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Lunes, 8 de septiembre de 2014

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD.

Un debate bajo techo

El gobierno provincial acusó el impacto del golpe que significó el informe de la ONG TECHO sobre las villas de emergencia en Rosario. Las sospechas políticas y una realidad incontrastable. La Policía Comunitaria y su primer hecho de sangre en el barrio Las Flores.

 Por Leo Ricciardino

Da la impresión de que el gobierno provincial necesitará algo más que deslizar, a manera de rumor, algún tipo de vinculación kirchnerista del titular de la ong TECHO para contrarrestar los números del informe habitacional de Rosario. En efecto, se acusó el golpe político que significó dar a conocer que el doble de familias de aquí viven en condiciones habitacionales paupérrimas, a diferencia de Córdoba. Más de 40 mil contra 20 mil en el área metropolitana de la capital mediterránea. Y tampoco resiste Rosario, desde ese punto de vista, la comparación con La Matanza, que es un distrito con el doble de habitantes que la mayor ciudad santafesina.

También se agrega que en las villas de emergencia de Rosario más del 94 por ciento de sus habitantes están enganchados de la luz, mientras que en Córdoba se registraron apenas el 53 por ciento. Un ítem que lleva a la pregunta inmediata acerca de los supuestos programas de la EPE para la construcción de pilares comunitarios a tarifas sociales o con servicio gratuito.

Pero hay que entender bien cuál es el propósito de ese informe crítico que tanto molestó a la administración del Frente Progresista. No trata de establecer grados de pobreza o cargar tintas sobre los planes habitacionales no concretados. Pone negro sobre blanco una realidad incontrastable: los pobres de Rosario son los que peores casas tienen en todo el país. Y el propósito de los miembros de TECHO es que se tome conciencia sobre la posibilidad de recurrir a nuevos y más económicos modelos de unidades habitacionales para dar esas respuestas. Hacer el doble o el cuádruple de viviendas con los mismos recursos, ese sería el propósito. Y por eso tienen un modelo desarrollado que han puesto a la vista en lo alto, al lado del Monumento a la Bandera.

La ciudad de Buenos Aires está llena de villas de emergencia y su gobierno tiene también un gran déficit habitacional. Pero esas villas se han desarrollado -hasta en altura, en un cuarto piso- con viviendas de material. Lo que el informe dice es que Rosario tiene la mayor cantidad de viviendas de chapa y cartón que existe en Argentina. Y habría que comparar con el resto de Latinoamérica para ver en qué situación se encuentra esta ciudad.

Hablando del tema con el padre Joaquín Núñez, que vive en una villa y en un "rancho", como él mismo lo llama; los números del informe no lo sorprendieron. En base a su larga experiencia el sacerdote apuntó dos cuestiones centrales para comprender el desarrollo exponencial de las villas de emergencia en Rosario y sus características: las tierras fiscales y el clima. Esto es, mucho lugar público descuidado donde asentarse y una zona climática que permite el modelo de vivienda de chapa y cartón. "Es más, yo mismo tengo asentada mi casita en terrenos fiscales", dice el padre Joaquín, que viene de entrevistarse nada menos que con el Papa Francisco sobre este tema.

Mientras se piensen en viviendas tradicionales que representan enormes inversiones para el Estado, cubrir el número de casas que la demanda social con menos recursos reclama implicará años de planes que son muy difíciles de sostener en el tiempo. En algunas zonas, con materiales y capacitación se podría mejorar mucho las características de viviendas que no tienen nada y que ya no quedan muchos lugares en el mundo donde se puedan ver. Es cierto que desde el gobierno aspiran algún día en normalizar la situación de esos vecinos de Rosario, con servicios y asistencia de todo tipo. Por eso no hay proyectos para soluciones definitivas en lugares en los que ni siquiera tienen trazadas calles. Pero la solución improvisada de miles de familias que se asentaron en esta ciudad lleva ya muchos años y lo que es peor, continúa en crecimiento.

Policía en acción

A horas de que el ministro Raúl Lamberto anunciara la puesta en marcha de la Policía de Acción Táctica (PAT), la Policía Comunitaria que ya debutó hace meses en Las Flores y que se iba a extender por varios barrios de la ciudad tuvo su primer hecho de sangre: baleó a un joven de 26 años que se estaba tiroteando con una banda narco que ya había herido gravemente a su esposa. Por lo que cuentan los testigos, la policía llegó y empezó a dispararle hasta que lo hirió en la cabeza. De milagro no perdió su vida y se encuentra en estado delicado internado en el hospital de emergencias. En ningún momento los agentes parecieron advertir que a esa misma persona le estaban disparando desde otro sector del mismo barrio. Es más, la banda logró darse a la fuga ya que los disparos policiales sólo se orientaron al muchacho herido.

El hecho marca que por más nombres y divisiones que se pongan en marcha en el terreno, la policía sigue siendo una sola. La misma fuerza que cuando no tiene problemas de vinculación directa con el delito, tiene serios inconvenientes en demostrar capacidad para resolver situaciones de inseguridad en Rosario.

La Policía Comunitaria que había tenido buenos resultados en la pacificación de sectores como el barrio Las Flores, ahora suma una actuación que la vincula a las tradicionales prácticas policiales. Pero más allá del hecho puntual, esa división ya venía perdiendo fuerza porque no se había logrado de parte del gobierno seguir adelante con el reclutamiento de agentes que o bien quieran volver a la fuerza o bien egresen de la escuela de cadetes. Toda la transformación policial que anunció el gobierno ni siquiera se puede decir que avanza lentamente. Parece absolutamente detenida cuando los propios profesores del Instituto de Formación Policial denuncian que cobran dos veces al año y que se han reducido drásticamente las horas cátedra en la formación de las nuevas camadas policiales.

En la semana fue el propio ministro de Gobierno Rubén Galassi el que reconoció que las reformas encaradas no estaban dando los resultados esperados. Unos días después, el senador nacional Rubén Giustiniani pidió en una charla con vecinos en la seccional 14ª de Rosario, que "la policía deje de ser parte del problema de la inseguridad, para pasar a ser parte de la solución" del flagelo que más ha impactado en la gente en los últimos tiempos.

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Imagen: Alberto Gentilcore
 
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