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Murió Kim Jong-il

El líder norcoreano, quien manejó el país con puño de hierro durante más de dos décadas, murió a los 69 años y su deceso provocó incertidumbre en el mundo occidental y exhortaciones a modificar la estructura económica y política de la nación asiática. El régimen comunista presentó a Kim Jong-un, el tercero y menor de sus hijos, como el "gran sucesor".

La muerte del líder de Corea del Norte provocó reacciones en todo el mundo, especialmente entre sus vecinos Japón y Corea del Sur. La reacción más amistosa fue de la China. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Liu Weimin, afirmó que "la noticia del fallecimiento del camarada Kim nos ha impactado. Ofrecemos al pueblo de la República Popular Democrática de Corea nuestras condolencias: fue un gran líder y un buen amigo". China "confía -agregó- en que la República Popular convierta su tristeza en fuerza y avance en su causa social", para lo cual, aseguró, cuenta con el apoyo de China, que "continuará desarrollando la tradicional amistad, para salvaguardar la paz y la estabilidad en la península Coreana".

El presidente de Corea del Sur, Lee Myung Bak, por el contrario, ordenó a todos los trabajadores del Gobierno que se mantuvieran en estado de alerta, mientras Seúl delibera si expresar o no sus condolencias. El presidente de estados Unidos, Barack Obama, por su parte, habló por teléfono con el presidente surcoreano, minutos después de conocerse el fallecimiento de Kim, para analizar la situación, y durante la conversación, ambos mandatarios subrayaron la necesidad de cooperar estrechamente para "gestionar" el nuevo escenario político de la región.

El primer ministro de Japón, Yoshihiko Noda, a su turno, ordenó a sus ministros que se mantengan en estado de alerta ante cualquier situación inesperada. Su jefe de Gabinete, Osamu Fujimora, descartó aumentar el nivel de alerta de las fuerzas de seguridad niponas, aunque señaló que la decisión podría adoptarse en reuniones posteriores. "Necesitamos analizar los riesgos que entraña la sucesión", sostuvo Fujimura.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, manifestó que espera que su fallecimiento no afecte al "desarrollo" de las relaciones de amistad entre ambos países. La última visita del líder norcoreano a Rusia se produjo en agosto de este año, cuando se reunió con el presidente Dmitri Médevdev, en una base militar situada en la república siberiana de Buriatia. En el encuentro, según informó en su momento el Kremlin, la parte norcoreana expresó su disposición a "retornar sin condiciones las conversaciones" a seis bandas (China, Estados Unidos, ambas Coreas, Japón y Rusia) para el desarme nuclear de Corea del Norte, paralizadas desde 2008.

En tanto, en el Reino Unido, el canciller William Hague dijo que la muerte de Kim podría suponer un "momento crucial" para la población de Corea del Norte, y advirtió que esperaba que "el nuevo poder reconociera que la implicación de la comunidad internacional ofrece posibilidades para mejorar las condiciones de vida del pueblo norcoreano", e instó a Pyongyang a retomar las negociaciones para las "desnuclearización de la península coreana".

Francia, por su parte, se mostró "vigilante" ante la muerte y la sucesión de Kim Jong-il y expresó la esperanza de que el pueblo norcoreano "pueda recuperar su libertad algún día", según su ministro de Relaciones Exteriores, Alain Juppé. "La muerte de un hombre no es nunca motivo de alegría, pero el sufrimiento de un pueblo me entristece", aseguró el canciller francés, antes de añadir que "hay que continuar con el diálogo nuclear" con Pyongyang.

También el Gobierno alemán instó a los sucesores de Kim a iniciar un proceso democratizador y a mejorar las condiciones de vida de la población. "Nuestras expectativas son que la situación económica de la población mejore y que las autoridades luchen contra el hambre", dijo el portavoz del Ejecutivo, quien abogó por que los nuevos dirigentes "detengan el programa nuclear" iniciado por Kim.

El ministro de Relaciones Exteriores de Australia, Kevin Rudd, instó a los gobiernos de la región a mantener la calma ante la "ambigüedad e incertidumbre" provocada por la muerte del líder. Rudd indicó que Australia mantendrá el contacto con Corea del Sur y sus aliados en la región para pedir a todos los gobiernos, incluyendo el de Corea del Norte, mantener "al máximo la calma respecto a sus acciones y señales diplomáticas".

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Kim Jong-Il (izquierda) y su hijo Kim Jong-Un y sucesor (derecha) durante el desfile de celebración del 65 aniversario del Partido de los Trabajadores en Pyongyang.
 
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