San Martín de los Andes es un pueblito semioculto en uno de esos rincones verdes de la Patagonia, donde la pureza del silencio es uno de los componentes básicos del paisaje. El otro es la imponencia cónica del volcán Lanín. A su alrededor, las montañas de la Cordillera de los Andes conforman un anfiteatro natural que refleja en el lago Lácar una serie de picos invertidos cubiertos de nieve. Y junto al lago sobresalen las casas con techo de madera a dos aguas, cuya imagen evoca una aldea europea de estilo alpino. Estamos a 45 kilómetros de Chile, en la cabecera de acceso al Parque Nacional Lanín y al Corredor de los Siete Lagos, una de las comarcas más hermosas de toda la Argentina. Pero esta vez, la excusa del viaje es el esquí.

El centro invernal A 20 kilómetros de San Martín de los Andes, sobre un cordón montañoso que se desprende de la cordillera, está Chapelco, uno de los centros de esquí por excelencia de nuestro país. Su nombre significa en lengua mapuche “trenza de aguas”, por la cantidad de arroyos que bajan entrelazándose por la ladera de la montaña, en el marco de un bosque nativo de árboles de lenga. Las particularidades de Chapelco son su entorno natural y su carácter intimista, acentuado por la ausencia de contingentes estudiantiles. En la noche reina una tranquilidad de paraje aislado que invita al visitante a refugiarse en su cabaña de troncos al calor del hogar a leña.
El centro cuenta con 22 pistas de esquí destinadas a diversas modalidades y niveles de complejidad. Las hay para principiantes –en su mayoría en la base del cerro–, para esquiadores intermedios y también para expertos, cuyos placeres se concentran en las pistas de la cumbre, ideales para practicar bumps y arriesgados saltos. Los cultores del snowboard disponen de un “halfpipe” ubicado en un cañadón destinado a competencias de alto nivel. En total hay en Chapelco 140 hectáreas esquiables y un desnivel de 730 metros. Combinando varias pistas desde el tope de la aerosilla, se pueden esquiar 5,3 kilómetros sin parar.
De junio a agosto las pistas están cubiertas con nieve en polvo que durante la noche es compactada con unas sofisticadas máquinas pisa nieve, garantizando un nivel óptimo de deslizamiento. En deportes tan vertiginosos como el esquí, el cuidado de la seguridad es un tema de primer orden. Y en Chapelco hay un cuerpo de pisteros capacitados en primeros auxilios que recorren las pistas de forma permanente.

Cursos en la nieve La escuela de esquí del centro –con 20 años de trayectoria– tiene un plantel de profesores que ofrecen clases individuales y particulares. Por un lado, la escuela brinda el servicio de guardería infantil para chicos de 3 meses a 3 años, que funciona en una confortable cabaña en la base del cerro. El Jardín de Nieve inicia en el esquí a los chicos de 3 a 5 años de edad, quienes se deslizan por suaves pendientes y recorren el Caminito del Bosque. La Academia Junior es para chicos y adolescentes de 6 a 15 años, quienes reciben clases grupales durante 4 horas al día. Las clases para adultos están divididas por nivel deportivo. Los principiantes realizan cursos semanales de 3 horas diarias en clase grupal. El mismo plan se ofrece a los intermedios, con la intención de perfeccionarlos en varias técnicas. En cambio, los expertos son entrenados para realizar bumps, carving y diversos saltos y técnicas de descenso. Cada viernes los instructores realizan una demostración a la hora de la caída del sol, con música e iluminación artificial.