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Martes, 31 de marzo de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. MANUEL AMEZTOY Y UNA DOBLE PROPUESTA EN ROSARIO.

A cuatro manos y a lo grande

El escultor platense es protagonista de dos muestras. En el Centro Cultural Parque de España puede apreciarse su trabajo conjunto con Ernesto Arellano, mientras que en el ECU se alojan algunas imponentes piezas de su Obra reunida.

 Por Beatriz Vignoli

"Es mármol falso", susurró el escultor platense Manuel Ameztoy al tocar una de las imponentes columnas del Espacio Cultural Universitario (ECU, ex Banco Nación, San Martín 750, Rosario) que alberga hasta el 30 de mayo su Obra reunida. Mientras tanto, su colega y socio Ernesto Arellano (experto en cruzar la técnica tradicional de la cerámica esmaltada al horno con la imaginería de los animé japoneses como Speed Racer) analizaba fascinado las cerámicas japonesas Satsuma de la colección de Eduardo Verceli expuestas en el ala izquierda de la planta baja. En el ala derecha, se abría una muestra homenaje al pueblo armenio en el centenario de su genocidio. La triple inauguración, el jueves pasado, marcó el comienzo de la temporada 2015 del ECU. Las autoridades de la institución expresaron en el discurso inaugural su orgullo ante las monumentales esculturas blandas caladas en textiles no tejidos con que Ameztoy propuso la mejor respuesta imaginable al desafío del vastísimo espacio del ECU.

Ameztoy vive en Villa del Parque y enseña en el IUNA. Una de sus obras en la colección Castagnino Macro ingresó por un premio adquisición en 2005 y es la tercera de una serie de "reyes" cuya primera dinastía fue premiada al año siguiente en el Museum of Latin American Art de Long Beach, California, Estados Unidos. Las viajadas muchachas del ECU también han recorrido un largo camino. Su autor las llama por sus apodos: la Vedette (que "izó sus 18 metros de falda a orillas de Lago di Como en 2013"); las Bodhisattvas (verde y roja), la Lady, la Colorida, el Gato, el David que vistió a un calco del David.

Mientras tanto, no lejos de allí, en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río), puede verse y transitarse desde el viernes 13 otra muestra, Yeso: una exposición de instalaciones en colaboración por el estudio Splashin Vitro (o Splash in Vitro, o Splash in vitraux, o Splashin Vitraux) que integran Ameztoy y Arellano (hijo de Miguel Arellano, desaparecido en 1978). Las cartelas con el rótulo "site specific" confunden. La muestra, itinerante, inauguró el año pasado el Espacio Contemporáneo de la Colección Fortabat y viene ya armada íntegra desde Buenos Aires, si bien la pieza Iceberg, que se vio en el Hotel Faena y en el Faena Arts Center, se expone en una versión reducida de solo ocho carámbanos de madera y yeso policromado.

Por su parte, la retrospectiva individual de Ameztoy en el ECU está compuesta en su totalidad de piezas "site specific" que fueron creadas especialmente para otros espacios en distintos lugares del mundo; no el ECU, como hizo creer uno de los oradores de la institución, cuyo presupuesto cubrió el montaje pero no la realización de obra nueva.

Site specific es la tendencia global que se impone, dado el creciente costo que las compañías de seguros imponen al traslado de obras, lo que hace a las muestras de artes plásticas cada vez más inasequibles para las instituciones. Pero el mural de 72 baldosas de Ameztoy y Arellano en el Centro Cultural Parque de España puede pisarse sin miedo, destruirse en su acto de contemplación. Es efímero. Es una experiencia, más que un objeto. Para reforzar esta idea o sensación, en una de las galerías del Parque España se proyecta el video de cómo fue realizada una de las obras. Es un hallazgo el audio del video, que deja oír el clima de taller generado por la calma intensidad de dos tipos laburando.

En el ECU se pueden ver dos videos más, que muestran obras de Ameztoy instaladas entre la naturaleza del monte entrerriano, en un terreno propiedad del artista y su cónyuge, el poeta Jaime Arrambide. Arellano sitúa en la tradición del land art esta intervención artística del paisaje. Lo que no tiene nombre aún es la nueva tendencia rosarina que se podría bautizar como "displaced site specific", y que consiste en presentarse una institución como comitente de una obra potencialmente efímera que simplemente fue trasladada hasta allí sin seguro, encargada y pagada por otros.

"Nos complementamos desde estilos bien distintos", coinciden los dos escultores, quienes el año pasado realizaron un mural cerámico en el túnel Darwin de la estación Pellegrini del subte línea B de Buenos Aires: 35 metros cubiertos por 2444 baldosas de las cuales pueden verse (en una versión inicial o prueba de artista) 64 en el CCPE. Estos dos estilos tan distintos como complementarios pueden resumirse en dos fórmulas: los incontables velos, pliegues, calados, filamentos, nervaduras, capilares y matices de las piezas de Ameztoy articulan un goce no todo (no es casual su referencia recurrente a los nombres que dan a la bienaventuranza los místicos budistas) en la misma excelente medida en que los colores heráldicos, los brillos esmaltados y los volúmenes rotundos de Arellano organizan el fetiche del goce fálico. Cuando la entropía de un fluir a lo Jackson Pollock intenta en vano escribirlos juntos y los mezcla, no se los percibe tan diferenciados como cuando la fragmentación en teselas los recombina: desencuentro postergado que encanta y deja leer narración en el mural del subte.

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Eros, escultura de 18 metros emplazada por Ameztoy en el ECU El mural itinerante instalado en el piso del Parque España
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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