rosario

Viernes, 23 de diciembre de 2005

CONTRATAPA

Muerte de Palinuro

 Por Víctor Zenobi

A Lucía Tomé

De los grandes acontecimientos que la Eneida registra recuerdo especialmente el que consta en el capítulo quinto, donde el narrador nos cuenta que el piloto de Eneas, Palinuro, hijo de Iasio, el que conduce la nave capitana, es vencido durante la noche por el sueño, mejor dicho o más exactamente, por Morfeo, el Dios del sueño, que se siente agraviado por el hombre que vela. Palinuro cae al mar y la nave continúa una incierta singladura. Hacia el amanecer, por la ausencia fatal de su piloto, las naves se acercan peligrosamente a los escollos de las sirenas, pero Eneas lo advierte y él mismo se pone a gobernarla. En medio de las tinieblas expresa su desconsuelo por la desaparición de su amigo con un suspiro que consta de dos versos, como tantos de Virgilio, memorables. O nimium confise sereno et peliego, nudus in ignota Palinure iacebis arena. ¡OH, Palinuro, por tu excesiva confianza en la serenidad del cielo y el mar, yacerás insepulto en ignorada arena!

En el capítulo siguiente, no sé si casualmente, ya que Eneas debe sentir el destino de Palinuro muy cercano al suyo, las naves arriban a las playas eubéas de Cuma, Eneas se dirige al templo de Apolo donde habita la Sibila y la convence para atravesar "dos veces" el sombrío tártaro. ¿Quiere conocer el destino final de su piloto? Dos veces, el camino de ida y el de vuelta que duplicará el horror. Esto me parece una gran sutileza de Virgilio, el horror que se siente es un horror doble, cualquier otro número tal vez mitigaría la intensidad de ese viaje tremendo, porque la sucesión y la repetición que una sucesión numérica inevitablemente acarrea conllevan al infinito y a la abstracción, a la muerte como mera idea. El dos es más apropiado. Inmediatamente capturable. Por lo demás, Eneas conoce lo que no conocen los otros mortales, conoce el Flegetón, el río de fuego que da nueve veces vueltas al infierno, conoce al Estigia y al barquero Caronte Conoce a las almas de aquellos que por carecer de sepultura vagan en las orillas del Estigia sin poder descansar definitivamente. Allí reconoce a su Piloto palinuro y le pregunta qué Dios lo arrebató de la vida."¿Quis te, Palinure, deorum eripuit nobis medioque sub aequoret mersit? Palinuro le cuenta que nadó hasta la costa de Velia donde fue asesinado quedando su cuerpo sin sepultura. Le ruega a Eneas que lo lleve con él o que vaya hasta allí y entierre su cuerpo, pero La sibila lo consuela diciéndole que los pueblos de las costa, admirados de los prodigios celestes, purificaran sus huesos y le rendirán fúnebres honores y honraran eternamente su nombre. "...et tumulo solemnia mittent aeternumque locus Palinuri nomen habebit" Hoy, en la costa cilentana de Campania, hay un lugar de increíble belleza que lleva el nombre de Palinuro. Es uno de los extremos a los que la poesía nos conduce, uno de los tantos lugares que la poesía puede alcanzar.

Pero, bueno, debemos proseguir con Eneas que desciende en busca de su padre a la profunda noche del Erebo. Allí se entera de la muerte de Dido que se muestra imperturbable porque ha hallado consuelo en el amor renovado de su marido Siqueo. Por fin llega el momento en que Eneas se encuentra con Anquises, con la sombra de Anquises "Tua me, genitor, tua tristis imago... Tu sombra, padre, tu afligida sombra..." Como no conmoverse ante la idea de un hombre que es capaz de atravesar lo desconocido para dialogar con la sombra de su padre... ¿acaso la deuda de los hombres no es con quienes nos han dado la vida? Tres veces intenta abrazar al padre y tres veces la sombra se escapa "Ter conatus ibi collo dare braccchia circuí, ter frusta compresa manus effugit imago... Siglos más tarde, Dante repetiría con insuperable poesía y en una lengua heredera del latín, una variación de ese momento: ¡Ho ombre vane fuor che ne l`aspetto ¡Tre volte dietro a lei la mani avvinsi e tante me tornai con esse al petto... Eneas conoce por su padre el Leteo, el río del olvido donde las almas beben antes de reencarnarse. Es sorprendente la exclamación de Eneas ante el mito de la reencarnación ya que dice: "sublimis anima iterumque ad tarda reverti corpora? Quae lucis miseris tam dira Cupido? : ¿De dónde les viene a las almas tan insensato deseo de la vida? ¿Por qué dice eso? Yo tengo para mí que Virgilio sentía contradictorio el mito de la reencarnación. Sentía que era solo una manera de soportar lo insoportable de la muerte. De lo contrario para qué querer volver... Por supuesto hay mucho más. El mito del Leteo que consta en el sueño de Er en la república, de Platón, sirve aquí para que Anquises, la sombra de Anquises, haga conocer a su hijo, las que serán su progenie y la gloria que le reserva el porvenir, ya que de su estirpe nacerá la Roma Imperial. Podríamos resaltar una ironía más que nos propicia una obra o, de otro modo, las diferencias entre la realidad y la ficción. Eneas supo que de su progenie nacería la nación más famosa de la antigüedad; Virgilio no pudo saber que su nombre sería el más alto nombre de la Divina Comedia. El más alto nombre de la más excelsa poesía del medioevo. Pero, tal vez esto es de poca importancia ya que el amor a la poesía es un fin en sí mismo; es la excelencia del verso por el verso mismo. Para comprobarlo basta retomar los versos que he citado inicialmente y que intentan justificar esta nota. "...nudus in ignota arena". Ese verso repite una figura de Homero, lo que implica una traducción. Esto no es inusual ni relevante en la obra de un latino que tiene como émulo la obra de un griego; lo relevante, lo que importa, es el hecho de que una sentencia poética puede conservar y a veces mejorar de una lengua a otra, su belleza, su cadencia. Yo leí la Eneida siendo muy joven y todavía hoy me cuesta recordar otra frase tan bella, incluso en nuestra lengua, que exprese la desaparición de un hombre. Es más, aunque probablemente sea un exceso, y sobre todo un exceso de nuestro concepto de la literatura, que difiere fundamentalmente del de la antigüedad, he sentido, acaso con escaso fundamento, que Virgilio había escrito la Eneida motivado por esa intensidad. Quiero decir, sabemos que la escritura de la Eneida fue una escritura por encargo, obedeció a una finalidad política, Octavio necesitaba en el inicio del imperio una genealogía prestigiosa para Roma, una ascendencia mítica y la historia de Troya estaba ahí, mejor dicho, Virgilio estaba ahí y con él, Eneas para que los romanos se religasen a un linaje semidivino. Por supuesto, la finalidad deliberada de una obra no es un obstáculo para que en ella se inmiscuyan o se deslicen los mejores momentos del arte...Sabemos por incontables análisis como fue construida La Eneida siguiendo o reverenciando el modelo de la Iliada y la Odisea, sabemos de la estructura simétrica de sus doce capítulos y de su inversión con respecto al modelo. Primero una Odisea, luego una Ilíada. El descenso de Eneas a la muerte ocupa el final de la primera parte, casi el centro de la obra como un núcleo hacia el que la obra se dirige. La poesía inscribiendo el espacio de la muerte, de la muerte que para los antiguos era el espacio sin canto de las aves. No en vano heredamos del calcídico diseminado desde Cuma la palabra averno que sustituye a la jónica ahorno﷓ sin pájaros. Cuando Eneas desciende a los infiernos, después de haber perdido a su piloto, su amor es el poder por el cual el misterio de la muerte y de la desaparición, se devela. Los nombres amados: Anquises, Palinuro, son los nombres que en su arrojo, su deseo y su propia desmesura insisten para despojar a la muerte del atavismo de la ausencia. Como siempre, hay algo más, también, algo más allá de lo ineluctable de la muerte, de la perdida del compañero, del amigo, hay sobre todo un lamento por el estigma que constituía para los antiguos, (como para muchos de nosotros) no poder sepultar el cuerpo. Evocar las múltiples referencias que se han hecho acerca del cuerpo insepulto y del fantasma que vaga eternamente; no es una fruslería; Aquiles el más famoso de los guerreros, cede a la demanda de Príamo para poder enterrar el cuerpo de su hijo Héctor. Antígona desafía a Creonte y a la muerte para enterrar el cuerpo de su hermano. Nuestras madres de la plaza, las Antígonas modernas, dan intensos testimonios de lo que eso significa; de lo que significa y de cómo ellas lo han resignificado, al comprender que trataban con depravados. Como se puede apreciar el acontecimiento de la muerte es un nexo indisoluble no sólo de ciertas escrituras sino de cierta posición ante la vida. En el final del capítulo sexto, el narrador advierte como en la Odisea, que hay dos puertas por las que se vuelve a la vida. La de cuerno da paso a los sueños verdaderos y la de marfil da paso a los sueños falsos. Anquises despide a su hijo y a la Sibila por la puerta de marfil. Es decir, por la de los sueños falsos. "sed falsa ad caelum mittunt insomnia manes" Hay una explicación por muchos conocida que se da por verdadera. Virgilio era proclive a concebir el mundo platónicamente. La realidad sensible contrapuesta al mundo inteligible, al mundo verdadero. Es posible. Pero yo tuve siempre para mí que tal vez Virgilio intentaba, con esa sutil y mínima versión, dejar constancia de que desdeñaba el mundo ordenado por Augusto, desalentando con el sesgo de su propia escritura, el obstáculo que le imponía lo que el emperador esperaba de él.

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