Una joven niñera, adolescente, motivo de otro deseo, que pronto será sustituida en nombre del bienestar familiar.

Solo junto a su abuelo, narrador de historias y confidente; solo junto a el "Vitus" descubrirá que el espacio aéreo también puede ser un medio para que circulen las cartas de amor.

El film transita entre los seis y los doce años del personaje y a partir de la segunda parte, bien delimitada, que aquel universo que identifica a nuestro personaje comienza a marcar un tono previsible y ubica a la felicidad en el espacio del éxito financiero. Este joven prodigio, mediante las oportunidades que ofrece Internet y la bolsa de valores tratara de amalgamar su identidad individual y su deseo de recuperar el equilibrio de los diferentes sistemas, que tanto había cuestionado.

Las paradojas se desarman en función de nuevo bienestar. Y de pronto como lo lograba Will Smith junto a su hijo en el escareado film "En busca de la felicidad" todo se vuelve ascenso jerárquico y rédito económico. Aquí es donde su director, sin inmutarse, miró a Hollywood.

Hay inolvidables momentos, en el film. Breves, fugaces y no exentos de humor. Hay una banda sonora que abre los espacios íntimos. Hay secuencias, de pocos minutos, que nos hacen sonreír.

Y me viene a la memoria aquella en la que su abuelo se saca su sombrero y lo arroja hacia la otra orilla, expresando una de sus tantas significativas frases. Pero lamentablemente, esta mirada sobre la propia vida, sobre los ideales, adquiere la figura de un objeto contundente que se recibe como un golpeante boomerang.

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Desde el taller de su abuelo, Vitus emprende un vuelo hacia otras dimensiones.
 
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