rosario

Martes, 12 de agosto de 2014

CONTRATAPA

Santo

 Por Mariana Miranda

San La Muerte era un santo chiquito, del tamaño de un gnomito petiso de ésos que hay en el bosque...

Tenía cara de calavera y cuerpito de cadáver gastado.

Los ojos huecos latían un abismo inmenso, más inmenso que el abismo negro de la noche cerrada.

No tenía orejas porque no escuchaba, sólo la luz del presentimiento lo movía.

No conocía el sentimiento.

Sólo cumplía con su obligación.

Para muchos, sin lugar a dudas, era un ser desdeñable.

Para otros, sin embargo, era el santo más hermoso de todos, porque no tenía puesta la careta de la bondad.

Y muchos le tenían tanto pánico que ni siquiera se animaban a pasar por allí.

Y otros lo querían tanto que vuelta a vuelta le traían flores y regalos y le rezaban oraciones, y le traían espigas de trigo y maíz en la época de la cosecha o las flores cuando eran recién nacidos y sólo respiraban el perfume del cielo.

Y la mayoría decía que él no era un santo porque tenía un pacto con el Demonio y se llevaba solamente a aquellos que él quería para vengarse de ellos y hacerlos trabajar para el Mal.

Y la minoría decía que él era un agente de Dios, como tantos otros, sólo que su oficio era triste porque debía llevarse a los angelitos de la Tierra mientras sus madres desconsoladas les cantaban durante toda su vida nanitas de adiós.

Y él se reía de todos y no le hacía caso a ninguno porque en el fondo era un cínico.

Pero también era un santo.

Y tenía el don de acabar con la vida en cualquier parte que se lo propusiera y con cualquier ser vivo, persona, animal o planta.

Y había amado en otras épocas.

Y era sabio porque ahora sólo se amaba a sí mismo.

Y estaba enamorado de la Diosa Muerte.

Y la amaba en silencio, sin comprometerla jamás.

Y eran dos amantes ciegos cada noche.

Y él era una estatuita chiquita, chiquita, del tamaño de un gnomito petisito de ésos que hay en el bosque.

Y estaba hecho con el barro del lago.

Y dormía, cada noche, en la repisa de doña Cata.

Y sólo a veces.

Sólo algunas veces.

Salía a trabajar.

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