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Domingo, 7 de mayo de 2006

CONTRATAPA

El sendero del budismo

 Por Luis Novaresio

Uno: ¿Cuánto debe ganar un diputado y un senador de la provincia? Si querés, empecemos con los números. Dos jubilaciones mínimas. O mejor diez. Nada, que sea ad honorem. Tampoco. La idea es que ganen bien para que no roben. ¿Por qué se supone que van a robar? No se supone. Se sabe, no te hagas el idiota. Te estoy hablando en serio. ¿Entonces? Diez mil. ¿Diez mil qué? Diez mil pesos, todo en blanco, por arriba de la mesa, imposible que no trabajen y no se les reclame nada. Vos estás bajo los efectos del alcohol. Diez mil como Cavallo, con menos se ve que Sonia no podía, no llore ministro le decía Norma Plá, te acordás, pobre, que terminó haciendo la choripaneada en la puerta del departamento de cientos de miles de dólares. Me acuerdo. Que cobren un plan jefe y jefa. ¿Te acordás que existen los planes, todavía? Los mismos que apagaron el incendio de la Alianza, Duhalde condenado al éxito, ciento cincuenta que nadie reclama como contraprestación, nadie sabe quién los maneja, nadie sabe. Nadie.

No me contestás. ¿Cuánto tiene que ganar un diputado, un senador, un concejal, el intendente, el gobernador o el mismo presidente? Lo que hacen no es ético. Está bien. Pero ¿cuánto?

Dos: La idea es generar una ética secular. Pero una ética secular que no rechace las religiones, sino que esté sustentada en las cualidades innatas del ser humano. No es necesario ser religioso para ser una persona moralmente ética. El amor y la compasión, por ejemplo, no tienen por qué estar relacionados con una religión. La idea es que podamos vivir en armonía y convivir sin problemas. Lo leí en La Nación. Poca difusión.

Tres: Lo que más molesta es la intención de pasarte. Como cuando todos poníamos para la propina en el bodegón de la juventud y el roñoso, el miseria, iba justo al baño. O aprovechaba la montonera para poner un billete de veinte y sacar dos de diez diciendo que retiraba el vuelto. ¿Quién le iba a decir algo? Si yo, apenas, me daba cuenta. Me acuerdo del caso del tipo que siempre iba al baño al salir del restaurante y en realidad volvía a la mesa, le mentía al mozo buscando una supuesta llave perdida y se hacía de la propina de todos. Hasta que un día el gambucero de la fonda lo esperó detrás de la cortina y lo golpeó con la derecha. Nunca más supimos del miseria.

Pero mientras tanto, se la llevaba de arriba. Y así ellos. ¿Qué pensaban? ¿Qué no nos íbamos a enterar? El martes empezó a correrse el rumor, el miércoles se sabía que se aumentaban las dietas entre un veinte y un cincuenta y cinco por ciento y el jueves se escondían entre los cortinados de la sala de sesiones. Yo, señor, no señor, el gran bonete que mastica bronca por los pasillos, periodistas de mierda que vienen a joder con esto. Porque enterate, vos que escribís en el diario, vos sos el culpable de que la honorable Cámara de Senadores y Diputados no tengan aumento.

¿No tengan? Los diputados, al menos, firmaron. Un papelón ontológico el de ellos. Ayer pedíamos que se cumpla la ley, dura lex, pero es lo que hay, che, queremos el porcentaje de aumento que lo merecemos porque desde hace años, muchos años, desde que gobernaba el triunvirato de Paso, Chiclana y Sarratea que no nos aumentan. Eso gritaban. Y que Dios, la Patria o alguno con matrícula nos lo demande.

Hasta ayer. Pedíamos. Y hoy, firmamos que no nos parece bien y que no nos paguen. O mejor, vamos a devolver lo que no aceptamos. A riesgo de gataflorismo exacerbado, pregunto: ¿Si hasta ayer pedíamos por justicia divina, hoy renunciamos por incorrección natural? ¿Ayer merecíamos y hoy no? Raro, ¿no?

Más raro la Cámara alta, Senado, senectutem, que dicen con boinas blancas nos lo merecemos, con la rosa en la mano que no, combatiendo el capital ya veremos. ¿Y entonces? Apostemos a la narcotización de la realidad, dejá que pasen un par de semanas, se olvidan, lo cobramos y a otra cosa mariposa. Perfil bajo, silbando bajito, entre tanto sigamos repartiendo los catorce mil pesos de subsidios que supimos obtener la semana pasada.

Y ahí están. Como borrándose para poner la propina, a ver si pasamos desapercibidos. Los hace peores. Da vergüenza. Pongan la cara, al menos, y la palabra.

Cuatro: Hoy hay un culto al individualismo. Si el padre es muy individualista, el hijo también lo será y los dos serán infelices. Si el padre se preocupa por el bienestar de su hijo, ambos serán felices porque se rompe el individualismo y el hijo responderá de la misma manera. Si se extiende este razonamiento -la preocupación por el bienestar de los demás- hacia todo el sistema social, toda la comunidad puede ser feliz.

En las sociedades feudales, donde un señor sometía a sus súbditos, se vivió un extremo que es la esclavitud. Poco a poco las sociedades fueron volviéndose cada vez más democráticas hasta que se desarrolló demasiado el individualismo. Y esto es el otro extremo. La solución está en un camino medio que use la libertad que se desarrolló con el individualismo. Se debe lograr, a través de la educación, que cada persona tenga una autodisciplina en la que incluya el bienestar de los demás.

Mucha gente se da cuenta de que en esta sociedad individualista algo anda mal, pero hay confusión en cuanto a cómo cambiar este patrón.

Cinco: Se me ocurren dos opciones. Que ganen diez jubilaciones mínimas. Razones. Arbitrarias, como todas las que podamos argüir. Sea porque su trabajo es muy importante, pero más lo es la tragedia a la que nuestros dirigentes nos llevaron dándonos la cara con la realidad. Un país en crisis merece dietas en crisis. Te escucho. Razono. Tiene sustento. No sé si lo comparto. Sea que estos diputados no son los que incendiaron el país. Sea también la continuidad de la responsabilidad funcional, sea, además, que se vayan todos con eco de fondo. No me pidas que sean trescientas guitas. Porque la elite de los que allí lleguen no serán los mejores.

Y la otra. Que ganen diez mil pesos. Viva Cavallo triunfante. Otra arbitrariedad. Diez mil para hacerle el honor a sus trabajos ejecutores, legisladores o judicatores. Sea. Pero que entonces haya revocatoria popular si no trabajan, destitución ipso facto para que el no ha abierto la boca o firmado un proyecto, juicio de residencia como fue para los virreyes, basta de lista sábana, tachas en las boletas de voto y todo derecho del ciudadano para que ellos se sientan servidores públicos y no dueños del poder.

Decidí.

Seis: La semana que se fue recibió en la Argentina al líder del budismo tibetano. El Dalai Lama, considerado la decimocuarta reencarnación del primer líder espiritual que vivió en el Siglo XVI, conmovió en sus charlas a sus más de diez mil seguidores que fueron a escucharlo en la Capital Federal. Poco se escuchó de él. La excelente entrevista del diario de los Mitre hecha con gran talento por Silvina Premat que te transcribí en estas líneas fue una de las excepciones.

Y allí, muchos empezamos a leer del budismo. La vida es sufrimiento. El sufrimiento es el apego al deseo de lo material. Se puede superar ese sufrimiento aniquilando ese deseo. El sendero del budismo ayuda a superar el sufrimiento y ser feliz. Ya te contaré de lo que se lee del budismo.

Superar el sufrimiento, dice esta forma de vida que no es religión, no tiene dogmas ni misterios y sólo cree en lo que ve, es el objeto de la vida. Superar el sufrimiento. Corriente de vida que respeta el karma. Karma no es predestinación como solemos decir en occidente. Karma es la ley de causa efecto. Provoco viento, el resultado es que vuelan mis cosas. Hago, recibo. Siembro, cosecho. Estoy destinado a recibir, a padecer, las consecuencias.

¿Cuál será el karma de los diputados y senadores de la invencible provincia de Santa Fe?

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