turismo

Domingo, 11 de enero de 2015

ISRAEL. HAIFA, EL GRAN PUERTO DEL NORTE

La ciudad de la convivencia

De cara al Mediterráneo, Haifa es una de las ciudades más pujantes del norte de Israel y un modelo de coexistencia entre credos y culturas. Aquí se celebra la Fiesta de las Fiestas, donde convergen tres religiones, y se asiste a una constante renovación urbana.

 Por Guido Piotrkowski

Fotos de Guido Piotrkowski

Judíos laicos, religiosos, ortodoxos, reformistas, conservadores; cristianos católicos, ortodoxos, maronitas, armenios, jesuitas; árabes cristianos y musulmanes, drusos, ahmadíes, algunos beduinos y un templo mundial de la fe bahai. Varias religiones y credos, todos juntos viven en armonía en esta ciudad del norte de Israel, una de las más pujantes de esta tierra, modelo de convivencia en medio de esta zona candente. “Haifa es el símbolo de cómo se convive –dice Manuel Fiszman, guía de la ciudad, nacido en la Argentina y criado en estos pagos–. Siempre hubo buena conexión política entre los árabes y los judíos en la municipalidad, desde la época del mandato británico.”

El monasterio carmelita donde se dice que estaba la tumba del profeta Elías.

COEXISTIR Cada mes de diciembre, Haifa celebra la Fiesta de las Fiestas, la convergencia de tres religiones. La celebración se lleva a cabo en el pintoresco barrio de Wadi Nisnas, un rincón de antiguas callejuelas, que refleja el peculiar estilo de vida local. En esta ocasión se festeja Navidad, Janucá –una de las fiestas más importantes de la tradición judía– y Año Nuevo, muchas veces en coincidencia también con el Ramadán, la fiesta más sagrada del Islam. Se coloca un árbol de Navidad en la plaza, y al lado la Janukia, el candelabro de nueve brazos. “Es el símbolo de la gran fiesta”, subraya Manuel.

En lo alto del monte Carmelo se encuentra el monasterio carmelita Stella Maris, una iglesia de estilo barroco donde hay una cueva que según la tradición cristiana era la tumba del profeta Elías.

También tiene su hogar en Israel la única comunidad musulmana de Ahmadía, que se encuentra en el barrio Kababir. Es una rama del Islam que nació en India, a finales del siglo XIX, que propone la paz entre las naciones y se opone a la coerción religiosa. “Cuando notaron que algunas ramas del Islam se volvían radicales, ellos dijeron que no, que el Islam es otra cosa, que el Islam es amor. Ellos quieren presentar al Islam como algo bonito. Tienen una mezquita muy simple con mensajes en todos los idiomas, son muy abiertos y les gusta recibir gente”, señala Manuel.

Si hay algo que llama la atención en Haifa, son los majestuosos, coloridos, perfectamente diseñados y extremadamente cuidados Jardines Colgantes, la antesala del templo bahai, otro de los credos que pisa fuerte en Haifa, y que tienen su centro mundial en esta ciudad.

El templo bahai y sus jardines, donde se venera una de las religiones más jóvenes del mundo.

LOS JARDINES La fe bahai nació en Persia en 1844, como un desprendimiento del Islam chiita. El profeta y fundador fue Mirzá Huzayn, quien adoptó el título de Bahá’u’lláh, que en árabe significa “gloria a Dios”. Debido a sus enseñanzas, fue perseguido, encarcelado y desterrado de Persia junto a su familia y un pequeño grupo de seguidores. Condenados a cadena perpetua, llegaron en 1868 a Acre, una ciudad-prisión bajo el dominio otomano. Allí murió y fue enterrado, convirtiéndose la ciudad en el lugar más sagrado de la tierra para los bahai.

Pero en Haifa se encuentra el santuario del Bab, un joven comerciante de Persia que se erigió en el seguidor del profeta, y a quien consideran un mensajero independiente de Dios. El también fue perseguido y martirizado públicamente. Sus restos fueron recogidos y ocultados, hasta que fueron traídos hasta aquí y le dieron sepultura en las laderas del monte Carmelo, donde se alza el mausoleo, con la impresionante cúpula dorada del santuario.

El Centro Mundial Bahai y sus jardines se extienden a lo largo de un kilómetro por el Paseo Louis hasta la calle Ha-Gefen. “En nuestro intento por venerar lo divino, intentamos hacerlo a través de la arquitectura. Aquí vienen muchos peregrinos, y los jardines son como un lugar para prepararlos antes de entrar en el templo”, explica Sama, una de las voluntarias que trabajan en la sede mundial de este credo que se extiende por más de 200 países y es una de las religiones más recientes. “Hay dos números que son simbólicos para los bahai –dice Manuel–. El 9, porque hubo nueve profetas, y el 19, porque hubo 18 personas que fueron tras él desde el principio. Y sumadas a él dan 19.” Así hay nueve terrazas en los jardines, y el año bahai tiene 19 meses con 19 días. “El 21 de marzo es el Año Nuevo, y faltarían cuatro días para los 365 del año: son los cuatro días de fiesta que no se cuentan.”

La puerta de un restaurante árabe en Wadi Nisnas, otra faceta típicamente local.

BALCóN AL MEDITERRáNEO Haifa es una de las ciudades más importantes y más grandes de Israel. Situada en el corazón del norte del país, a 90 kilómetros de Tel Aviv y a 185 de Jerusalén, tiene casi medio millón de habitantes entre el centro y los suburbios. Fue un puerto muy importante en la época de los ingleses, y hoy en día sigue siendo una de las ciudades más pujantes. “La próxima vez que vengan, dentro de tres o cuatro años, no la van a conocer”, acota Manuel, mientras degustamos un falafel en Ha Ezkenim, indicado por muchas guías gastronómicas como el mejor de Israel. “Acá sucede algo raro –se explaya Manuel–. Los barrios más bonitos y más caros están en lo alto, y las partes bajas son las partes viejas. Hace 15 años era una zona abandonada completamente, pero en los últimos años se está reconstruyendo, se está renovando la ciudad vieja y dándole vida.”

Como dice el logo oficial: “Una ciudad, tantas posibilidades”. Haifa es una mezcla de barrios modernos y antiguos, iglesias y mezquitas, montaña y mar.

El monte Carmelo, su símbolo, tiene una impresionante vista y un bosque donde se pueden hacer caminatas. En el verano locales y visitantes disfrutan de las aguas del Mediterráneo.

La Colonia Alemana fue fundada en el siglo XIX por templarios alemanes que deseaban establecer una comunidad cristiana en Tierra Santa y prepararse para recibir al mesías, según la fe cristiana. Durante la Segunda Guerra Mundial fueron considerados enemigos por los británicos que ocupaban el país, quienes los echaron. El viejo barrio de casas de piedra tiene algunas construcciones que aún conservan el nombre de su primeros dueños. Restaurado en los últimos años, se convirtió en punto de entretenimiento, con hoteles, bares y restaurantes.

Haifa tiene también varios centros culturales, museos y un centro comercial que ostenta el record Guinness de pintura sobre cerámica más grande del mundo. Ubicado en la entrada sur de la ciudad, el Castra Center tiene en el frente un mural con las historias del Antiguo Testamento, con Adán y Eva en el centro. “La idea del centro comercial –señala Manuel– es que, además de comprar o tomar un café, la gente pueda disfrutar de un paseo con cultura.” En el interior hay dos pequeños museos, uno con vestigios de la antigua ciudad de Castra, que se encontraba aquí mismo –de ahí el nombre– y una muestra con marionetas que cuenta la historia del pueblo judío.

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Un comerciante árabe cristiano, parte de las muchas comunidades que conviven en Haifa.
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