Martes, 17 de octubre de 2006 | Hoy
El grupo presenta en el Parque de España un amplio recorrido por una forma de arte político que abreva en vanguardias nacionales.
Por Beatriz Vignoli
Una exposición antológica del platense Grupo Escombros podrá verse hasta fin de mes en las tres galerías del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). La curadora Pelusa Borthwick y el montajista Rodolfo Perassi respondieron lo mejor que pudieron al desafío de confinar a salas cerradas una selección abundante de obras de alto impacto, destinadas a los grandes espacios abiertos del ámbito público urbano. El resultado es una escena superpoblada de cosas gigantescas, como dinosaurios del Museo de Ciencias Naturales de La Plata metidos todos juntos en una cueva.
Para entrar al ya de por sí opresovo túnel, hay que pasar bajo una arcada de bolsas de basura que llevan impresa la palabra "corrupción". De fondo se oye un machacante cántico. La vinculación entre este arte político y ciertas tradiciones del arte sacro es subrayada por los mismos integrantes del grupo en el texto que acompaña la instalación "Objeto inaccesible". Se trata de panes intervenidos y expuestos en vitrinas, cada cual con su rótulo. Se vieron en julio de 2003 en la muestra colectiva Arte al plato en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires. Hay un "Pan torturado" con alambre de púa, hay un pan con púas (que quizás pudo llamarse pank) y hay también un casi barroco "Pan desaparecido" cuya reproducción, pegada en lo alto de la campana de vidrio, se refleja en un espejo en el interior de la campana vacía, dando la ilusión de estar como en el fondo del agua. El texto, didácticamente, explica: "Lejano, ajeno, de otro mundo; estos conceptos, aplicables a lo sagrado, son válidos para el más común de los alimentos: el pan. 'Objeto inaccesible' es una metáfora feroz del hambre". Llama la atención la inclusión de un calificativo de reseña ("feroz") en un texto escrito por los mismos autores de la obra. Esto es coherente con el aura de tremenda soledad expresada en sus consignas apocalípticas fundacionales y en sus manifiestos. Sin embargo, desde el comienzo sus acciones atrajeron la atención de los medios y del público masivo, al que parece estar destinada esta obra más que al público específico del arte. También recibieron notable atención crítica, entre ella el ensayo de la magister María de los Angeles de Rueda que cuelga en la muestra.
Bajo el lema "Artistas de lo que queda", el grupo Escombros surgió en La Plata en 1988 (un año antes que el grupo rosarino Rozarte, con quienes convergieron en "La Ciudad del Arte". Lo integraban originalmente Horacio D'Alessandro, Luis Pazos, Héctor Puppo, Juan Carlos Romero, Teresa Volco y David Edward. Los nombres de los fundadores no se encuentran en el catálogo (que sólo provee la formación actual: Pazos, Puppo, José Altuna, Claudia Castro y Adriana Fayad) sino que se hallan dispersos entre la masa de recortes de prensa.
Despierta ciertas suspicacias encontrarse con que los carritos de cartonero del grupo (tres: uno dorado, uno plateado y uno blanco) son quizás un poco demasiado epigonales respecto de "Recolecta" de Liliana Maresca. El carrito blanco además evoca, por su técnica de gasa embebida en yeso, las esculturas de Heredia. Y detrás de aquellos (justamente) escombros del Albergue Warnes que el grupo enviaba por correo en plena democracia, ¿no hay toda una tradición subterránea de arte correo? Por fortuna, se convocó para escribir el texto de catálogo al crítico rosarino Rafael Sendra, que aporta una visión tan inteligente como entusiasta del grupo y de sus precursores. Como arquitecto, Sendra es sensible a la función civil y pública de los proyectos del grupo Escombros, lo que le permite ser tolerante con la monumentalidad, la univocidad y la grandilocuencia de estos trabajos. Sendra destaca con especial simpatía la tradición social de Berni y la Mutualidad, Eduardo Favario, Juan Pablo Renzi "y las vanguardias del sesenta", añadiendo los nombres de León Ferrari, Edgardo Vigo (considerado el fundador del arte correo en Argentina) "y otros". (Entre estos "otros" cabe imaginarse a Oscar Bony.) Una fresca y bienvenida instancia de humor aparece en los dibujos y objetos de la serie "Proyectos para el desarrollo de los países bananeros según las grandes potencias", que fueron presentados en el Centro de Arte y Comunicación (CAyC). Entrañables y absurdas, las maquetas bananeras son de las pocas piezas de la muestra que pueden contemplarse como obras de arte. Por lo demás la muestra es más bien histórica e informativa: prevalece sobre el goce estético la función de dar a conocer la amplia trayectoria del grupo mediante registros y documentación.
Lo más interesante son varias series de fotos en blanco y negro, registros hasta ahora inéditos de acciones que el grupo llama "Cuerpos replicantes". Se trata de performances a la intemperie, donde los artistas le ponen literalmente el cuerpo a imágenes de la tortura y la miseria. En las imágenes más realistas de la miseria (no tanto en las más estilizadas de la tortura), la primera impresión es la de estar viendo un documento; pero la placidez de los rostros de los artistas no encaja del todo, y estos rasgos extemporáneos marcan al fin alguna diferencia entre ficción y realidad.
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