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Domingo, 11 de enero de 2009

CIUDAD › REPORTAJE A USANDIZAGA, A MáS DE UN AñO DE HABER ASUMIDO COMO PRESIDENTE DE CENTRAL

"Es mucho más difícil ser dirigente de fútbol"

Lo dice a pesar de haber sido intendente de Rosario, diputado y senador nacional. Lejos de la política, se explaya sobre Alfaro, por qué puso a su hijo Manuel a dirigir el fútbol y cómo logró que cesen las extorsiones de la barra.

 Por Alejo Diz

"El fútbol me conmueve más que la política", afirma Horacio Usandizaga, quien a poco de haber cumplido un año como presidente de Central le concedió su primera entrevista a Rosario/12. Su relación con los inversores, los barras, los jugadores, la oposición, y hasta sus fracasos en la gestión deportiva, son analizadas por el propio presidente, que por estos días se ocupa por bajar su perfil en el área del fútbol profesional. "Gustavo Alfaro no me acepta ni una sugerencia", asume. "Con el fútbol me equivoqué y por eso se ocupa mi hijo Manuel de ese tema. Ahora estoy abocado a los problemas del club. Porque no se olvide que agarramos un Central con una deuda post concursal de 48 millones de pesos", resalta el vehemente titular de Arroyito.

-Cuando usted asumió prometió echar a los usureros del club, quienes en complicidad con los dirigentes de turno sellaron convenios leoninos para la entidad. Pero luego rubricó acuerdos con los principales acreedores. ¿En esas negociaciones se discutió la legitimidad de la deuda?

-El centro de la discusión fue la legalidad de la deuda. Primero arreglamos con Orlando Vignatti, luego con Wilfredo Scarpello, porque se trataban de los acreedores número uno y número dos desde el punto de vista cuantitativo. Nosotros teníamos embargadas en Tribunales nuestras cuentas por montos millonarios, y en cuanto a cifras el embargo más importante era el del señor Vignatti; el segundo el de Scarpello. Acometimos primero la tarea de discutir con Vignatti apenas nos hicimos cargo. Pero antes verificamos en la contaduría del club si el dinero prestado había ingresado. Las deudas eran producto de préstamos, y si se recibe un préstamo se supone que el dinero ingresa a la institución. Esos datos los tuvimos en función del informe de la cajera del club, junto con el de la intervención, que había estado antes que nosotros por disposición judicial, con el objetivo de hacer un relevamiento de la deuda post concursal, que era la que más preocupaba porque había sido generada durante el transcurso del segundo mandato del presidente (Pablo) Scarabino.

-Una deuda que se generó en un período de tiempo muy breve.

-Sí, en meses nada más, lo que daba la pauta de que había algo raro, porque no hay club que pueda generar un endeudamiento de esa envergadura en tan corto tiempo.

-Ante eso, ¿por qué no se buscó la vía judicial para discutir la legalidad de aquellas deudas?

-Pensamos en eso, claro que sí. A nosotros nos traían papeles que no se correspondían a lo que constaba en el club como ingresado. Pero ya le digo, la intervención había hecho un relevamiento que coincidió con lo que nosotros habíamos encontrado cuando asumimos. Entonces dijimos a los dos acreedores mayores que hasta ahí llegábamos, si ustedes no están de acuerdo entonces debemos seguir adelante con el juicio.

-¿Por qué aceptó firmar una cláusula de confidencialidad en el convenio con Scarpello?

-En realidad hubo confidencialidad porque fue pedida por la otra parte.

-¿A qué obedeció esa petición?

-Es que si usted demanda por cinco millones y medios de dólares y después arregla por dos millones, la parte actora lógicamente nos pidió que no lo hagamos trascender. Pero además nos decían que firmaban porque lo hacían para beneficio de Central, para no generarle un problema al club.

-¿Usted les creía?

-(risas)...No, pero qué quiere que les diga en ese momento de la negociación, donde nosotros no podíamos asumir una postura contestataria, porque si no era como patear el tablero. Tratábamos en los mejores términos posibles de llegar a un entendimiento. Usted me preguntó por qué preferíamos el acuerdo antes que el juicio, y la verdad es porque no queríamos un Central judicializado, no nos convenía. Esto se lo digo como abogado, y sin querer aferrarse a ese aforismo que dice que es preferible un mal arreglo que un buen pleito. Lamentablemente, la justicia es extremadamente lenta. Además la jueza nos había sugerido que tratáramos de arreglar con los principales acreedores. Una sugerencia sensata, porque uno buscaba arreglar los juicios más grandes. Había embargos por 48 millones de pesos y estos dos embargantes con los que acordamos sumaban juntos una cifra que andaba en el orden de los 11 millones de dólares.

-¿Los dos tenían documentación suficiente para sostener sus respectivos reclamos?

-Estaba mejor equipado jurídicamente Vignatti. Tenía mutuos hechos ante escribano público. Lo que nos generaba sospecha es que esos mutuos había sido celebrados en Montevideo (Uruguay). Se nos ocurrió que eso se utiliza para eludir el pago de gravámenes, lo que supone un delito fiscal. Entonces buscamos el camino del dinero. Constatamos que en Montevideo se recibía una suma de dinero determinada, pero nos preguntábamos dónde está esa plata. Porque usted no puede ingresar al país con tres millones de dólares, mire lo que les pasó a los venezolanos (por el caso de Antonini Wilson). Pero no había manera de seguirle el rastro al dinero, y entonces pensamos que ese plata ingresaba por medio de una financiera conocida de la ciudad. Suponemos que así ingresaron 2.100.000 dólares.

-¿Se pudo probar que esa plata fue destinada para cubrir gastos del club?

-Eso es muy difícil de probar. De todas maneras aquellos arreglos fueron satisfactorios, y por eso la jueza nos liberó los embargos. Además, tras el arreglo con Vignatti nos hicimos fuertes para sentarnos a hablar con Scarpello, que se puso en una situación muy dura y no cedía. Siguiendo un poco la línea de Vignatti, la aplicamos con

Scaperllo, porque no le podíamos dar un trato distinto, aunque nos decía que no tenía por qué enterarse Vignatti de su acuerdo, y arreglamos por el monto que nos reconoció la intervención.

-¿Cómo se explica, entonces, que tras sortear una situación financiera límite, que meses después se anuncie una inversión millonaria con la adquisición del predio de Arroyo Seco?

-Es que hay oportunidades que se presentan una sola vez. Ocurrió que se acercó una persona en el club diciendo que tenía una propuesta para hacernos que nos podía interesar. Resulta que nos comenta que el dueño de Real de Arroyo Seco (Patricio Gorosito) pasaba por algunos problemas personales que lo pusieron en la necesidad de vender el predio. Entonces empezamos a averiguar cuánto podía salir, de lo que se ocupó Alfredo Bühler, que conoce del tema, y además pedimos cotización a una inmobiliaria. Bueno, nos gustaba el lugar y empezamos a negociar. Nosotros impusimos tres cláusulas para avanzar en las conversaciones: Que el precio sea en pesos sin intereses, un plan de pagos a largo plazo y la ocupación con la firma del boleto. También supimos que antes se lo ofrecieron a Ñuls, y no sé por qué ellos lo rechazaron.

-La escritura de la operación estuvo a cargo de su yerno, Leandro Acuña. ¿Por qué un familiar en la negociación?

-Porque es escribano del club. El fue designado escribano de Central antes de la negociación. Es más, fue el escribano que verificó nuestros avales para la lista. Pero no es mi yerno, es mi ex yerno. Aunque es un excelente escribano. Nos cobró monedas, incluso tuvimos que insistirle, y le pagamos en cuotas y mucho menos de los honorarios que le correspondía porque también es centralista.

-Gorosito ha sido investigado y procesado por diferentes delitos penales. ¿Tuvo en cuenta sus antecedentes judiciales al momento de cerrar la transacción?

-Se nos generaban algunas dudas porque no teníamos excelentes referencias de Gorosito. Pero como nosotros logramos imponer nuestras condiciones y al firmar el boleto de compra-venta accedió a darnos la posición del lugar, eso hacía más segura la operación. En cualquier negociación de envergadura se debe correr un riesgo, y nosotros asumimos el nuestro, aunque firmando una operación en pesos, pagaderas en 40 cuotas. No pagamos un precio vil, pero estaba dentro de la cotización. De todas formas hay parte de la inversión que pensamos recuperar con el loteo del predio. Mi idea es hacer en el Country de Central lo que pudimos concretar en el Country Gimnasia y Esgrima.

-Al asumir también se decidió por enfrentar a los barrabravas. Teniendo en cuenta la problemática que rodea la situación de los barras en los clubes de fútbol, ¿se puede creer que usted erradicó el flajelo con tan poco tiempo de gobierno?

-No. Estamos conformes porque hemos atemperado mucho la violencia que antes se daba en el estadio de Central. Nunca uno puede decir que la batalla está ganada. Hay que seguir perseverando y para eso nosotros siempre hemos intentado tener diálogo con los referentes de la barra. Yo les dije que con este gobierno no podrán hacer lo mismo que lograron con otras autoridades. Como socios, los recibo y dialogo. Pero les dije que acá no hay más entradas gratuitas, no hay más dinero para ellos y no vamos a poner ningún colectivo para que puedan viajar.

-¿No hay ningún tipo de concesión para los barras?

-No, porque no estamos facultados para tomar ese tipo de medidas. Estamos administrando recursos que son de la institución y que podemos invertir para pagar sueldos, reforzar el equipo y hacer obras.

-¿Pero cómo los mantiene a raya? ¿Cuesta creer que con sólo una explicación puedan entrar en razón?

-Les pedí que no realizaran ningún acto de violencia y lo entendieron. Ellos son centralistas y saben que no nos pueden perjudicar.

-¿Cesaron las extorsiones?

-Sí, yo creo que sí. No hemos tenidos problemas en la cancha, más que algún que otro episodio que no lo asocio con la barrabrava.

-¿A qué atribuye al flojo desempeño deportivo del primer equipo en el 2008?

-Hay un poco de todo, más que nada en el segundo semestre del año. Zafamos de una situación delicada en la primera parte de 2008. Sinceramente, le digo a usted que los jugadores que se incorporaron a Central, en su momento, fueron los que pidió el entrenador de turno. La única excepción es la de Ezequiel González, que yo decidí contratar en el tiempo en que se fue Leonardo Madelón -nosotros no lo echamos- y decidimos contratar a Pablo Sánchez. El chico me vino a visitar y yo me entusiasmé. Le hicimos una revisación médica muy exhaustiva, la superó y lo contratamos, a pesar de que González me reconoció que estaba falto de fútbol. Y luego Edgardo Bauza, en una charla, me anticipó que al Equi lo tenía que esperar seis meses para que se ponga a punto.

-Ante los problemas que mostró el equipo, ¿no pensó en sumar a algún asesor deportivo, como hace Boca con Bianchi o Vélez con Bassedas, por ejemplo?

-Bianchi dijo que no va asesorar ni formar el equipo porque esa tarea es del técnico. Le soy sincero, cada técnico se trae su gente y ninguno quiere que le ponga un asesor, son todos muy celosos. Alfaro no acepta que ni nosotros le podamos dar alguna sugerencia. No le puedo pedir ni explicaciones de por qué pone a uno u otro jugador.

-¿Las descalificadoras palabras que tuvo para con los jugadores en la Filial de Funes las dijo por demagogia, o porque las sentía tal cual como las pronunció?

-Fue un exabrupto del cual me arrepentí y pedí disculpas. Son esas cosas que me pasan sólo a mí. Ni sabía que estaban filmando. Pero yo pedí perdón de inmediato porque me fui de boca y aclaré que el que habló era un hincha y no el presidente del club.

-Los jugadores quizás esperan sus disculpas en persona, no por escrito.

-Sí, y fui a estar con ellos a Arroyo Seco.

-Pero meses después.

-Porque quería que se calme un poco la cosa. Por eso ahora no estoy a cargo del fútbol. Como es un tema muy sensible, y que lleva mucho tiempo, ahora me ocupo del club, no del fútbol, y le estoy dando ese lugar a mi hijo Manuel porque es más pausado, más contemporizador. Yo monto en cólera enseguida, ya lo tengo asumido. En esta etapa de mi vida, con 68 años, ya no intento corregirlo.

-Los otros días se enojó con los hinchas que se opusieron a la ubicación de plateas en la popular...

-No, que vengan a manifestarse acá está bien porque es la casa de Central. Lo que me molestó es que me fueron a buscar a mi casa. Yo, como cualquier ciudadano, tengo derecho a mi intimidad. No pueden ellos ir buscarme a mi domicilio. Me la pasé pidiendo disculpas a mis vecinos.

-Esos chicos fueron los mismos que escracharon a los ex dirigentes y marcharon para pedir por la intervención del club.

-No sé quiénes eran. Pero yo no ví que nadie escrachara a la ex Comisión Directiva, que ha hecho cualquier cantidad de daño y destruyó las divisiones inferiores. Al único presidente que escracharon en este club fue a Usandizaga. Yo saqué el 65 por ciento de los votos, se vé que están resentidos muchos del 35 por ciento restante. A veces la oposición se opone por oposición misma. Y eso no sirve.

-¿Por qué Edgardo (El Gato) Andrada, que está acusado de colaborar con la última dictadura militar, es entrenador de las inferiores del club?

-Es empleado del club. Ví las denuncias que tiene. Pero a él le asiste el principio de inocencia. No puede hacer otra cosa.

-¿Si se prueba judicialmente su partición con la dictadura qué medida tomaría?

-Lo echaría, de ser así no lo dudaría. En ese caso lo echaríamos con una causal. La otra manera es que venga el responsable de divisiones inferiores y me diga que no es apto o no está capacitado. Creo que nosotros debemos respetar el principio de inocencia porque no hay ninguna sentencia en su contra.

-¿Habló del tema con el propio Andrada?

-No, no. Por ahora lo que tenemos es un rumor. Todo el mundo se presume inocente hasta tanto se diga lo contrario.

-¿Su mandato culmina con las obras de la tercera bandeja del Gigante finalizada?

-No, quisiera hacer esa obra, pero la verdad es que hoy los fondos no están.

-Por último, ¿qué diferencia reconoce entre la función pública, a la cual sirvió con diferentes cargos políticos, y ser dirigente de un club de fútbol?

-En los dos se está igualmente expuesto porque hay intereses contrapuestos. Pero no dudo en decirle que es más difícil ser dirigente de fútbol que dedicarse a la política. Porque en política no se da la posibilidad de tener conflictos de una forma tan asidua como en el fútbol. La verdad que el fútbol, con tantos clubes fundidos, no está bien. Indudablemente en la función pública la responsabilidad es mayor. Pero a mí el fútbol me conmovió más que la política.

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"Algo raro hubo, porque ningún club puede generar un endeudamiento como el que generó Central en tan corto tiempo".
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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