El origen de Cachi se remonta al período prehispánico, cuando la zona albergaba comunidades diaguitas. La fundación española es del año 1655. Los jesuitas crearon varias misiones por todo el valle y en el reparto de encomiendas de 1673 Cachi fue asignado a doña Margarita de Chávez. Así surgió la Finca Hacienda de Cachi, en la cual se aprovecharon los antiguos sistemas de riego construidos por los indígenas. Esta finca fue el eje poblacional de Cachi por mucho tiempo, hasta que en 1796 fue entregada al convento de los Mercedarios, quienes levantaron la capilla que se conserva hasta hoy. Las paredes de la iglesia de Cachi son de adobe y están asentadas sobre un cimiento de piedra de río. El techo es de madera de cardón y la fachada, agregada a fines del siglo XIX, tiene estilo romano con una proporcionada espadaña con tres campanas.