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Lunes, 3 de marzo de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › "PUNTOS DE VISTA", UNA MIRADA MAS QUE PARCIAL SOBRE EL TERRORISMO GLOBAL

Otro relato de buenos contra malos

Desde ocho miradas maniqueas se recrea un intento de asesinado del presidente de Estados Unidos en territorio español

 Por Emilio Bellon

"PUNTOS DE VISTA" ("Vantage point") USA, 2008

Dirección: Pete Travis

Guión: Barry Levy

Fotografía: Amir Mokri

Música: Atli Örvarsson

Intérpretes: Dennis Quaid, William Hurt, Forest Whitaker, Sigourney Weaver, Eduardo Noriega, Matthew Fox.

Distribuye: Columbia en lo cines Monumental, Showcase y Village.

Duración: 90 minutos.

Calificación: Cuatro (4)

Su estreno en Estados Unidos tuvo lugar el 25 de febrero y en menos de una semana alcanzo el primer lugar en el ránking. Solo horas después la Columbia lo presentaba en países de habla hispana, particularmente en varias ciudades de España, en este momento en el que ambos países del hemisferio norte dirimen una cuestión electoral.

Atento a los vaivenes de la política de los gobiernos de turno, históricamente, y desde los hechos de aquel 11 de septiembre del 2001, algunos estudios cinematográficos han tratado de llevar al plano de la ficción cinematográfica aspectos que defienden la actual administración Bush; en lo que hace de manera más puntual a las situaciones de los inmigrantes, las estrategias de las acciones exteriores y mecanismos de seguridad y defensa. Solo los directores independientes se han atrevido a poner entre comillas las verdades y mandatos del Imperio.

Distribuido por la Columbia, Puntos de vista ofrece en principio un elenco que, por su trayectoria, uno puede pensar que adhiere a la causa de los demócratas. Sin embargo es lastimoso seguir de cerca la acción de estos personajes en este film que propone narrar un intento de asesinato del presidente de Estados Unidos; quien en el film ofrece una conducta que acaricia la ternura y la comprensión y que en su acercamiento a la ciudad de Salamanca, para participar de un cumbre internacional contra el terrorismo, manifiesta una permanente preocupación, casi evangélica, por la paz del mundo. El hecho criminal estalla a los pocos minutos de haberse iniciado el film y el mismo será planteado de ocho maneras "diferentes", desde ocho ángulos, desde ocho miradas, desde veintitrés minutos antes de cometerse el atentado.

En Puntos de vista, la Plaza Mayor de Salamanca, sus calles laterales, fueron reconstruidas en una localidad de Méjico y todo el film se localiza en ese epicentro, donde la violencia, que estalla sin límite alguno y desde un efecto dominó, pasa a adueñarse de los 90 minutos del relato. Tal vez sea obvio señalar que el montaje, que esta diseñado desde la estética del video clip, sigue repitiendo el mismo procedimiento de los films standards de género, de todas aquellas películas que hoy se reconocen en el "genero de aventuras".

A través de ocho puntos de vista, de ocho miradas, el film de Pete Travis, de exitosa presencia en el mercado televisivo, trata de armar un puzzle; intenta que el espectador vaya conociendo los pliegues de ese magnicidio, en el que el espectador puede llegar a tener -si es que encuentra algún respiro-, alguna participación en la reconstrucción de los hechos. Es tal la voluntad de direccionalizar nuestra mirada que pareciera que no podemos llegar a interrogarnos.

Es el montaje por corte, acelerado, por momentos planteado en diferentes ritmos el que pasa a primer plano para dar cuenta de una historia que está muy lejos de otras de temática similar. Pienso en El día del chacal de Fred Zinneman o bien en algunos de los films críticos de Constantin Costa Gavras.

En este momento en el que el actual gobierno español ha tomado posición clara respecto de las acciones bélicas de Estados Unidos, y en el que hay un mayor respeto por los inmigrantes a partir de haberse debatido las injusticias existentes, resulta más que sospechoso que Puntos de vista se haya estrenado en estos días; ya que aquí, de manera directa y literal, el territorio español está mostrado como un terreno marcadamente abierto a las acciones violentas y a la predica terrorista, y sólo en el film los que protagonizan la función de la seguridad de manera más eficiente son los que acompañan al presidente de EE.UU. De igual manera, es blanco de esta crítica el tratamiento que han merecido las figuras de los inmigrantes de piel oscura, desde sus remarcados gestos hasta sus criminales procedimientos: pero ahí junto al Presidente esta su fiel guardaespaldas que tratara de ver que pasa entre ciertos sospechosos españoles y los clandestinos.

Es este film, en el que no tan sutilmente se trata de gritar que el actual gobierno español hace caso omiso del Gran Enemigo según el país del norte, ya ningún elemento puedo leerlo, fuera de estas consideraciones ideológicas. El film intenta sumar votos para la causa del gobierno de derechas del PP ya que el propio presidente Zapatero ha tenido que denunciar la ingerencia de la Iglesia y de otros sectores de poder en su afán por restablecer el credo franquista.

Ocho puntos de vista, ocho miradas, particularmente maniqueas y la cámara de un turista, estadounidense, paseante ingenuo, por el anfiteatro del horror de la violencia. Ocho miradas y ninguna que deje algo en suspenso, ya que todo tiende a subrayar la bonhomía de este presidente frente a la criminalidad de los grupos opositores. Sigo sin entender, como cierta crítica ha intentado homologar este tan elemental relato sobre un posible crimen con esa obra, pieza antológica y clásica, que es Rashomon de Akira Kurosawa.

Puntos de vista presenta un escenario sujeto a temblores, por falta de seguridad y de garantías para el ciudadano común, la España de hoy, en el que una cumbre internacional tratara que todos sean bienvenidos a los nuevos tiempos. Pero el enemigo acecha. De un lado los muy buenos, de los otros los incautos y desprevenidos (los locales) y del otro los viles asesinos fundamentalistas. Ya no son dos las fuerzas habituales que se enfrentan, ahora lo que hay que cuestionar, también, es ese otro país, entrada de ingreso a Europa que rechaza aliarse con los que siempre están dispuestos a salvarnos.

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El film intenta que el espectador vaya conociendo los pliegues del magnicidio.
 
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