Domingo, 26 de febrero de 2012 | Hoy
Por Natalia Massei
Hundí los dedos en el pan de ayer. Dos mignones blandos y gomosos como los pechos de una mujer joven. Me llevé un pedazo a la boca antes de cortar el resto en rodajas para hacer tostadas. Sentí una tirantez en la entrepierna y un ligero desvanecimiento.
No sé si me llegó primero la voz de Marta o el olor a pan quemado.
-¡Dale, Gringo, que se te hace tarde!
-¿Qué camisa me planchaste?
-Fijate, te la dejé en la puerta del ropero.
Ultimamente el espejo me devuelve una imagen fragmentada en la que no me encuentro. La camisa blanca a cuadros, el chaleco verde oscuro cuello en v, la corbata bordó con rayas negras. El cabello crespo, la piel porosa. Las arrugas, el rostro rectangular de toda la vida pero lleno de pliegues que caen como guirnaldas decorando esta cara de boludo. La textura áspera del tiempo. ¿Cuándo comenzó? Me apuro para llegar a horario.
-¡Los lentes, Gringo!
-Gracias. ¿Siguen con la montura rota?
-Ya sé, mañana te los llevo a la óptica.
Siento sobre la nariz los bordes pegajosos de la cinta aisladora que usé para unir las dos mitades. Me los saco y los guardo en el bolsillo de la camisa, antes de salir.
-¿No tiene facultad Eugenia?
-Hoy no.
-No la dejes dormir toda la mañana.
Son las 7.05. El box huele otra vez a amoníaco. La mujer de la limpieza tiene la manía de usar antigrasa para todo y además en cantidades industriales. Acá no hay grasa ni nada que se parezca a una cocina pero ella insiste y el pibe de insumos se lo sigue proveyendo. Me irrita las fosas nasales y se me hinchan los ojos. Tuve que comprarme un ventilador de colectivero.
-Apagá, Marce, está fresco.
-Estoy ventilando un poco, ahí apago.
Depósito a término en dólares. Plazo: 30 días. En el canal de noticias, un hombre extremadamente parecido al doctor Cormillot pregunta qué tienen en común Newton, Da Vinci y otros personajes famosos que no llego a escuchar (La televisión está sin volumen. ¿Cómo comprendo la interpelación? Otro dato que se me escapa). Capital: $3.146,72. Aparece una segunda placa en la pantalla. Caigo en la cuenta de que estoy leyendo de reojo las informaciones diseminadas por el médico. Interés 0,91. Epilepsia indica el cuadro sinóptico. Aparentemente, eso es lo que estos tipos tenían en común, además de la celebridad. Mientras sigo el informe médico sin escucharlo, suena un cover de los Beatles a través del sistema de música funcional. Monto a cobrar: $3.147,63. Enter.
-¿Te pido algo, Marcelo?
-Esperá.
Son dólares tres mil ciento cuarenta y seis con 72/100. Socio: Nuñez, Angel. Vencimiento: 12/04/2011
-Una firma acá, por favor.
Noto las uñas pintadas de rojo, un tono opaco, discreto. Manos de mujer. No lleva anillos. Nuñez Laura, autorizada a operar por el titular Nuñez Angel. Baja la cabeza para firmar los recibos ocultando su rostro, que no llegué a ver, detrás del mostrador a la altura de sus hombros. Observo que tiene el cabello húmedo. Me llega una bocanada de shampoo frutado. La misma fragancia que usa Eugenia.
-Pasame, Mabel.
Viernes: Carne al horno con papas y vegetales hervidos / Omelette de espinacas con ensalada. Bebida. Postre o café.
-Un omelette pedime.
-¿Para tomar?
-Coca.
-Trabajan línea Pepsi, Marce.
-Bueno, Seven.
-¿Postre?
-Sí. Flan.
La tele marca las 9:02. El laberinto de sogas delante de la caja todavía está vacío. No diviso a nadie detrás de Nuñez Laura, concentrada en firmar los comprobantes de su segundo depósito en euros. En horas pico, la fila zigzaguea lentamente hacia la caja. Me recuerda las carreras de cucarachas en el programa de Pepe Payaso y Ratontito. Uno que pasaban por canal cinco cuando mis nenes eran chicos. Veían eso mientras almorzaban. Cucarachas. Susana Giménez intentó algo similar: una competencia entre perros de celebridades que debían encontrar la salida de un circuito cerrado guiados por las voces de sus dueños. Marta lo miraba porque decía que le gustaba ver a los perros de los famosos. Interés: 0,52. En los bancos de mutual la gente sigue colocando su dinero a plazo fijo, incluso después de la crisis del 2001. Monto a cobrar: 2.512,09. Enter. ¿Qué otra cosa se puede hacer con el dinero sino ponerlo a generar más dinero? Hasta Nuñez Laura (nacida el 03/08/1980) lo sabe o lo sospecha. ¿Qué harías Laura con esta plata si la sacaras de aquí desandando el laberinto de cuerdas?
En caso que una persona sufra un ataque de epilepsia (¿o se dice crisis?), hay que colocarla de costado y darle algo para morder. El doctor es Cormillot, no hay dudas. ¿No era dietólogo? ¿Qué tiene que ver la epilepsia con la gordura? ¿El sobrepeso será un factor de riesgo? No llego a leer. Inmediatamente pasan otra placa que ilustra las indicaciones del especialista en dietas. Hago esfuerzo por retener los consejos por si alguna vez me pasa (estoy un poco excedido de peso, me quedo preocupado). Del otro lado de la pared de plástico, Mabel cambia de canal. Pone AM, con Verónica Lozano y Leo Montero, dos conductores que le caen simpáticos. Da volumen al aparato y hace un comentario sobre la ropa de la conductora. Es tan delgada que puede ponerse cualquier cosa. Flavia vuelve a subirse a la Ola. Palmiero Flavia. Actriz, vedette, animadora. Corte. Propaganda de shampoo. Soltate, soltá, soltá, soltate. Soltá tu pelo con Wellapon. El jingle publicitario se fusiona con la voz de Norah Jones. A través de los altavoces susurra: Love me tender. Marta se lo hacía escuchar a Eugenia cuando la tenía en la panza. Ofertas increíbles. Madrid aéreo: $950. Roma: $1050. Soltate Laura Nuñez. Andate a Europa. Tenés la plata y la edad para hacerlo. Aunque tendrías que esperar hasta el seis de abril cuando vence tu plazo fijo. ¿Sos soltera Laura? ¿Venís siempre a esta mutual?
Eugenia emerge en mi monitor:
euge90 dice:
pá me comprás un blackberry?
díazmarcelo dice:
qué?!
euge90 dice:
un tel
díazmarcelo dice:
sí ya sé
euge90 dice:
si?
díazmarcelo dice:
no
euge90 dice:
dijiste sí!
díazmarcelo dice:
sí sé que es dije
euge90 dice:
q hacés?
díazmarcelo dice:
trabajo. vos no tenés que estudiar??
euge90 dice:
vos no tenés q trabajar?? ;)
díazmarcelo dice:
para comprarte un blacberri
euge90 dice:
:D
Sobre el escritorio tengo un dibujo suyo en un portarretratos. Lo hizo cuando tenía cinco años. Habíamos ido a la plaza. Se cruzó delante de una hamaca y se abrió la frente. Cinco puntos. Al día siguiente, trazó una cara bien redonda, con cachetes colorados y pestañas largas. En la frente, una raya roja atravesada por cinco rayitas más pequeñas. Encima de la herida dibujó una curita y la pintó de rosa con flores violetas. Del corte rojo y sus suturas no quedó ninguna marca en el dibujo terminado. En la piel todavía tiene una línea rosada que sólo es visible si uno mira buscando.
Me froto los ojos que comienzan a arder. Miro hacia el techo para ganar perspectiva y distender la vista. Mi cubículo forma parte de un módulo versátil con múltiples posibilidades de tamaño, forma y composición. Separadores de plástico encastrados unos a otros, como bloques infantiles, forman el box. La pared frente a mi escritorio es interrumpida abruptamente, dando lugar a un tabique perpendicular que delimita un espacio con estantes donde se archivan documentos de circulación diaria. Este tabique lateral carece de terminación en su borde exterior, dejando ver los huecos alargados destinados a un posible encastre con otra pieza. Agujeros negros donde no cala la luz de los tubos fluorescentes. Un punto de fuga por donde se me pierde la mirada de a ratos. Un refugio de infinita oscuridad.
Nuñez Laura se aleja de la ventanilla. Me calzo los anteojos y diviso su cabellera enrulada, la nuca, los hombros, la espalda, el bamboleo de las caderas a medida que se aleja. Recién ahora veo su figura completa, el bolso marrón de diseño, el abrigo de lana gris. No le vi la cara. Imagino su rostro. Suelto la lapicera y el talonario de recibos. Con determinación, los arrojo a un costado para abrirme camino. Deslizo el pie derecho por el travesaño de la banqueta hasta tocar el suelo, apoyo las manos sobre el escritorio. Impulso el cuerpo hacia arriba. Tiemblo un poco. De pie, recupero una visión plena, despejada hasta la entrada del edificio. Ella atraviesa la puerta y gira hacia la derecha descubriéndome un perfil efímero desdibujado por la instantaneidad del movimiento. Estoy tan cerca que casi acaricio su pelo ondulado. Entonces ella se da vuelta y me muestra sus facciones suaves, dóciles al tacto. Me acerco para besarla.
-¡Marce! ¡Atendé! ¡Teléfono!
No te vi, Laura,
frente a mí
¿estuviste aquí
conmigo
sin tu rostro?
-¿Qué anotás Gringo?
-Nada. Pasame la abrochadora.
-Tomá, ponete a laburar y dejá de hacerte el novio.
El circuito de espera sigue vacío. Abrocho los comprobantes de depósito en dólares y en euros a nombre de Nuñez Laura. Los archivo en el segundo y tercer estante respectivamente. De no ser por estos papeles, no podría afirmar que estuvo aquí. Son las 9:15.
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