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Jueves, 9 de abril de 2015

PSICOLOGíA › EL DRAMA DE LAS ADOPCIONES REQUIERE UNA REVISIóN URGENTE DE LA LEY

Niños entregados y devueltos

En la búsqueda casi exclusiva de la respuesta en una ley como "herramienta", muchos niños y niñas fueron declarados en "estado de adoptabilidad", y se les asignó rápidamente una familia como "solución" a un problema que luego reverdece.

 Por Mercedes Minnicelli*

Durante muchos años hemos podido constatar el grave problema que implicara ese estado de "stand by" jurídico y subjetivo cuando un niño o niña por razones que pueden considerarse necesarias (nunca justificadas), permanecen en un hogar de albergue convivencial durante años. Buscando nuevamente y de manera casi exclusiva la respuesta en una ley como "herramienta", por la nueva ley de adopción, muchos de esos niños y niñas fueron declarados en "estado de adoptabilidad", buscándoles rápidamente una familia como "solución" a su problema.

Sin embargo, ese letargo añoso versus la premura casi impulsiva, vuelven a chocarnos de frente con una experiencia de esas que pueden resultar de novela de terror para los protagonistas y debiera conmovernos. Las paradojas del sistema se presentan en todos los casos de manera simultánea y opuesta, como las dos caras de Jano.

"Venimos a devolverlos".

Relata un operador judicial: "Lo que me pasó fue desazón. Desesperanza. Desconsuelo. Quedamos impávidos. Quedamos como con un gesto estático. No sabíamos qué decir. No sabíamos cómo responder. En la sala del Juzgado de familia, cuatro niños llegaron con los padres adoptivos a quienes habíamos "entregado" los chicos, hacía dos meses y medio, no más y nos dijeron "venimos a devolverlos" (sic)".

Ya la propia denominación del acto, surgido de procedimientos jurídico administrativos, debe interpelarse. ¿Entrega? ¿Devolución? La condición de hijo ¿admite los vocablos "entrega" y "devolución"? ¿Serán estas las denominaciones de la fundación de una relación que requiere de condiciones de posibilidad para su institución?

La premura arrasa y precipita decisiones cuando ¡Ahora sí tenemos una ley de adopción! La mal llamada desinstitucionalización hace sentir sus garras nefastas, siniestras cuando se hace carne en el fracaso de las adopciones. Niños convivientes en hogares de albergue por varios años, son "entregados" en adopción a matrimonios de manera legal y como dios manda. A los pocos meses, ese mismo matrimonio contra todos sus principios, preceptos, deseos y demás... se presenta en el juzgado para "devolverlos". Todos salen dañados. Los niños y niñas que reafirman ese sufriente sentirse no dignos de amor y esos sujetos poco tiempo antes deseantes de la posibilidad de la maternidad y la paternidad, heridos en la disponibilidad amorosa, quedan subsumidos en la más profunda impotencia.

En la repetición la institución del abandono se hace carne en esa piel. La propuesta de interrogar estas ceremonias mínimas, nos conduce a las raíces de nuestras creencias occidentales, a lo que entendimos debe ser la familia, la sagrada o la pagana, familia al fin. Filiación y crianza sea por el origen mítico de los tiempos, sea por el origen religioso competen a dos caminos de subjetivación que bien pueden ligarse entre sí, o bien pueden seguir vías distintas que requieren ser pensadas en sus diferencias reales, simbólicas e imaginarias.

Sabemos los estragos de la confusión entre filiación y apropiación en nuestro pasado reciente y mucho se ha escrito sobre el tema. Ahora se trata de nuestra contemporaneidad y son nuestros chicos y chicas bajo Medidas Excepcionales los que nos reclaman en tiempos de democracia y en clave de derechos.

La revisión del problema es urgente, es necesaria e imperiosa. Nos convoca a que podamos dejarnos impactar por la escena, escuchar y responder(nos) a la pregunta que expresa de alguna manera el decir de numerosos chicos cuyas mamás y papás, no pueden sostener la crianza en el devenir de la vida diaria, en la cotidianeidad aunque esos niños y niñas, se viven filiados a ellos. La posibilidad de acortar los tiempos de las decisiones requiere del análisis caso a caso. Requiere sostener las vicisitudes de lo que una adopción implica.

Filiación y crianza, en el marco de la ley pueden resultar en nuestra época tanto un camino que remonte a las versiones más oscuras de la institucionalidad, o bien, la mejor de las oportunidades de otras historias de nuevas familias, dignas de ser contadas.

*Psicoanalista. Profesora Nacional de Educación Preescolar. Autora de los libros Infancias Públicas. No hay Derecho. (2004); Infancias en Estado de Excepción. Derechos del niño y Psicoanálisis (2010); Ceremonias mínimas. Una apuesta a la educación en la era del consumo (2013) Homo Sapiens, entre otras publicaciones nacionales e internacionales. Compiladora de Infancia e Institución(es) y La infancia en la trama del lenguaje (2008), Buenos Aires, Noveduc. Asesora de Equipos docentes y profesionales interdisciplinarios en diferentes regiones Argentina.

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La mal llamada desinstitucionalización tiene una cara nefasta.
 
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