turismo

Domingo, 23 de agosto de 2015

PARAGUAY. ASUNCIóN, ITAIPú Y LAS MISIONES

Corazón de Sudamérica

Paraguay invita a un recorrido con historia y naturaleza: de la represa hidroeléctrica Itaipú a las reducciones jesuíticas Santísima Trinidad del Paraná y Jesús de Tavarangüé, además de un recorrido por el casco histórico en Asunción.

 Por Nora Goya

Catorce kilómetros al norte del puente de La Amistad que une la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu con Ciudad del Este funciona la represa hidroeléctrica Itaipú, construida sobre el río Paraná. Este paredón de hormigón, tierra y roca de casi ocho kilómetros forma parte de las siete maravillas de la ingeniería moderna. Pero además es uno de los puntos imperdibles de un triángulo de visitas por Paraguay que incluye también la Ruta Jesuítica, en el departamento de Itapúa, y un recorrido por Asunción, la capital. Cada una de las puntas de este triángulo revela la diversidad de este país que es un pequeño gigante a nivel de potencial turístico.

De hecho, desde hace un tiempo Paraguay empezó a mover piezas en el tablero para convertirse en un destino asociado con la historia y la naturaleza dentro de Sudamérica, pero explotando la ventaja de tener menores distancias internas que otros países. El resultado está a la vista con las cifras de la Senatur, la Secretaría Nacional de Turismo: en el último año, Paraguay recibió 650.000 turistas, y entre ellos la mitad fueron argentinos. Causa o consecuencia, el incremento turístico generó la creación de nuevos productos y la puesta en valor del patrimonio cultural local, como la Casa de la Independencia en Asunción. La ciudad, además, estuvo en el candelero durante la reciente visita del papa Francisco, ya que miles de peregrinos se movilizaron –partiendo tanto de pequeños pueblos guaraníes como de otros países de Latinoamérica– para presenciar las misas pontificias en Caacupé y Asunción el 11 y 12 de julio.

Visita al interior de la imponente represa hidroeléctrica binacional de Itaipú.

CENTRAL HIDROELECTRICA Binacional La represa “con mayor producción de energía en el mundo” como subrayan los guías que llevan a los grupos durante el recorrido fue bautizada Itaipú, vocablo guaraní que significa “piedra que suena”. La central, construida sobre el río Paraná, se pensó con el objetivo de aprovechar los recursos hídricos de la región, y tiene una larga historia de negociaciones comenzadas en los años ’60. Finalmente en 1973 los gobiernos de Paraguay y Brasil firmaron el tratado que llevaría, dos años más tarde, al comienzo de las obras de esta inmensa estructura sobre el río.

El recorrido por el complejo comienza con un documental sobre la construcción de la represa y el funcionamiento de la usina hidroeléctrica, seguido de un paseo en micro hasta los miradores, desde donde hay una visita panorámica sobre el embalse. La siguiente parada es frente al gigantesco paredón de hormigón, hasta que se ingresa en el interior de la represa: allí se brinda una explicación técnica sobre el aprovechamiento del caudal de agua para la producción de energía hidroeléctrica, seguida de una recorrida por una galería con dibujos e ilustraciones sobre el equipo técnico que trabajó en la construcción de la obra.

Tanto la energía producida como el número de operarios se reparten en forma equitativa, según el acuerdo entre los gobiernos brasileño y paraguayo: “Esta represa agregan los guías con el tono pausado que evoca las visitas escolares cuenta con 20 unidades generadoras de energía, diez del lado brasileño y diez del paraguayo”. Más allá de su función energética, también es un atractivo turístico: de hecho, los recorridos para visitantes comenzaron en 1977, cuando la represa aún estaba en obra. Desde el lado paraguayo hoy hay tres tipos de visita posible: turística, especial y técnica. Y durante los fines de semana quienes lo deseen pueden disfrutar un show de luces que se proyectan sobre la represa acompañado de un espectáculo sonoro, que genera una sensación única sobre el río.

Itaipú Binacional logró el récord absoluto de producción de energía en el año 2000, cuando generó 93.400 millones de kilowattshora. En 2004, al cumplirse el vigésimo aniversario del inicio de su funcionamiento, la central ya había generado suficiente energía para abastecer al mundo entero durante 36 días.

“Sólo con la producción de energía de uno de estos generadores puede cubrirse el 93 por ciento de energía consumida en Paraguay”, resumen los guías. El excedente de producción se comercializa a otros países, de modo que la represa es esencial para la economía paraguaya. Pero no es la única: sobre el Paraná funciona la central hidroeléctrica Yacyretá, que Paraguay comparte con la Argentina; y sobre el río Acaray, en Hernandarias, la central Acaray.

Jesús de Tavarangüé, testimonio de la influencia jesuítica en tierras paraguayas.

HUELLAS JESUITICAS Otro de los recorridos imperdibles es el de las reducciones jesuíticas Jesús de Tavarangüé y Santísima Trinidad del Paraná, en el departamento de Itapúa, ambas profundamente vinculadas con la historia paraguaya. Estas misiones fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco en 1993 y forman parte de los treinta pueblos jesuíticos que se consolidaron en Latinoamérica durante el siglo XVIII, testimonio del encuentro entre los jesuitas y la cosmovisión de los pueblos originarios de América. El reclutamiento de los guaraníes para la construcción de estas misiones evitó que los grupos de nativos realizaran trabajos bajo la forma de la abusiva encomienda, que organizaba la mano de obra en beneficio de la corona española.

Un recorrido por Jesús de Tavarangüé acerca al esplendor arquitectónico del siglo XVIII europeo matizado con la influencia de la exuberancia latinoamericana. Su estructura con tres arcos revela distintos matices, desde los naranjas suaves hasta los marrones intensos, tanto en la fachada de la misión como en las columnas y en sus imágenes religiosas. Gracias a la utilización de cal –y en esto es una excepción frente a otras construcciones jesuíticas– la estructura se conservó hasta la actualidad y, de haberse terminado, la iglesia hubiera sido “el templo más grande de los construidos en las misiones”, como explica Rossana Viveros, representante de Senatur, durante una caminata entre las columnas del interior de la estructura.

Además de la iglesia inconclusa, esta reducción contaba con la Plaza Mayor, el Colegio anexado a la iglesia y la residencia de protección para huérfanos y viudas Casa Grande. Una maqueta con indicaciones en braille campea en medio de una sala que funciona como museo, para que también los visitantes ciegos puedan tener referencia de las construcciones: son herramientas –agrega Viveros– que permiten “fomentar el turismo inclusivo”.

Santísima Trinidad del Paraná es otra de las reducciones jesuíticas en el departamento de Itapúa. Sorprende en la visita encontrarse aquí con imágenes religiosas decapitadas, una práctica que se debe a la creencia de que el oro se guardaba en la cabeza de las figuras. Además de la visita diurna, esta reducción tiene un espectáculo nocturno de luces, sonidos e imágenes que permite a los visitantes transportarse al siglo XVIII, cuando los jesuitas compartían la vida con los pueblos originarios de la región.

EDIFICIOS HISTORICOS Y MUSEOS La capital guaraní ofrece al turista un recorrido por casco histórico partiendo de la Casa de la Independencia, reabierta al público como museo en 2014, luego de la puesta en valor del edificio. Frente a la costanera de Asunción está el palacio de gobierno, un edificio rosado que comenzó a construirse en 1857. Sin embargo, con el estallido de la Guerra de la Triple Alianza el gobernante Francisco Solano López dejó la capital para combatir en el campo de batalla, por lo que el palacio no llegó a ser habitado. Durante la ocupación de Paraguay por las tropas aliadas, el edificio fue utilizado desde 1869 como cuartel por las fuerzas brasileñas, y desocupado siete años después.

Además de estos edificios tradicionales, a unos minutos del casco histórico se levanta el exclusivo barrio de Villa Morra, que cuenta con restaurantes, discotecas, bares de moda y teatros: en otras palabras, un punto de reunión para locales y turistas a la hora de las salidas nocturnas y el shopping.

Por otra parte Asunción, al igual que otras ciudades paraguayas, revela durante un paseo la diversidad de la población. Allí conviven colectividades de alemanes, ucranianos, holandeses, belgas, japoneses, brasileños, polacos e inmigrantes de otras procedencias que se integraron a la vida local sin perder sus rasgos y tradiciones culturales. Esta pluralidad de voces convierte a la zona en una mixtura de culturas con riquezas desconocidas.

La visita al Centro de Artes Visuales conecta al visitante con el arte popular, indígena y urbano. Recorriendo las salas del Museo del Barro se observan miles de piezas de producciones populares, entre ellas tejidos y encajes, cerámicas, orfebrería y máscaras del “kambara ‘angá” (un baile con disfraces y máscaras que data de la época colonial) pertenecientes a las festividades de San Baltazar, San Pedro, San Pablo y la Natividad de la Virgen en Tobatí.

En el mismo centro funciona el Museo de Arte Indígena, donde se destacan las piezas con formas de animales talladas en madera de cedro, árbol sagrado para los guaraníes, y vasijas de cerámica. Además hay textiles realizados con fibras vegetales, como trajes y máscaras para rituales. En las vitrinas el arte plumario acompaña diademas, collares, brazaletes y tobilleras utilizadas como parte del vestuario por los distintos pueblos nativos de la región.

Un tercer museo completa el Centro de Artes Visuales y es el de Arte Moderno, con obras como La Capilla Sixtina, instalación en la que el visitante puede recostarse en un sillón en el medio del salón y admirar la obra de Ricardo Migliorisi, o la muestra Curuguaty, realizada con sillas por Carlos Colombino, que representa la matanza de campesinos y policías en 2012.

A los amantes de los deportes no les falta lo suyo: sobre todo, el museo de la Confederación Sudamericana de Fútbol Conmebol, también en Asunción. Se puede respirar el “folklore del fútbol sudamericano” en cada una de las salas, donde se exhiben réplicas de las distintas copas, camisetas, banderines y fotos de los jugadores más importantes de América.

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Vista nocturna de la capital paraguaya, con circuitos históricos, culturales y de compras.
 
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