En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio aparece la preocupación por el cuerpo y la culpa por comer ‘de más’ ¿Por qué sucede esto?
El aislamiento modificó hábitos alimenticios de los argentinos: aumentó el consumo de gaseosas, golosinas y bebidas alcohólicas; disminuyó el de frutas y vegetales.
Cereales, postres y galletitas dulces, cuyos consumidores habituales son niños, son menos saludable que lo que indican sus envases.