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Domingo, 6 de mayo de 2007

OPINIóN › PANORAMA POLITICO

Palabras cruzadas

 Por Pablo Feldman

Aunque faltan cuatro meses para la elección, los candidatos se muestran ya dispuestos a discutir, y tal vez hasta a debatir. Por ahora lo hacen entorno a cuestiones que guardan poca relación con las necesidades de los santafesinos, pero se va perfilando la campaña.

Sin dudas, el "centro del ring" lo ocupa Hermes Binner, no sólo por la ventaja que le dan las encuestas, sino porque tanto Agustín Rossi como Rafael Bielsa deben dirimir todavía quién de los dos será el candidato que enfrente al dirigente socialista. Tal vez por esa misma razón es que los respectivos "vices" de los aspirantes del Frente para la Victoria se mantienen en prudente silencio, a diferencia de la candidata de Binner, que mantiene un elevado nivel de exposición inclusive desde antes de ser confirmada en el binomio que irá por la gobernación.

Griselda Tessio tiene un "pine" que supera al de sus adversarios, al punto que cuando ella habla le contesta uno de los precandidatos a Gobernador -Bielsa- y el Presidente del bloque de Diputados del oficialismo -Mario Lacava-.

No está mal, sobre todo -si como se dijo en esta misma columna el domingo pasado- Jorge Obeid puede evitar tener que "salir" en todas las jugadas. Parece que a Bielsa le arrimaron los números de la provincia, y que los amigos del Gobernador le hicieron saber que no le sería perjudicial "pegarse" a la gestión, cosa que hasta el momento no había ocurrido. "Santa Fe fue premiada como provincia exportadora el año pasado, esto es futuro, ¿esto es lo mismo que hace 24 años?, le pregunto a ese candidato que no lee los diarios, o ¿ser médico anestesista lo anestesia a él?", dijo Bielsa quién más adelante llamó "triste candidato" al ex-intendente de Rosario, para alegría de la claque que debió pensar que estaba frente a un gran discurso. Pero más allá de eso, la exposición de Bielsa -más mediática que otra cosa- es una apuesta en dos frentes: La interna que no pudo evitar, e instalarse como la contrafigura de Binner.

Visto desde la óptica socialista la cosa es diferente. No sólo porque el candidato socialista prácticamente ignora a sus oponentes -"todavía no sabemos quién va a ser el candidato", contesta Binner cuando se le pregunta acerca de un eventual debate- sino que el "caballito de batalla" parece que será apuntar sobre los 24 años de gobiernos justicialistas en Santa Fe.

Binner no tiene la menor intención de ocuparse de Rossi o de Bielsa, ni

siquiera del gobierno nacional -que últimamente ofrece algunos flancos que

antes no ofrecía- su discurso está basado en "el cambio" sin siquiera verse obligado a explicar las razones, y para ello apela a episodios muy presentes en la memoria de los santafesinos como las inundaciones o las privatizaciones, entre los más relevantes, hasta los menos importantes pero de alto impacto como el corte de luz en el centro de cómputos cuando ganó la gobernación José María Vernet, o las urnas flotando en el Paraná cuando Héctor Cavallero derrotó a Alberto Joaquín, o el más reciente -récord de demora en un escrutinio- cuando en 1995 pasó prácticamente un mes sin saber quién había ganado los comicios. "No estamos frente a un coro de ángeles", fue todo lo que dijo Binner para respaldar las declaraciones de Tessio, que habló de "fraude".

Frente a todo esto, Agustín Rossi prefirió mantenerse al margen. El jefe de la bancada de diputados nacionales ya pasó por una camapaña versus Binner y sabe que es mejor "hacer la suya" que ir al choque. Además, disgustado desde hace meses con el Gobernador -por la falta de prescindencia- mal podría "apropiarse" de la gestión, aunque como ocurriera hace dos años -cuando enfrentó a Binner para diputados- hace equilibrio en relación también a Carlos Reutemann que se borró como nunca antes de una campaña. Cerca del Lole sostienen que cuando haya un candidato va a aparecer más seguido. Otros sostienen que el ex-piloto con su discurso de "hagan lo que quieran" está a la espera del resultado del 2 de setiembre para "cobrarse" lo que él cree que le han hecho.

La candidatura de Roxana Latorre tiene que ver con eso, y si bien todavía hay quienes ponen en duda que la senadora llegue al 2 de setiembre, el "armado" no parece para negociar un eventual retiro de la candidatura. Más aún, la ex-funcionaria del Lole parece dispuesta a confrontar con sus "compañeros" que no terminan de cruzarla de vereda porque no saben realmente hasta dónde llega el apoyo que ella dice tener de Reutemann y de Cristina Fernandez K.

Faltan cuatro largos meses, y así como la semana pasada Binner cometió la torpeza de comparar a Roberto Rosúa con "el Maradona actual", otros candidatos parecen dispuestos al ditirambo. Ninguno de ellos cuenta con la gracia innata del cordobés Luis Juez -candidato en Córdoba- ni con el aval excluyente del Presidente como el que exhibe Daniel Scioli en Buenos Aires. De hecho Santa Fe es la única provincia en la que van a ir a internas para definir un candidato a Gobernador del Frente para la Victoria, y eso no es un hecho menor. No sólo por la "baja fidelidad del voto" -que todos niegan pero que en privado reconocen- sino por el desgaste frente a un candidato que hace dos años recorre la provincia y está instalado en la opinión pública como tal. Otro dato para tener en cuenta es el Congreso del Partido Socialista (ver edición nacional) y las diferentes posturas que conviven -sin rupturas- en una organización que tradicionalmente aparecía como monolítica. Hay que decir que esa "unidad de criterio" reinaba en la comodidad que otorgaba no ser alternativa de poder. Ahora, que por primera vez en su historia afronta la posibilidad de ser gobierno en uno de los estados más importantes de la nación, aparecen las diferencias. De cómo se resuelvan va a depender en buena medida la actitud del Presidente Néstor Kirchner, y es por eso que como nunca antes el peronismo se interesa por el Congreso Socialista.

En cualquier caso, y ya se vio en las elecciones parlamentarias de 2005, "el partido" lo juegan los santafesinos, y el desdoblamiento que marca la

Constitución seguramente permita ver esa diferencia entre setiembre y octubre. Cualquiera fuera el nombre el gobernador electo, de uno otro partido, la diferencia no será equiparable a lo que ocurra en las presidenciales en Santa Fe. Esto lo saben tanto en la provincia como en la Casa Rosada a la hora de "hacer el gasto".

Es probable, entonces, que pasadas las internas abiertas y hasta el 2 de

setiembre asistamos a disputas de diferente calibre y con protagonistas

diversos. No estaría mal que dentro de todo el fárrago de acusaciones cruzadas apareciera algo más que la descripción del estado de ánimo del algún candidato o el plumaje real de otro.

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