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Jueves, 28 de mayo de 2009

PSICOLOGíA › JACQUES NASSIF, DISCíPULO DE LACAN, HABLA DE SU úLTIMO LIBRO

Psicoanálisis clandestino

"El tercer tiempo del psicoanálisis" plantea una época nueva, después de las dos iglesias que construyeron Freud y "el rey Lacan". Llama a crear un lazo social nuevo que no pase por la transmisión carismática. También augura tiempos difíciles.

 Por José Manuel Ramírez *

Jacques Nassif fue discípulo de Lacan y redactor de algunos de sus Seminarios. Estuvo en Rosario en la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud Rosario. En una extensa entrevista, cuya segunda parte se publicará el jueves próximo, se refiere a su último libro "El tercer tiempo del psicoanálisis".

- ¿Cómo nació su último título?

- Una editorial hizo un libro de algunos textos y de conferencias dadas en Montreal, y otros artículos. Era un conjunto que se sostenía.

- ¿En que consiste esa tesis de un tercer tiempo?

- Es muy sencillo. El caso es que vivimos después de la constitución de dos iglesias: la de Freud, y yo compartí la locura colectiva del rey Lacan, fui uno de sus súbditos más fieles, pero ya muerto su voz no se puede oír de la misma manera, grabada y publicada por su hijo político, de tal forma que nos toca inventar algo nuevo en el marco del psicoanálisis. Quiero decir, un lazo social nuevo que no pase por una transmisión carismática, que es un concepto de Max Weber, el sociólogo; hay disciplinas que han necesitado de un maestro que con su carisma haga el viaje de sus ideas, me parece que no lo tenemos más en esta disciplina del psicoanálisis y nos toca entonces no seguir con la política de Lacan que no paraba de abuchear e incluso de insultar a mucha gente, poniéndose muy crítico, muy agresivo con gente que hubiese podido ser amigos suyos incluso o fieles, para picar o dejar pasar de esa manera algunas ideas que siguen siendo importantes. Me parece que esto ha cambiado, que no se puede seguir de esta manera transmitiendo el discurso analítico. ¿Entonces? ¿Cómo?

¿La forma de la iglesia, acaso es la única manera de constituirse el grupo de psicoanalistas?

- Yo preferiría que se abandonara.

- Pero lo de Lacan fue una iglesia al estilo de lo que pudo ser la IPA de Freud.

- Creo que aún más.

-¡¿Sí?!

- Sí. Freud también se presentaba como ejerciendo una autoridad institucional e instituyente, pero Lacan no dudó en imponer o excluir a gente de una manera muy poco democrática. Es la palabra democracia que quisiera introducir como algo bueno para el psicoanálisis.

Justamente estaba leyendo una ponencia suya en la Maison de la UNESCO en 2001, donde usted reinvindica la democracia, exaltando las formas latinoamericanas de relación de los analistas.

Estamos intentando crear un Interasociativo, varias asociaciones que se junten, incluso si se pelean se junten en un marco único que se llama aquí Convergencia, que llamamos en Francia, Interasociativo, pero que respete la heterogeneidad que puede existir a pesar de diferencias insalvables, que se pueda respetar a las diferentes corrientes que pueden convivir incluso si el debate se pone difícil, pero que ese debate no llegue a la discusión y al insulto. (Cuando llega el café, Nassif hace una disgresión: -El azúcar se usa en Francia en relación a la censura, azucarar un texto es censurarlo".

¿Y cuando un texto es picante? Está bueno.

- Está bueno.

Que tenga pimienta.

- Que tenga sal. La sal es la agudeza. Para mí lo que importa es que en el discurso que se intercambia entre gente que tiene diferencias, para seguir con lo que hablábamos que no haya demasiada censura. Si hay un respeto suficiente al otro y a su posición diferente podemos seguir debatiendo.

¿En ese sentido, cómo ve la supervivencia del psicoanálisis?

- El futuro es una ilusión. Hay una ilusión de futuro y el futuro sigue siendo una ilusión. La única cosa que puede asegurar es que cuando una persona ha encontrado un analista en su vida no lo deja escapar tan fácilmente, o sea que se valora la posibilidad que ofrece esta persona de dejarle hablar de cosas importantes para él, con tal que eso pueda seguir, incluso en la clandestinidad, porque puede ser que cada vez más el lazo social o del estado nos obliga a tener unos títulos que tendrían que ver con la psicoterapia y que no sean del análisis, pero yo pienso que se puede a pesar de ello entrar en la clandestinidad y seguir haciendo nuestra tarea de analistas respetuosos de la regla fundamental, ofreciendo a la gente este trabajo tan peculiar que es la función en la cual no hay que confirmar hipótesis preestablecidas, la gente no viene para confirmar lo que se sabe ya del saber freudiano o lacaniano, al contrario vienen para poner en cuestión lo ya sabido, lo ya manido, para hacer avanzar una búsqueda y es esta búsqueda lo que me importa, que tiene que ver con algo muy inventivo que estaría más cercano a la poesía o al arte que a la ciencia. Entonces el futuro del análisis, creo que pasa por pequeños grupos más que por instituciones populosas con capillas y grandes próceres que tendrían discípulos y alumnos. Pienso que el futuro pasa más bien por estos pequeños grupos donde se puede trabajar donde se puede trabajar de una manera fraternal, una forma de hermandad en las dificultades apoyándose, porque las dificultades nos esperan, esto es seguro. En Europa, las leyes europeas tienden a imponer el marco de la psicoterapia y del título de psicoterapeuta, tal como es el caso en Italia, en Alemania, en Holanda, en Inglaterra, incluso en Inglaterra hay problemas cada vez más difíciles para el psicoanálisis que no tiene meta o no tiene final establecido, no se sabe lo que es la curación en el marco del psicoanálisis, hay un término. Yo pienso que la psicoterapia no tiene término, podemos hasta el final quejarnos y pedir ayuda, pero un psicoanálisis debe tener un término. Con un psicoanalista dado hay un terminar de la cura.

*Coordinador de la página de Psicología de Rosario/12.

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Jacques Nassif redactó algunos seminarios de Lacan, del que fue uno "de sus súbditos más fieles".
 
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