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Cuántos santos hay.

Ese olor me revuelve el estómago. No me voy a equivocar ¿pero, y si me desmayo? Se me mancha todo el traje. Aunque si me caigo sobre la alfombra larga roja, no.

El Padre encendió todas las arañas, como para un casamiento de primera, pero el olor ése me revuelve las tripas.

Prefiero el de la caca de Rubén.

Por mí no hubiera tomado la comunión tía María del Pilar le dijo a mamá: pero qué barbaridad obligar a esa criatura a hacer eso.

Las escuché pero ya se sabe, tía María del Pilar es una Arrebechea y los Arrebechea no la quieren a mamá, todo lo que ella hace o dice está mal para los Arrebechea.

Tomo la comunión para ser agradable a los ojos de Dios.

De paso le doy el gusto a mamá que tanto llora por mí Dios mío te pido que no me hagas morir, ni desmayarme, ni hincar el diente en la hostia Cada vez más fuerte, me dan retorcijones y ¿cómo voy a tragar? No me queda saliva para tragar. ¿Qué pasó con mi saliva? Qué techos tan altos. Pero el diablo aquí ni entra Mefistófeles, Lucifer. Aquí una está a salvo.

Eso, a salvo.

Ya me va a tocar el momento. A ver, cinco nenas nomás antes que yo.

Qué linda música la del órgano y el coro. Vuela al techo y se choca con el cielo pintado. Allá arriba viven los murciélagos. Ratones que vuelan. ¿Y si me cae un murciélago muerto sobre el vestido? A doña Teresa le pegó uno al lado, dicen.

Todos se ríen, yo me espanto.

Cómo puede ser que en la morada del Señor vivan esos monstruos.

Otro retorcijón. Me siento peor. No puedo caminar. Es porque no le dije al Padre lo del pito del Rubén y ahora me castiga Dios sin látigo, que ni falta le hace. La música del órgano y el coro es para que te vayas acostumbrando para cuando estés muerto. Es la música de allá arriba del cielo.

¿No es hermosa? Allá suenan las trompetas de los ángeles. Los pecadores caen duros como estacas a su sonido. Música celestial.

¿Por qué a mí me da miedo? Pero a vos nono querido, allá debe gustarte. ¿Vos también nos mirás todo el tiempo? No tendrán nada mejor que hacer que mirarme y justo se le ocurre al Rubén bajarse los pantalones y decir ¡mirá yo tengo pito y vos no! (-Sos terrible, sos malo Rubén); el nono que se murió va a venir esta noche y te va a tirar del pie con sus manos frías y olorosas a tierra. Te encierran en la tierra cuando te matan; al nono lo mató la tía Hersilia, lo mató a disgustos. Viene y te tira los dedos, acordate lo que te digo.

-A vos, a vos el nono te los va a tirar. Vas a ver. A vos.

No puedo dormir vigilándome los pies. Prendeme la luz, mami. Y "no se puede, che. Hay que ahorrar, qué te creés". El nono está metido en un pozo todo cubierto de tierra y se escapa porque es de noche y no lo vemos, los muertos frescos son los que más disparan porque no se acostumbran, si me duermo el nono me tira y me tira hasta llevarme a la diestra del Señor los chicos vamos al limbo, con todos los gorditos angelitos, mejor me quedo despierta no quiero que me lleven ahí todos lloran cuando te morís y la iglesia me da miedo con ese olor, no se puede hablar, no se puede reír, Dios controlándote desde allá arriba, o desde abajo, los santos lloran pero te miran ¿me espiarán por debajo de la pollera? en el espacio no hay abajo ni arriba, qué vergüenza. Yo me quedo dura, no entiendo ese idioma del cura, mejor no vengas nono, cuando yo te espié que te bañabas no lo hice a propósito, abrí la puerta nomás, y cuando escribí nono choto, tampoco sabía lo que significaba, me obligaron los tíos a copiar esa palabra. Andá y tirales a ellos los dedos del pie, perdoname nono, no vengas por favor). Y Rubén no sabe que te miran con esas caras serias los Santos, los muertos menean la cabeza y ven para más abajo todavía y ya te imaginan allá en el horno eterno.

Me parece que voy a vomitar la hostia. No me pasa, no me sale saliva. Me dan arcadas. Ay, manché todo el traje. Qué vergüenza. Soy una nena malísima.

La voy a matar a mamá.

La voy a matar a disgustos.

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