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Domingo, 7 de septiembre de 2014

CIUDAD › POLICíAS DE LA COMUNITARIA BALEARON EN LA CABEZA A UN JOVEN QUE SE TIROTEABA CON UNA BANDA.

Tiros policiales hacia una sola dirección

Rosario/12 habló con un testigo de la balacera que dejó en grave estado a Matías Caballero. "La policía tiró sin preguntar".

 Por José Maggi

La Policía Comunitaria que se instaló en barrio Las Flores para garantizar la seguridad, tuvo esta semana su bautismo de fuego: En España al 7000 baleó en la cabeza a un joven que estaba defendiéndose de un feroz ataque a balazos que terminó con la vida de su esposa. Los atacantes, una familia ligada al narcotráfico, tuvieron mejor suerte: Pudieron alzarse del lugar llevándose pruebas en su contra, según denunciaron los propios vecinos. Según un testigo privilegiado de la balacera, Matías Caballero (26 años) quedó entre dos fuegos. El de la banda que mató a su esposa y el de los policías "que llegaron en un auto de civil, y sin darle la voz de alto, le empezaron a disparar hasta pegarle un tiro en la cabeza", relató a Rosario/12 Darío Campos quien calificó el hecho como "un caso de gatillo fácil, porque ni bien se bajaron del auto los policías empezaron a tirarle. Matías no reaccionó disparándole, sólo quiso salir corriendo", dijo este vecino conocido de la víctima, quien lo llevó personalmente hasta el Hospital Roque Sáenz Peña, ante la demora de la ambulancia. Milagrosamente el joven está con vida internado en el HECA.

"Eran eso de las seis y cuarto de la tarde del miércoles 3 de setiembre, cuando se escucharon tiros, así que salí a ver, y vi una balacera, que se estaban tiroteando. En eso aparece un vehículo color bordó, del que bajan dos policías uniformados, de la Policía Comunitaria. Matías (Caballero) estaba defendiendo a su familia, porque un rato antes le habían pegado un tiro en la panza a su esposa (Ana Laura Pioli) y los policías sin mediar la voz de alto ni nada, se acercaron y empezaron a tirarle. Matías no los había visto y empezó a sentir que los balazos habían empezado a pegarle cerca, en la reja y al lado de él. Pero cuando quiso correr por el Pasaje Belén, los policías le siguieron tirando, y es ahí donde le dan un tiro en la nuca. En ningún momento le dieron la voz de alto, sino que le tiraron a quemarropa", asegura Darío.

Según relata Campos "los policías vieron que Matías estaba tirando pero no sabían que es lo que pasaba en verdad, y él cuando los vió se asustó y empezó a correr, y después le siguieron tirando hasta que le dan y cae al piso. Es ahí cuando yo me voy corriendo y me meto, porque era una injusticia".

"Cuando llegué ví que el policía lo tenía pisado en la espalda y la mano a Cochito ( el apodo de Caballero). Me acerqué y le pregunté porque había hecho y al policía no le gustó nada lo que dije. Enseguida se empezaron juntarse todos los vecinos y le decían lo mismo. Encima no me dejaban acercarme al pibe, y me contestaban que esperara la ambulancia. A los quince minutos, me enojé y lo empujé al policía y lo cargué en un patrullero hasta el hospital Roque Sáenz Peña.

-¿Qué heridas veías?

-Tenía mucha sangre en la cabeza, y después los médicos nos dijeron que la bala le había atravesado el cuello. Lo fui hablando en el viaje y él me decía que estaba bien, levantándome el dedo

Según aseguró Darío "Matías no es un delincuente. Había llegado recién de trabajar y estaba vestido con su ropa de trabajo, está en un plan de inclusión social. Y cuando llegó reaccionó así porque tenía a su esposa baleada, obvio que yo también reaccionaria así: buscaría un arma y defendería a mi familia".

Para este testigo que habita a escasos metros del lugar del hecho "esto fue un caso de gatillo fácil, porque ni bien se bajaron del auto los policías empezaron a tirarle. Matías no reaccionó disparándole, solo quiso salir corriendo".

Según Campos "Matías estaba parado en pasaje Belén y España, y la policía detiene el auto en Violeta y España, a unos treinta metros. Por eso no los alcanza a ver, los tiene de costado, y él miraba hacia el frente. Se bajan, uno de ellos salta la zanja, y se resbala, mientras el otro va por la calle y le tira desde ahí. Le tiraron los dos".

Para Campos, no fue fácil poder brindar su testimonio ante la justicia: cuando el fiscal Damián Cimino llegó al lugar del hecho, fue rodeado por policías, que no le permitían acercarse. Pero el joven consiguió el teléfono celular del fiscal y se presentó a declarar movido por la indignación de ver que la versión oficial ganaba espacio en los medios de prensa. "La policía decía que Matías les había disparado , pero es mentira", ratificó.

-¿Cómo está el barrio desde que desembarcó la Policía Comunitaria?

-La situación está igual que siempre, no hacen nada, no sirven. Lo único que produjo cambios en barrio Las Flores fue la Gendarmería. Ahí fue que hubo paz, que mis hijos podían salir a jugar a la calle, y teníamos la seguridad de que no iba a pasar nada. Pero cuando llegó la Comunitaria fue como que se liberó todo. En el día se calman un poco las cosas, o algunos se tirotean lejos de donde está la policía. Pero se van del barrio a las ocho de la noche y entonces andan a los tiros. De noche no vemos policías.

-¿Por qué era distinto con los gendarmes?

-Porque estaban a toda hora, y si había pibes en las esquinas se bajaban, los revisaban y si se estaban drogando les tiraban la droga y los mandaban a la casa. Ahora la Policía Comunitaria pasa por la calle y les importa un comino los que están en la esquina, si están armados o drogándose. Esa es la mayor diferencia que hay.

-¿Cómo analizas la conducta de estos nuevos policías?

-Se lo dije al fiscal, para mí no tienen experiencia para estar en la calle, y mucho menos en un tiroteo. Los dos que tiraron eran muchachos jóvenes, y tal vez no estaban preparados. Después de los tiros, vos les mirabas las caras y estaban pálidos, asustados y no sabían cómo reaccionar cuando se les juntó la gente alrededor. Muchos policías tenían las armas en las manos cuando los rodeó la gente del barrio, y fue un peligro, porque se empujaban y les gritaban, podría haber terminado en algo mucho peor.

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Darío Campos, el testigo que le contó a este diario el hecho al que calificó de "gatillo fácil".
Imagen: Andrés Macera
 
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