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Cómo esconderse de EE.UU. entre los árboles de Kenia

Después de tres premios que fueron interpretados como golpes contra EE.UU., el Nobel de la Paz de ayer, a una keniana que lucha contra la deforestación, busca evitar más problemas.

Cuando la keniana Wangari Maathai se enteró de que había ganado el Premio Nobel de la Paz, le contó a un anciano que recibió “una recompensa internacional de más de un millón de dólares por haber plantado árboles”. El anciano le respondió: “Si es así, todos vamos a plantar árboles”. El Comité Nobel noruego decidió otorgarle el Premio Nobel de la Paz 2004 por su contribución al desarrollo duradero, a la democracia y a la paz. Su batalla ha sido contra la deforestación, un factor de pobreza e inestabilidad en Africa. De esta manera, el Comité Nobel amplió el ámbito de los laureados a los ecologistas. Maathai es la primera africana y ecologista que gana el premio y sucede a Shirin Ebadi, primera musulmana que el año pasado recibió el galardón.
El Comité Nobel señaló: “La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para proteger nuestro entorno viviente. Maathai es líder en el combate para la promoción de un desarrollo económico, cultural y social viable en el ámbito ecológico en Kenia. Su punto de vista holístico (global) del desarrollo duradero abraza la democracia, los derechos humanos en general y los derechos de las mujeres en particular. Piensa a nivel mundial y actúa a nivel local”. La ecologista keniana, de 64 años y secretaria de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Kenia, lloró al agradecer el Premio Nobel a “Dios y a los ancestros” al pie del monte Kenia que la “inspiró durante años”. El lugar elegido está cargado de simbolismo ya que la flora del monte Kenia fue arrasada por leñadores y plantadores de marihuana y Maathai dio batalla para reforestar la zona. “Esta montaña me inspiró durante años. Por eso trabajé duro para protegerla. No lo conseguí, pero la lucha continúa”, dijo mientras plantaba un árbol rodeada de gente ansiosa por estrechar su mano. La nueva Premio Nobel pareció desorientada cuando le preguntaron que hará con el premio de 1,37 millones de dólares. “¡Dios mío! Jamás vi tanto dinero. Una gran parte se destinará a la protección del medio ambiente”, declaró. “A través mío, se recompensa a las mujeres africanas que lucharon. Continuaré trabajando por el medio ambiente. Este premio aumenta mi impulso”, añadió.
Maathai dedicó la mayor parte de su vida profesional a defender la biodiversidad en Africa, una causa que en muchas ocasiones la enfrentó a las autoridades y a sus temibles fuerzas de seguridad. Constituyó una fuente de inspiración para muchos en la lucha por los derechos democráticos y alentó particularmente a las mujeres a mejorar su condición. En 1977 fundó el Movimiento del Cinturón Verde, el principal proyecto de plantación de árboles de Africa que tiene como objetivo promover la biodiversidad creando al mismo tiempo empleos para las mujeres y mejorando su imagen en la sociedad. Fue copresidenta de Jubilee 2000, el grupo africano que luchaba por la cancelación de la deuda. Dirigió la Cruz Roja keniana durante los años 70 y fue miembro del Consejo de Desarme de la ONU, al tiempo que forma parte de la directiva de varias organizaciones ecologistas internacionales. En un país donde las mujeres fueron tradicionalmente relegadas a un segundo plano, la trayectoria de Maathai es una excepción. Bióloga de formación, fue la primera mujer de Africa Oriental que obtuvo un doctorado, ejerció la cátedra y dirigió un departamento en la Universidad de Nairobi. “El medio ambiente y nuestros recursos naturales son un aspecto muy importante de la paz. Si destruimos esos recursos y se vuelven escasos, lucharemos por ellos.”
En las tres ediciones anteriores, las decisiones del Comité provocaron desavenencias con Washington. Laureado en 2001, Kofi Annan dijo que “no sería sabio” atacar Irak. Al año siguiente, el presidente del Comité dijo que el Nobel de la Paz otorgado a Jimmy Carter era un “puntapié” a la administración del presidente George W. Bush. El año pasado, Ebadi aprovechó para censurar a “algunos Estados” que “violan los principios universales y los derechos humanos usando como pretexto los acontecimientos del 11 de septiembre (de 2001) y la guerra contra el terrorismo”. A priori, el premio a Maa-
thai le permite al Comité Nobel quedar a salvo de ser tachado de entrometerse en la campaña presidencial estadounidense.

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Todo empezó plantando nueve árboles en su jardín.
 
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