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Viernes, 9 de febrero de 2007

CORREO

Urbanización

La urbanización de Rosario siempre transcurrió de forma espasmódica. Repetidamente se trató de solucionar demandas que requerían una respuesta para problemas puntuales o, en el peor de los casos, la obtención de beneficios especulativos de los tenedores de la tierra. En general cada nueva administración ha traído "nuevas" ideas, pero casi siempre desechando en todo o en parte lo anterior a ella, en pos de dejar su "impronta" con afanes político﷓personales. Esto es lo más contrario a la planificación que pueda imaginarse, y por lo tanto, lo más perjudicial para el desarrollo urbano y la calidad de vida de sus habitantes. Esta reflexión nos lleva entonces al punto excluyente, que es imaginar nuestro espacio en el futuro, a 5, 10, 20 y 50 años. También es innegable que nuestra ciudad posee un gran potencial de crecimiento, por el lugar geográfico que ocupa, la topografía donde se asienta, el desarrollo demográfico, cultural, comercial y comunicacional. Pero para el verdadero desarrollo hace falta algo fundamental: el crecimiento en lo social, el acceso de todos a la posibilidad del trabajo, la vivienda, la educación y la salud. Si bien las condiciones económicas dependen de las políticas nacionales que se apliquen, desde nuestra ciudad podemos influir sobre el cambio necesario, a través de propuestas que orienten a Rosario, no solo en una ciudad de servicios, comercial y turística; sino en una ciudad claramente industrial. Con el sustento industrial como parte de la economía en nuestra ciudad conseguiremos el verdadero desarrollo. Es la actividad que genera el mayor valor agregado, produce mayor nivel de ocupación y, en definitiva, logra motorizar el ascenso social de amplias capas de la población, produciéndose entonces el progreso urbano perseguido. Es necesario dar impulso a la concreción de los Parques y Areas Industriales, privilegiando la concentración por rubros, con abastecimiento de la infraestructura completa y tratamiento de efluentes. Crear áreas con provisión de accesos ferroviarios y viales, energía y comunicaciones; con amplios espacios de separación con las áreas habitacionales circundantes existentes o a formarse; con concentración intermodal de la logística. Proponer nuevas áreas especiales para el asentamiento de agroindustrias a la vera de los futuros tendidos ferroviarios hacia los puertos del Area Metropolitana. Tomar medidas de promoción que favorezcan el asentamiento de industrias dentro de nuestro distrito, con desgravaciones, provisión de tierras y servicios. Del mismo modo apoyar a la pequeña industria existente y a las cooperativas de trabajo y producción, facilitando el avance tecnológico de las mismas.

Tener determinación para mediar con los demás niveles gubernamentales y facilitar el establecimiento de los proyectos industriales más importantes y generadores de mayor cantidad de mano de obra. Benjamín Vicuña Makenna, intendente de Santiago en Chile desde 1873 a 1875 dijo sobre el espacio que debía administrar, que existían dos ciudades, una "La ciudad ilustrada, opulenta, cristiana, ordenada, limpia" y otra "La ciudad bárbara, una inmensa cloaca de infecciones y de vicio, de crimen, de peste, un verdadero potrero de muerte". A 150 años de esta descripción hay una Rosario ausente en el montaje escenográfico de la gestión socialista. La solución es un auténtico plan de transformación hacia lo industrial y productivo.

Concejal Fabio Gentili

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