Los principales destinatarios de la réplica socialista se corrieron del dedo acusador. "Nuestro único enemigo son los narcos", dijo el diputado nacional Agustín Rossi. "Lo último que quiero es ensuciar a Rosario", aseguró el secretario de Transporte, Alejandro Ramos.

El titular del Frente para la Victoria en Diputados señaló: "Nosotros no vamos a ser cómplices de la inacción, vamos a estar marcando los errores y criticando la ineficiencia". Y desafió al gobierno a que "profundice y vaya con toda decisión contra el delito narco, si no le tienen miedo, y a los sectores de la policía que tienen connivencia con eso". En ese caso, dijo Rossi, "nos van a encontrar apoyando sus políticas". Por el contrario, cuestionó que "descalifiquen a quien los critica, como hicieron con (la diputada) María Eugenia Bielsa, luego con (el ex secretario de Seguridad Comunitaria) Quique Font, y ahora conmigo". Rossi reclamó al socialismo "que asuma el problema y su gravedad, y dejar de minimizarlo".

En la misma sintonía se defendió Ramos. "Me parece que ven muchos culpables de todo, y acá hay un solo responsable: el gobierno que la gente votó para que revierta esta situación". Se refería al del Frente Progresista, claro.

Desde otro lugar, pero dentro del peronismo, la senadora Roxana Latorre reconoció que la polémica está atravesada por el año electoral, tanto en el discurso del kirchnerismo como también en el del Frente Progresista y del PRO. Y opinó que el narcodelito "viene desde hace varios años, pero se instaló durante el gobierno de Binner". Agregó que "falta trabajo territorial en los barrios" e interpretó que "durante los gobiernos de (Jorge) Obeid y de (Carlos) Reutemann había más control de la policía".