rosario

Lunes, 4 de enero de 2010

SOCIEDAD › PRODUCCIóN DEL TALLER DE FOTOGRAFíA PARA INTERNOS DEL IRAR

Imágenes de chicos que están adentro y miran hacia afuera

La actividad coordinada por Gustavo Rodeni y Natalia Cavalieri logró concentrar la atención de un grupo de jóvenes que hizo sus propias fotos. Además de la muestra en el interior de la institución, proyectan hacer una exposición pública.

Gustavo Rodeni trabaja desde hace varios años en el Instituto de Recuperación del Adolescente, pero recién en 2009 coordinó el taller de fotografía, junto a Natalia Cavalieri. Durante todo el año, realizaron distintas actividades con un grupo de internos que se mantuvo bastante estable. "Por las características del instituto no pudimos trabajar con un grupo del principio al fin, no se pudo planificar con quién trabajar, porque a veces vas a buscar a un chico y salió en libertad, o lo llamaron a declarar desde Tribunales, o tuvo que ir a una rueda de reconocimiento, aún así tuvimos un grupo que se comprometió con el taller", indicó Rodeni. El viernes 18 de diciembre realizaron la muestra de fin de año. Algunos de los trabajos que se mostraron en esa ocasión se reproducen en estas páginas. "El acto de fin de curso fue muy íntimo y muy lindo. Fuimos con nuestros hijos", señaló Rodeni, mientras su compañera de tareas agregó: "La pasamos muy bien, y nos dio la posibilidad de proyectar una muestra afuera".

Más allá de las generalizaciones que se escuchan sobre la situación en el Irar, quienes trabajan allí y conocen a cada uno de los internos saben cuál es la historia personal de cada uno de ellos y cuáles son sus posibilidades. "Con algunos de los chicos no trabajamos porque no están en condiciones de hacer una actividad como ésta", indicó Rodeni, mientras Cavalieri apuntó: "Algunos pibes no lo pueden disfrutar. Depende de las situaciones que están atravesando".

Cuando hablan del taller, los coordinadores se emocionan, y afirman que se trata de "un grupito hermoso", al tiempo que señalan la "necesidad de cariño" de los pibes. "En el grupo que conformamos, entre ellos se llevan muy bien", dice Cavalieri, que comenzó en 2008 con un taller de plástica, pero eligió seguir durante el año pasado en una actividad conjunta con Rodeni. "Poder proyectar de a dos es interesante, y necesario, porque te permite desarrollar la tarea de otra manera", indicó Cavalieri, quien subrayó que se trabajó a partir de "la importancia de la imagen" para los internos. "Los chicos se entusiasmaron mucho", agregó. Por eso, para ellos, los viernes era una cita obligada.

La primera tarea fue la construcción del laboratorio, que llevó un par de meses. "Hicimos una pared adentro de uno de los talleres, en todo el proceso participaron los chicos", indicó Rodeni, quien señaló que también hicieron la instalación eléctrica. "Algunos chicos estuvieron en el laboratorio y después salieron en libertad, o no pudieron seguir yendo", indicó el tallerista.

El trabajo es colectivo. "Algunos sacaban las fotos, otros las revelaban, otros positivaban", contó Cavalieri. "Lo primero que me acuerdo fue cuando hicimos la cámara oscura. Una vez que tuvimos el laboratorio armado comenzamos a construir fotografía estenopeica, con una caja de cartón con estenopo, que requiere de un tiempo de exposición de un minuto, y si está nublado, de dos minutos y medio", rememoraron. "Si bien todos colaboran, ellos identifican algunas fotos que hicieron", agregó Rodeni.

Y con sus relatos del ritmo de trabajo rompen los estereotipos. "Los chicos son muy respetuosos con todos los integrantes de la institución", subrayó Cavalieri, mientras Rodeni apuntó: "Cuando se enganchan con la actividad le ponen mucha pila, mucha imaginación. Son muy inteligentes para trabajar desde la precariedad". Y recordó también que "son adolescentes, son ansiosos". En ese punto, el taller del Irar no se diferencia de cualquier otro. "La fotografía implica ansiedad, paciencia, te deslumbra cuando la foto sale bien, te enoja cuando sale mal. Y no siempre sale, porque no es magia", apuntó Cavalieri. Su compañero señaló el disfrute de cada uno de los encuentros. "Hubo momentos tan lindos", enfatizó.

Para Cavalieri y Rodeni los chicos que trabajaron en el taller -un grupo variable, que no pueden cuantificar por las características propias del Irar- "tienen herramientas. Después, cuando salen se encuentran con una realidad muy difícil, y ellos lo saben, pero son muy buenos pibes".

En función de la calidad humana que encontraron en los internos que participaron del trabajo, -y también para proyectar la actividad fuera del Irar- planean una muestra abierta al público, a la que esperan poder llevar a todos los talleristas. "Queremos organizar algo con sus palabras y sus imágenes, que los exprese", indicaron sobre la continuidad del taller. Mientras tanto, algunas de las imágenes que los chicos lograron durante todo el año pueden apreciarse en las paginas de Rosario/12, para que no se hable sólo de delincuentes, sino también de personas con capacidad de hacer.

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El Irar visto desde atrás. Se divisa la cancha de fútbol y algunos objetos fuera de uso.
 
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