ECONOMíA › ENTREVISTA AL MINISTRO DE AGRICULTURA, JULIAN DOMINGUEZ. BALANCE DE LA SEMANA DEL CESE DE COMERCIALIZACION DE GRANOS, LA PRODUCCION TRIGUERA Y LA REGULACION DEL NEGOCIO AGRARIO.

“El Estado intervendrá cada vez más en el comercio de granos”

El ministro de Agricultura no menciona la recreación de la Junta Nacional de Granos para dar respuesta a los reclamos de productores, pero señala que la Argentina va hacia un proceso donde el Estado incrementará su participación en el negocio de granos, como un garante para el almacenamiento destinado al abastecimiento interno.

 Por Sebastián Premici

“La Mesa de Enlace no logrará que retrocedamos”, señaló el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, durante un reportaje con Página/12. El funcionario está a punto de subirse nuevamente a un avión para internarse en la provincia de Buenos Aires con un tema excluyente: el conflicto alrededor de la actual cosecha de trigo. Para Domínguez, el cese de comercialización de las entidades agropecuarias, que finalizará hoy a la medianoche, “fue impulsado por el dogmatismo de algunos dirigentes que atentan contra sus propios intereses”. Frente a este escenario, afirmó que la actual cosecha representará la mayor rentabilidad del trigo de los últimos años, aun con las dificultades que encuentran los productores de vender su producción al precio pleno de referencia fijado por el ministerio. En este sentido, analizó el rol de la Asociación de Cooperativas Argentinas, vinculada con Coninagro, empresa que tampoco está pagando el precio pleno del cereal (ver página 3). El funcionario también desmintió la existencia de cupos de exportación garantizados para las grandes compañías cerealeras.

–¿Por qué sostiene que el lockout de las entidades agropecuarias fue un reclamo político?

–Mi apreciación es que no está en discusión la política integral del trigo. Nos habíamos propuesto cinco ejes como política para este sector. El primero era garantizar el cuidado del suelo y su rotación, veníamos de una cosecha de 7,5 millones de tonelada y este año casi alcanzaremos las 15 millones de toneladas. Por lo tanto, el propósito de asegurar la rotación del maíz, trigo, soja y girasol fue alcanzado. El segundo objetivo fue lograr que todos aquellos que quisieran sembrar trigo lo pudieran hacer, sobre todo en la zona sudoeste de la provincia de Buenos Aires, como Bahía Blanca, lugar que eligió la Mesa de Enlace para hacer su asamblea. Para beneficiar esta zona se creó un Fondo Rotatorio, con un registro manejado desde los concejos deliberantes de cada ciudad. Con este instrumento los productores tienen la posibilidad de acceder al financiamiento a tasa cero para gasoil y las semillas. Después de cuatro años logramos incorporar aproximadamente 2000 nuevos productores a la siembra del trigo. El tercer elemento consistía en garantizar un mercado para nuestra producción. De esta manera, abrimos cinco nuevas consejerías agrícolas en el mundo. Los productores también nos reclamaban una señal antes de que comenzara la siembra y por eso abrimos la exportación en 3 millones de toneladas y luego decidimos abrir la totalidad del saldo exportable antes de la finalización de la cosecha. Tampoco debemos olvidar que aquellos productores que no quieran malvender su producción, pueden acceder a un crédito del Banco Nación para financiarse a tasa cero. La política sobre el trigo cumplió con todos los requerimientos del sector.

–Si esto fue así, ¿de dónde, entonces, surge el reclamo de la Mesa de Enlace?

–La verdad que no entiendo el sentido de la protesta. Cada medida que se toma tiene que estar acompañada de un sentido, apuntar hacia algún lado. Realmente no logro entender cuál es su objetivo, ya que lo que planteaban, lo cumplimos. Al campo nunca le ha ido tan bien como en la última década. Este sector es constitutivo del proyecto nacional, forma parte del núcleo de empresas que tienen presencia en Brasil, Africa, que hacen negocios con India, Rusia, China. Creo que algunos dirigentes pretenden generar una discusión por fuera del sector, pero en nombre de éste, para invisibilizar la revolución productiva de la última década. En los últimos diez años alcanzamos 30 millones más de toneladas de granos, incorporamos al sistema productivo 12 millones más de hectáreas, se crearon nuevos grupos empresarios. La Mesa de Enlace no logrará que retrocedamos y se oscurezca lo positivo de un proyecto que tiene en su núcleo la defensa de los intereses de la Nación. Este cese de comercialización tiene todo el formato de no representar una discusión que sea tributaria de un mejoramiento del modelo de país. Algunos, por dogmas quizá, terminan atentando contra sus propios intereses.

–La Mesa de Enlace sostiene que el saldo exportable está repartido entre las grandes exportadoras. Por eso manifiestan que no pueden vender su producción y que no consiguen quién les pague el precio pleno del trigo.

–De casi 15 millones de toneladas de la actual cosecha, ya hay 7 millones de toneladas abiertas a la exportación. Todo aquel que quiera exportar puede presentarse en la Oncca y solicitar un permiso de exportación (ROE verde). Todos los jugadores que quieren comercializar su producción puedan participar del mercado. De hecho, las cooperativas participan de este proceso de exportación de la producción granaria argentina, donde también están las cooperativas que pertenecen a las propias entidades, como la Asociación de Cooperativas Argentinas, vinculada con Coninagro y Agricultores Federados Argentinos, vinculada con la Federación Agraria.

–Si los productores tienen la posibilidad de asociarse en cooperativas para exportar y comercializar su producción, como es el caso de la ACA y de AFA, ¿por qué no canalizan todas sus ventas y exportaciones a través de ellas?

–Sueño que el proceso de comercialización de cereales pueda hacerse a través de las cooperativas, pero sería bueno que los productores no usen estos instrumentos solamente cuando tienen necesidades, sino que deberían aprovechar las cooperativas también en las épocas de bonanzas. El movimiento cooperativo debe ser un aliado estratégico del Estado en defensa de los intereses de los productores. En su concepción, las cooperativas deberían funcionar como el respaldo de los más débiles.

–Pero esas mismas cooperativas no les pagan el precio pleno a sus propios asociados.

–Es un tema que estamos analizando. Sabemos que hay una conjunción de elementos que deben ser tomados en cuenta para resolver los problemas puntuales que aparecen. El camino más acertado en esta discusión sería resolver el conflicto puntual del precio pleno del trigo y quitarle cualquier otra connotación política, que no nos conduce a ningún lado.

–En relación con este concepto cooperativista, ¿por qué el Estado todavía no tomó la decisión política de impulsar una nueva Junta Nacional de Granos, que podría mejorar el sistema de comercialización?

–En alguna medida este año ensayamos un sistema más o menos parecido. La posibilidad que tiene hoy el productor de retener su cosecha a tasa cero, la garantía expresa de que la molinería adelantará la compra de 1,5 millón de toneladas, con financiamiento estatal y el anticipo de 3 millones de toneladas para la exportación (realizado en enero y que se suman a los 4 millones previos) es lo que haría una Junta Nacional de Granos. Con todo esto estamos garantizando la compra adelantada del 30 por ciento de la producción, con el objetivo de generar las condiciones de mercado y lograr un precio de referencia. Creo que la Argentina va hacia un proceso donde el Estado intervendrá cada vez más en el comercio de granos, como un garante para el almacenamiento de lo que es el abastecimiento interno.

–Un dato que es clave es la concentración que existe en este mercado, donde el 8 por ciento de los productores manejan el 50 por ciento de la cosecha. ¿Qué medidas pueden tomar para frenar la concentración en el sector?

–Hay que tener presente que Argentina es uno de los países que más pan consume, es un hábito cultural de su población. Y además, somos uno de los pocos países que producimos trigo, hay pocos jugadores internacionales. Durante los últimos años la soja logró imponerse frente a los otros cultivos, en particular el trigo. Sin embargo, este año logramos balancear un poco la producción. Frente a este contexto, el tema de la concentración se resuelve garantizándoles a los pequeños y medianos productores que en cualquier circunstancia tendrán rentabilidad, ya sea por las condiciones favorables del mercado o porque el Estado lo ayudará, en caso de ser necesario. La manera de generar más producción con más productores es creando las condiciones que hemos impulsado desde el Estado.

–La espalda financiera de un pequeño productor no es la misma que la de Cargill o Bunge. Una multinacional puede adelantar el pedido de un ROE porque tiene la posibilidad de pagar de antemano las retenciones.

–No hay una práctica generalizada donde el productor venda por su cuenta, salvo los grandes grupos económicos. Lo que es práctica habitual es la asociación de productores, que funcionan en cooperativas. Esa es una forma de organización para competir en el sector exportador. El anticipo en el pago de retenciones forma parte de una estrategia del Estado nacional en materia tributaria, para hacerse de financiamiento al momento de la operación. Este tema ha sido validado por los actores del sector y no es un obstáculo para la producción.

–Las entidades sostienen que si se abriera todo el mercado, sin garantizar las 7 millones de toneladas para el consumo interno, el precio del pan no aumentaría, ya que la incidencia del trigo no es significativa. Sin embargo, los molinos dicen que podría incrementarse el precio en un 50 por ciento.

–Yo discuto lo que hace a la competencia del sector, no hablo de otros temas. Yo me ocupo del cuidado del productor, de garantizar que haya trigo suficiente y que se pague el precio pleno. También abogo por la mayor presencia del país en mercados internacionales. Hasta ahí llegamos como ministerio. El resto es competencia de otras áreas.

–¿No participa en esas discusiones junto a otras áreas, como la Secretaría de Comercio?

–Sí. Pero hay que tener en claro que existe una decisión de la Presidenta de proteger el proceso de industrialización de la producción primaria, porque eso significa más trabajo. La molinería exporta 1,2 millón de toneladas, es valor agregado y representa 2900 millones de dólares. Hay una decisión política de acompañar a la industria nacional, como también existe la decisión de apoyar a los productores. Esta postura de apoyo a la industria nacional puede ser compartida o no, ése es otro problema. Si alguna vez gana el liberalismo en la Argentina, Dios me libre y me guarde, dejará de proteger a la industria y a los productores. Así nos fue. Hace diez años, la mayoría de los campos estaban rematados.

–Durante la semana, Mario Llambías, el titular de CRA, dijo que a usted ya “no le creía un pito”. ¿A partir de ahora cambiará su estrategia de negociación con la Mesa de Enlace?

–No hay una negociación, sino que se da un proceso de toma de las mejores ideas y expectativas. Si las ideas son buenas y positivas, las aceptamos. Cuando uno está en la función pública o gremial, no puede hacer una caracterización individual del otro, porque si no pierde la perspectiva de sus representados. De ninguna manera considero que como ministro de la Nación debería responder a una adjetivación de esta naturaleza. Más bien tendría que pensar que Llambías está movilizado por la pasión de la defensa de sus intereses, porque no me parece que sea la expresión adecuada de un dirigente que tiene una responsabilidad tan alta para con sus representados. No me parece una frase feliz.

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Imagen: Pablo Piovano
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