rosario

Martes, 16 de febrero de 2010

CORREO

Los miedos y los medios

Con una catarata de reiterados comunicados, un solo un hecho delictivo se convierte en pandemia y se multiplica en los distintos medios incrementando el miedo colectivo e instalando el término inseguridad, generando un pánico colectivo que repercute en las actividades comerciales y especialmente las gastronómicas nocturnas ya que desalienta la salida de la familia. En muchos barrios, se va perdiendo una vieja costumbre rosarina de "tomar fresco" en la vereda y desafortunadamente eso que contribuye a la propia seguridad de las familias ya que es ocupar los espacios que son nuestros, es parte de los indicios de esa instalada sensación colectiva de temores bautizada como "inseguridad" y que muchos medios potencian irresponsablemente.

"A vos porque nunca te pasó nada", me increpan cuando he dicho que me parece una exageración mediática al referirme a que en todas las grandes ciudades estos problemas existen y que las nuestras no están exentas de tales fenómenos sociales y agregan en un tono que me irrita, "habría que quemar todas las villas o meter en una isla a estos negros de mierda".

Porque los blancos, rubios y de ojos celestes no roban, a lo sumo evaden impuestos, cargas sociales de sus empleadas domésticas, construyen edificios con mano de obra barata eludiendo todas las cargas sociales y hacinando a sus peones golondrinas en pocilgas "hospedajes" o en "obradores de maderas y chapas" en las mismas obras, utilizando generalmente a indocumentados que serían esos negros de m...., paraguayos, bolivianos o peruanos y sometiéndolos a regímenes de trabajo indignantes de doce horas de trabajo diarias, sin protecciones y elementos de seguridad.

No vamos a tener seguridad mientras no se combata la inseguridad social que implica el desempleo, el trabajo en negro, la falta de futuro de nuestros jóvenes, el negocio del paco y no es el de Francisco Manrique , nuestros funcionarios policiales deban cubrir sus necesidades con "servicios adicionales", resignarse a no tener una vivienda digna con la que disfrutar de sus propias familias y deban convivir con más de uno de sus excluidos vecinos y engancharse en la luz y el agua, no se les garantice formación y educación a su núcleo familiar y el acceso a la salud les resulte prohibitivo.

Angel M. Contestí

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