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Lunes, 16 de agosto de 2010

OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD

Indicadores y tensiones políticas

Los fuertes conflictos políticos que se van profundizando a medida que se acerca el 2011 parecen afectar muy poco a los indicadores de actividad económica que le han permitido a los tres niveles del Estado recuperar expectativas de gestión.

 Por Leo Ricciardino

Más allá de las tensiones políticas lógicas de un año preelectoral, hay indicadores económicos que parecen ajenos a estos comportamientos que tienen que ver más con ansiedades personales que con crisis estructurales de representación política. Es decir, no hay consecuencias sociales graves o económicas por el portazo de Elisa Carrió al Acuerdo Cívico. Ningún mercado o grupo social se ve seriamente afectado por la duda y el misterio eterno de Carlos Alberto Reutemann; mucho menos existen vastos sectores de la sociedad argentina que no llegan a fin de mes por el sólo hecho de estar sumidos en la incertidumbre de si en realidad será Ricardo Alfonsín o Cleto Cobos. Muchas menos alteraciones se notan si se trasladan estos interrogantes a la política provincial o local.

Y esto es importante advertirlo porque más temprano que tarde es lo que termina influyendo en el voto y sería realmente largo y tedioso ponerse a citar aquí ejemplos cercanos que todos conocemos.

Si la marcha de la economía -de la actividad económica, para ser más específicos continúa como en estos últimos meses, va a ser muy difícil que los sectores políticos que hoy administran distintos niveles del Estado pierdan estruendosamente en los próximos comicios. Hoy no hay casi encuestas que no den hacia arriba a la hora de evaluar gestiones de gobierno. Y esto es porque se ha recuperado confianza y poder de consumo en vastos sectores sociales. Recién ahora, por ejemplo, se ve claramente el impacto de la Asignación Universal por hijo en los comercios de barrio. Informes recientes en diarios opositores al gobierno han dado cuenta del fenómeno. En Rosario también se puede medir: Un comerciante conocido del rubro de artículos deportivos notó que vendió más en los últimos dos meses en sus locales en barrios populosos que en sus sucursales más céntricas.

Así como la evolución del IVA determina el nivel de la actividad económica a nivel nacional y los Ingresos Brutos lo hacen a nivel provincial; en los municipios lo que marca cómo se mueven esos indicadores es el Derecho del Registro e Inspección. Si se compara lo que recaudó Rosario en materia de Drei en junio de 2009, con lo que percibió en junio pasado, el incremento supera el 50 por ciento. Y fue en aumento progresivo -comparando mes contra mes de ambos años desde enero sin detenerse.

Tanto la provincia de Santa Fe como la Municipalidad de Rosario no saben ya cómo disimular el crecimiento de todos los guarismos, conscientes de que no es del todo bueno transmitir demasiado optimismo en las finanzas cuando todavía queda mucho por pedirle a la Nación en el caso de la administración Binner, y a la provincia en el caso del intendente Lifschitz. Pero las planillas no se equivocan y ambos niveles del Estado han recuperado recaudación a niveles importantes después de meses de malaria.

Ejemplos concretos. La provincia pudo en cuestión de días duplicar las partidas para el funcionamiento de hospitales en todo su territorio y liquidar deuda vieja a prestadores de Salud por cifras millonarias. El municipio que desde principios de 2008 invertía poco más de un millón de pesos mensuales en mantenimiento de pavimento -y eso comenzó a notarse mucho ahora pasará a gastar más de 6 millones por mes sólo en ese rubro. No se sabe bien cuánto durará esto, pero nadie está dispuesto a desperdiciarlo.

¿Esto quiere decir que todo está bien? Para nada, son coyunturas favorables que no alcanzan para paliar los problemas estructurales como la pobreza, el desempleo o el empleo en negro que en la provincia de Santa Fe sigue en un 40 por ciento. Pero aún para esos sectores castigados la percepción es otra.

Puede haber problemas con el campo, las retenciones y las aspiraciones políticas de algunos dirigentes del agro; pero estas tensiones no impidieron que Cargill invirtiera 450 millones de pesos en Villa Gobernador Gálvez. Negocios son negocios. Tampoco frenaron los precios internacionales de los cereales ni las ganancias netas de miles de chacareros que siguen y -probablemente seguirán sin querer a este gobierno nacional.

Para los niveles ejecutivos -los cargos legislativos son otra cosa es necesario que se instale un hartazgo o una imperiosa necesidad de cambio para que las fuerzas de la oposición empiecen a visualizar una chance concreta, y para que el electorado comience a visualizarlos a ellos como expresión de ese cambio. En ese entendimiento, la verdad es que no la tienen muy fácil, por lo menos visto desde estos meses que quedan de 2010. Salvo que los oficialismos se equivoquen mucho en las candidaturas.

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