DEPORTES › EL SEGUNDO CICLO EN RIVER

Ocho campeonatos, ninguna alegría

En 22 meses, los equipos de Passarella no superaron nunca el tercer puesto.

No todas las palabras empeñadas fueron cumplidas por Daniel Passarella. Ayer cumplió con lo que había prometido el 25 de mayo pasado, pero dejó una promesa incumplida. “Con estos jugadores puedo ganar campeonatos”, dijo apenas arribado a River para su segundo ciclo como entrenador, en enero de 2006, cuando el técnico saliente, Reinaldo Merlo, se quejaba por la ausencia de refuerzos. No logró hacer honor a sus dichos, pese a haber dirigido a River en ocho torneos en los últimos veintidós meses.

Este segundo ciclo de Passarella –que había dirigido a River entre 1990 y 1994, cuando dejó el equipo para tomar a su cargo la Selección Argentina– se había iniciado a comienzos de 2006, con el torneo Clausura, en el que River terminó tercero, con 34 puntos, nueve menos que el campeón Boca y uno menos que Lanús, que fue el subcampeón.

En el torneo Apertura, nuevamente el equipo quedó tercero, esta vez con 38 puntos, pero a seis unidades de Boca y Estudiantes, que empataron el primer lugar y debieron jugar una final que ganó el equipo de La Plata.

En la Copa Libertadores de ese año fue eliminado en cuartos de final por Libertad de Paraguay y, en la segunda mitad del año, en la Copa Sudamericana, quedó fuera de competencia en octavos de final frente al Atlético Paranaense de Brasil.

Este año, River arrancó con renovadas expectativas, pero en el Clausura terminó cuarto, con 33 puntos, doce unidades menos que San Lorenzo, el campeón del torneo dirigido nada menos que por Ramón Díaz, que jugó un certamen aparte contra el club que lo despidió en 2002 después de haber ganado el título. Esa campaña poco atractiva movió a Passarella a hacer su anuncio de mayo pasado.

En la Libertadores no le fue nada bien: fue eliminado en la primera fase, en el grupo que compartía con Colo Colo (Chile), Liga Deportiva Universitaria (Ecuador) y el FC Caracas (Venezuela), equipo que le ganó los dos partidos, tanto de local (3-1) como de visitante en el Monumental (1-0).

En el Apertura, cuando faltan tres fechas, el equipo está sexto en la tabla, con 23 puntos, diez menos que el líder Lanús, con seis triunfos, cinco empates y cinco derrotas, 31 goles a favor y 25 en contra, una campaña que difícilmente puede calificarse como excitante.

Esa campaña incluyó severas goleadas en contra, como el 1-4 ante Tigre, en Victoria, y también otro 1-4 ante Argentinos, en La Paternal. El equipo padeció, además de Tigre, ante otros dos rivales que vienen del ascenso: San Martín de San Juan (0-1) y Huracán (1-2). Le falta jugar con Olimpo... Seguramente, lo que más se rescata en este ciclo es el contundente triunfo 2-0 ante Boca, con una gran solidez colectiva.

En la Copa Sudamericana jugó seis partidos, de los que apenas ganó uno, 4-2 sobre Botafogo como local. Empató cuatro partidos (con Defensor Sporting de Montevideo 2-2 y 0-0 y los dos empates con Arsenal) y perdió en su debut 1-0 con Botafogo, en Río.

Durante el año, River gastó más de 20 millones de dólares en reforzar su plantel, con jugadores como Rolando Zárate, Mauro Rosales y Sixto Peralta. De los tres refuerzos que llegaron de Central –Marco Ruben, Cristian Villagra y Juan Ojeda–, ninguno pisó el césped del Monumental en la última noche de Passarella al frente del equipo.

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Los jugadores se quedan, Passarella se va.
 
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