CONTRATAPA

No, pero sí

 Por Juan Gelman

Washington y Moscú no se cansan de proclamar que la Guerra Fría no ha vuelto. Tal vez. Lo cierto es que en el plano militar actúan como si la hubiera. La Casa Blanca insiste en ubicar parte de su escudo antimisiles mundial en Polonia y la República Checa. El Kremlin ha advertido que, si eso ocurre, suspenderá su participación en el tratado de limitación de las fuerzas armadas convencionales y, más grave aún, que apuntará sus misiles contra esas dos naciones. ¿Y la población civil? Bien, gracias. La lógica de las grandes potencias no sólo es peculiar, es nuclear. Se recuerda la teoría de Huxley: el progreso tecnológico sólo nos ha provisto de medios más eficientes para avanzar hacia atrás.

Es notorio que EE.UU. procura imponer al planeta su dominio mediante el uso o la amenaza de la fuerza, incorporando a su empeño a las ex repúblicas soviéticas. Esta concepción unipolar choca con una realidad: Rusia, aunque debilitada, recompuso su economía después de Yeltsin y sigue poseyendo un considerable arsenal nuclear y un vasto territorio, para no hablar de un manejo político de sus reservas de petróleo y gas natural que obstaculiza el avance estadounidense en los países que alguna vez dependieron de la URSS. La instalación del escudo antimisiles en Europa central persigue obviamente el objetivo de intimidar a Moscú so pretexto de que serviría para detectar y destruir los presuntos misiles de cabeza nuclear que Irán no tiene.

La cuestión no se presenta fácil para el gobierno de Bush. La instalación del radar en la República Checa debe ser aprobada por un Parlamento dividido en partes iguales entre el oficialismo y la oposición. Lubimir Zaoralek, futuro ministro de Relaciones Exteriores si el partido socialdemócrata llegara a ganar las próximas elecciones, señaló que Washington tiene una “percepción falsa” del peligro que Irán significa para Praga y el 70 por ciento de los checos se manifiesta contra ese plan (The Financial Times, 22-1-08). “Este proyecto no es polaco, es estadounidense. No nos sentimos amenazados por Irán”, declaró a su vez Radek Sikorski, ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, país donde el rechazo de la sociedad civil alcanza el 55 por ciento (The Guardian, 11-1-08). Y luego planea sobre estos gobiernos una incertidumbre: quieren seguridades de que el proyecto seguirá adelante si los demócratas ganan las elecciones de noviembre en EE.UU.

La “Iniciativa Bases No” (IBN) gana consenso entre los checos. “La realización del plan de EE.UU. no ampliará la seguridad, por el contrario: traerá nuevos peligros e inseguridades. Aunque se lo califica de ‘defensivo’, en realidad permitirá que EE.UU. ataque a otros países sin temor a represalias”, se lee en la Declaración de Praga 2007 que emitió la IBN ([email protected]). En noviembre pasado organizó densas manifestaciones contra el escudo antimisiles en Praga y Brno, y se preparan otras frente a las embajadas checas en varias ciudades europeas. Este movimiento por la paz es más débil en Polonia, pero Varsovia no ha logrado aún que Washington concrete el ofrecimiento de fortalecerle la defensa antiaérea. Al término de la reunión del 1º de febrero de este año entre Condoleezza Rice y Sikorski, el portavoz del ministro polaco señaló que “definitivamente no hay acuerdo” en el tema (The Washington Post, 2-2-08). “En última instancia habrá que venderle (el proyecto) a la gente”, remachó. Como solía decir H. L. Mencken, siempre hay una solución para todo problema humano: elegante, plausible y equivocada.

La OTAN, por su parte, no se queda atrás del Pentágono: patrocinó la redacción de un informe titulado “Hacia una estrategia central para un mundo incierto: renovar la asociación transatlántica” (www.csis.org). Los ex jefes de Estado Mayor general John Shalikashvili (EE.UU.), general Klaus Naumann (Alemania), mariscal de campo Lord Inge (Reino Unido), almirante Jacques Lanxade (Francia) y Henk van den Breemen (Países Bajos), elaboraron dicho informe en el que se propone el empleo preventivo de armas nucleares como “instrumento final de una respuesta asimétrica” al terrorismo (www.noaber.com, diciembre de 2007). Si se toma en cuenta que el Pentágono ha preparado planes similares sin descartar su aplicación a Rusia y China, no es muy alentador para la humanidad lo que en el horizonte asoma.

Los autores del informe para la OTAN justifican de manera muy curiosa el lanzamiento anticipado de bombas nucleares: consideran que “la guerra nuclear podría muy pronto ser un hecho posible en un mundo cada vez más brutal”. Cabe preguntarse si piensan arrojarlas sobre la Casa Blanca.

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