EL MUNDO › POR PRIMERA VEZ, UNA MAYORIA DE ESTADOUNIDENSES ESTA EN CONTRA DE LA GUERRA

La cola iraquí mueve al perro americano

Un 54 por ciento de los norteamericanos cree ahora que la invasión a Irak fue un error, y marca la primera vez que una mayoría de estadounidenses se opone a la pieza cardinal de la política exterior de George W. Bush de cara a las presidenciales de noviembre.

La reelección presidencial estadounidense sigue complicándose. Las encuestas de opinión siguen sin favorecer a Bush. Sin embargo, los niveles de desaprobación aún no benefician claramente a John Kerry, el candidato demócrata, quien después de muchas dificultades financieras ha logrado recaudar alrededor de cinco millones de dólares para su campaña durante un concierto en Los Angeles animado por Barbra Streisand y otras estrellas. Un sondeo de Gallup para CNN/USA Today revela que por primera vez desde que se lanzó la guerra en Irak la mayoría de los estadounidenses considera ahora que la invasión a Irak no solamente fue un error sino que no contribuyó a reducir la amenaza terrorista. Como si esto fuera poco, el subsecretario de Estado norteamericano, Richard Armitage, señaló en el Congreso que Estados Unidos subestimó al enemigo en Irak y su capacidad de actuar de manera ordenada. E intentando despegarse de la mala inteligencia que condujo a la guerra, Bush está considerando nombrar al presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Porter Goss, como director de la CIA, según el diario The Washington Post.
La proporción de estadounidenses que piensan que la guerra fue un error subió de 41 por ciento a principio de junio a 54 por ciento entre el 21 y 23 de junio. El 55 por ciento piensa que su país no está más protegido del terrorismo de lo que estaba antes de la guerra, o incluso piensan que la amenaza terrorista es mayor que antes de la guerra. En diciembre pasado, el 56 por ciento consideraba que la guerra había aportado un margen de seguridad al país. Los nuevos resultados no parecen hacer mella en el ánimo de Bush, quien continúa insistiendo sobre la justeza de la guerra y declaró: “Creo realmente que el mundo es más seguro y será más seguro”. Pero, pese a todos indicadores de descontento, el candidato demócrata a la elección de noviembre no logra beneficiarse de esta situación. Al ser consultados sobre quién dirigiría mejor el caso de Irak, Kerry obtuvo el apoyo del 46 por ciento de las personas estudiadas en este sondeo, y fue superado por el presidente que contó con el 47 por ciento. Si la elección fuera hoy, Bush obtendría 49 por ciento de los votos y Kerry 48 por ciento, según este mismo sondeo. Acerca de su caída en las encuestas, Bush sostuvo que “la historia juzgará lo que he sido, pero yo soy el tipo de personas que no se preocupa de veras sobre lo que dicen los sondeos”. Según Carroll Doherty, investigadora del Pew Research Center for the People and the Press, un instituto de encuestas de Washington, “Kerry no aparece como una alternativa clara. No se opone claramente a lo que Bush está haciendo”, agrega. No obstante, en el ámbito económico, los estadounidenses opinan que el candidato demócrata sería un mejor gestor que Bush, con el 53 y el 40 por ciento de respaldo, respectivamente. El centro de investigación política Annenberg de la Universidad de Pennsylvania subraya sin embargo en un estudio que 52 por ciento de los estadounidenses apoya el mantenimiento de tropas en Irak hasta la formación de un gobierno estable, mientras que 43 por ciento favorece el retorno inmediato de las tropas. En mayo cada una de esas posiciones era apoyada por 47 por ciento de los encuestados. Y, para coronar esta historia, el número dos del Departamento de Estado afirmó ante la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado: “Subestimamos al enemigo, al que no destruimos en nuestro ataque inicial. Además, subestimamos la (posibilidad de que) el enemigo tuviera un sistema nervioso central”, dijo Armitage, claramente alineado con su jefe Colin Powell en despegarse de la guerra de Irak.
A todo esto, Kerry logró recaudar alrededor de cinco millones de dólares en un concierto en Los Angeles que tuvo a Barbra Streisand como figura central. La actriz y cantante se ha convertido en un pilar fundamental para las huestes demócratas durante una campaña electoral contra los republicanos. La estrella intentó devolver el brillo a Kerry, que en esta semana se vio eclipsado por la atención que acaparó en el país un hombre de su mismo partido, el ex presidente estadounidense Bill Clinton con el lanzamiento de su libro autobiográfico Mi vida. El evento, abarrotado de millonarios demócratas, dio a Kerry un fuerte espaldarazo –no sólo económico– ante las elecciones. No es la primera vez que las luminarias de Hollywood se alzan en favor de un candidato demócrata, pero los expertos creen que en esta oportunidad la presencia de celebridades fue más notoria.
También ayer, Porter Goss indicó que pensaría muy seriamente la posibilidad de sustituir a George Tenet como director del servicio de inteligencia si se lo proponían. Desde que el presidente Bush anunció el 3 de junio pasado que George Tenet iba a abandonar su puesto, los responsables de la Casa Blanca declararon que el actual director adjunto de la CIA, John McLaughlin sería nombrado director interino, postergando así la nominación de un nuevo titular hasta después de las elecciones. Sin embargo, funcionarios del gobierno dieron a entender el jueves en la noche que McLaughlin podría hallarse en el centro de una polémica cuando la comisión de investigación del Senado publique un informe muy crítico sobre la CIA.

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