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Jueves, 19 de diciembre de 2013

CIUDAD › LA VERSIóN DE BUFFARINI

Pecador, nada más

El sacerdote Osvaldo Buffarini, sospechado de haber desaparecido de Rosario dejando una deuda millonaria a la Iglesia, y por lo cual el Vaticano investiga al arzobispo José Luis Mollaghan, aseguró ayer que "no tiene nada para esconder" y que en todo caso es "un pecador pero no corrupto". El Vaticano ordenó a Monseñor José María Arancibia que investigue la Arquidiócesis local, por presuntas "desprolijidades" en el manejo de las finanzas, y una de ellas es justamente la que pesa sobre Buffarini, acusado de "desaparecer con más de dos millones de pesos".

"No tengo nada que esconder; se puede decir que soy imprudente, irresponsable; soy un pecador pero no un corrupto", dijo Buffarini a Radio 2 al defenderse de las acusaciones por estafa. "Las deudas las contraje yo, y no la parroquia, que es pobre", afirmó.

Tras reiterar que no tiene "ninguna denuncia por estafa", "ni causas en la Justicia", el sacerdote que vive en una capilla de barrio La Tablada, admitió que "sí, hubo cheques devueltos", y en torno a la deuda que treparía los 2 millones de pesos, aclaró: "Ni por asomo es esa cifra, son operaciones, especulaciones de gente que ha quedado dolida".

Al respecto indicó que las deudas fueron "todas por las obras que hacía porque las avalaba personalmente, y hay cosas que me han salido mal. Durante mucho tiempo me salieron bien, pero se juntaron un montón de cosas como ayudas prometidas que no llegaron, el desfasaje económico, intereses, algunas que me salieron mal".

"Entonces ﷓añadió﷓ hace un año atrás me presenté y pedí mi propia quiebra, el informe final va a salir a final de febrero, me puse a derecho, lo sabían mis superiores pero no salió en los medios", explicó Buffarini. "Todo lo que se está diciendo es embarrar. No tengo nada que esconder".

Luego admitió que el obispo Mollaghan estuvo al tanto de la situación económica y le pidió que responda por las deudas asumidas. "Desde el obispado se me dijo que se iba a investigar, asumo mi responsabilidad, he sido demasiado imprudente, creí que podía llevar esto adelante, a lo sumo se me puede decir irresponsable, soy un pecador, no un corrupto", admitió.

En ese contexto, el cura Buffarini amplió: "Me metí en este lío por confiado y porque mi espíritu siempre fue hacer obras para la parroquia. Todos los santos días había problemas graves, ni baños había".

"Me hice cargo de las obras, las cosas no me salieron bien, respondí con mi pequeño patrimonio, y seguí adelante, sigo siendo sacerdote, atiendo a los enfermos, a los ancianos, no hago vida pública", finalizó el religioso, quien a raíz de su presunta conducta dolosa, aparece como uno de los principales argumentos de la decisión adoptada por el Vaticano, de pone la lupa sobre el arzobispado de Rosario.

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