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Jueves, 3 de agosto de 2006

CIUDAD

No hubo bendición presidencial en el templo evangélico de zona oeste

"El Presidente no va a bendecir ninguna candidatura", dijo Rossi a este diario, al relativizar los alcances del desembarco de Rafael Bielsa en la ciudad.

 Por Guillermo Zysman

Lejos de esclarecer el panorama político santafesino, la presencia de Kirchner ayer en el templo evangélico del oeste rosarino contribuyó a generar más desconcierto. Entre la tropa propia, no hubo mayores gestos que subir al avión presidencial y al escenario a los hasta ahora virtuales precandidatos a gobernador, Agustín Rossi y Rafael Bielsa. En el acto, no hubo alusión ni guiño de complicidad para con el jefe de la bancada oficialista en Diputados y el ex canciller. El anfitrión Lifschitz, responsable de la invitación y del malestar de la administración provincial por haber salteado a la Casa Gris en la organización del evento, apenas fue citado en el discurso K. El otrora aliado transversal, Hermes Binner debió contentarse con subir a la tarima. Quien con menos expectativas llegó a la ceremonia, se llevó, a fin de cuentas, las palabras públicas más afectuosas del jefe de Estado: el gobernador Obeid fue blanco de menciones a la militancia juvenil y las utopías en común.

Binner no formó parte de la comitiva oficial. El ex intendente llegó temprano al local de avenida Provincias Unidas y esperó, paciente, dentro del cerco dispuesto por los organizadores para la dirigencia de primera línea. El mentor inicial del programa Rosario Hábitat, en cuyo marco se formalizó ayer la entrega de 232 soluciones habitacionales, relacionó su presencia con ese plan de erradicación de asentamientos irregulares y con la mentada construcción "pensando en celeste y blanco".

Cuando Rosario/12 lo consultó sobre una posible candidatura a gobernador bendecida por el Frente para la Victoria, como ocurrió días atrás con su par "transversal", el cordobés Luis Juez, el diputado socialista respondió tajante: "Somos parte de un proyecto político distinto. Integramos el Frente Progresista y vamos a trabajar en ese marco".

No obstante ello, se animó a celebrar la ocurrencia de los militantes de la Federación Tierra y Vivienda quienes desplegaron banderas con la leyenda: "Kirchner Presidente, Binner Gobernador". Sonriente, confió su sensación: "La verdad, me sorprendió, pero bueno, no tengo nada que ver".

Segundos antes de que los aplausos marcaran el ingreso de Kirchner al amplio auditorio, entraron Rossi y Bielsa. El primero en subir al escenario fue el jefe de la bancada kirchnerista en la Cámara baja. El ex canciller hizo lo mismo tras saludar efusivamente a un militante y a su hermana María Eugenia.

Este cronista le preguntó a Rossi si la presencia de Bielsa en la comitiva podía interpretarse como un gesto presidencial tendiente a ir "testeando" a quien bendecir como candidato a gobernador el año próximo. "El Presidente no va a bendecir ninguna candidatura", fue la respuesta del ex concejal rosarino, tratando de relativizar los alcances del desembarco del ex ministro de Relaciones Exteriores en la arena política santafesina.

En la primera línea del escenario se sentaron el Presidente, el gobernador y su vice, el intendente y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Metros atrás, en la misma hilera, uno al lado del otro los tres potenciales competidores en las elecciones del año próximo en la provincia de Santa Fe: Bielsa, Rossi y Binner junto a otros legisladores nacionales santafesinos. Durante gran parte del acto, el trato entre ellos fue frío y distante.

A la izquierda del escenario, delimitado por un corralito, se ubicaron los funcionarios municipales: integrantes del gabinete de Lifschitz y concejales de la mayoría de las bancadas. A la derecha se sentaron los dirigentes del ámbito provincial: ministros y secretarios de Obeid junto a legisladores santafesinos.

Trabajadores de la construcción nucleados en la Uocra con sus típicos cascos protectores de color amarillo, ruidosos empleados del Correo y seguidores de dirigentes justicialistas del sur santafesino ﷓Villa Gobernador Gálvez y Pérez, los más visibles﷓ también formaron parte de la escenografía que llenó el frío galpón. El socialismo no movilizó a su tropa: sólo estuvieron los beneficiarios de las viviendas que se entregaban y sus familiares directos.

Tras los discursos de Lifschitz y Obeid, fue el turno del primer mandatario. Kirchner recogió el puente que le había tendido el intendente y resaltó la importancia de trabajar en conjunto Nación, provincia y municipio invocando el interés común. Minutos después se emparentó la figura del jefe comunal con el uso local de los denominados superpoderes para justificar su pedido a escala nacional, para sí beneficiar con obras a la ciudad y su área metropolitana. Lifschitz tragó saliva y no aplaudió. Las palabras más cálidas, Kirchner se las dedicó al gobernador. Recordó los años de militancia juvenil en común y las utopías planteadas por aquellos tiempos, algunas de las cuáles, dijo, se estaban cristalizando en obras de gobierno. Después, no hubo más tiempo para palabras ni gestos. Sólo una tumultuosa desconcentración al mejor estilo K.

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Rossi, Bielsa, Obeid y el presidente Kirchner llegaron a Rosario en el avión presidencial.
 
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