En su visita a Marsella compartió el cierre de Encuentros Mediterráneos con el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Miles de manifestantes ondearon banderas nigerinas, argelinas y rusas, gritando consignas en contra de su país colonizador.
La Exposición Internacional de la capital belga fue el cúlmine de un racismo occidental que creía tener una “labor civilizadora”.
El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, se disculpó en nombre del gobierno neerlandés por el papel de su país en la esclavitud en sus colonias.
Con el objetivo de reunir elementos para elaborar políticas públicas, la Delegación Salta del organismo nacional convocó a especialistas y a una mujer wichí que reclamó acciones.