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Viernes, 14 de agosto de 2009

SALIO

Los gozos y las sombras

Ganador del último Premio Herralde de Ensayo, el español Jesús Ferrero reflexiona sobre ese motor bifronte que es el amor y el odio entre los seres humanos.

Las experiencias del deseo
Jesús Ferrero
Anagrama
224 páginas

La geometría de las pasiones no admite medidas ni valores preestablecidos. Y convertir ese mundo, tantas veces insondable, en objeto de escritura puede ser una tarea temeraria. Pero los ríos de tinta que han corrido en nombre de Eros no han amedrentado al español Jesús Ferrero, quien con Las experiencias del deseo, un libro en el que indaga en los recovecos del amor y el odio, ha ganado la última edición del Premio Herralde de Ensayo. Valiéndose de cuatro combinaciones (el amor a uno mismo, el amor al otro, el odio a uno mismo y el odio al otro), Ferrero analiza esos cuatro movimientos básicos —de los que para él salen todas las pasiones—, poniendo en foco experiencias derivadas del apego a uno mismo como el narcisismo o el egoísmo, del apego al otro como el sexo, el amor a los objetos, el fetichismo o el amor al saber; del odio a uno mismo como el masoquismo, la anorexia, la angustia y la desesperación, y del odio al otro como la venganza, el sadismo, el asesinato o la guerra.

A través de un discurso que evita en todo momento los juicios morales, Las experiencias del deseo pone en un mismo rango a las pasiones consideradas negativas y disgregadoras y aquellas consideradas positivas y cohesionadoras, y así logra deconstruir conceptos como perversión, desviación o enfermedad, que durante tanto tiempo fueron asociados por el discurso psiquiátrico y policial a la homosexualidad y prácticas sexuales alternativas.

Ferrero piensa acertadamente que somos, como Jano o cualquier personaje de Shakespeare, bifrontes, atraídos hacia los demás y hacia nosotros mismos por la atracción y la repulsión. Epicúreo y spinoziano, platónico y freudiano, Ferrero se ha valido de las enseñanzas que recibió en su juventud cuando fue alumno en París de Levi Strauss y Foucault, de Barthes y Deleuze, para escribir un catecismo para libertinos que ilustra los grandes conceptos que la tradición occidental ha ido estableciendo para clasificar y conocer lo que nos sucede en la vida del deseo.

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