rosario

Martes, 20 de enero de 2009

CORREO

Joseph

Hay hombres imperturbables, difíciles de inquietar por la vía de las cosas sensibles, pero, la muerte a veces moviliza.

Este es el caso de Joseph, quien ahora peina canas y está profundamente conmovido por el fallecimiento del cardenal Pío Laghi, quien fuera nuncio apostólico durante los años de la dictadura militar en la Argentina. Astuto y eficaz, capaz de persuadir al genocida Videla de no ir a la guerra contra el genocida chileno Pinochet, pero que no alzó la voz contra los secuestros, las torturas, la desaparición forzada de personas, los vuelos que arrojaban desde los aviones disidentes políticos y activistas sociales.

Pío Laghi, una de las espadas de Karol Wojtila, un astuto maniobrador en los cenáculos y pasillos vaticanos. Quien interactuaba satisfecho con Galtieri, Viola, Massera, Agosti y Videla como supo hacerlo Pío XII con Hitler durante el Holocausto y la Shoá.

Ha muerto Pío Laghi, y es posible que Joseph Ratzinger, más conocido en los medios artísticos como Benedicto XVI haya evocado sus años juveniles cuando lucía el uniforme negro de las SS hitlerianas y exterminaba inocentes por las calles germanas.

Hay hombres imperturbables que sólo se conmueven cuando muere alguien de su calaña.

Manuel López Ocaña

lopezocañ[email protected]

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