EL MUNDO › POR PRIMERA VEZ MUESTRA DIFERENCIA CLARA EN INTENCION DE VOTO

Zapatero despega en las encuestas

El entusiasmo es tal que hasta se habla de que el PSOE va a lograr mayoría propia de 175 diputados. Más españoles dicen que van a votar esta vez. La posible crisis en la oposición.

 Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

El efecto de la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en el áspero debate que sostuvo el pasado lunes con Mariano Rajoy comienza a sentirse en las encuestas. Los socialistas comienzan a dejar detrás el empate que mantenían hasta ahora con el Partido Popular y se acercan, según un sondeo de la cadena televisiva Tele Cinco, a la mayoría absoluta. De confirmarse esta previsión, el PSOE no sólo lograría mejorar los resultados de 2004 sino que empujaría al PP con este resultado hacia una profunda crisis interna.

Es la primera encuesta que se conoce que se haya cerrado después del duelo televisivo y la ha hecho la empresa Demometria en base a una muestra nada despreciable de 8000 entrevistas. Según la cadena televisiva, los socialistas obtendrían el 44,2 por ciento de los votos y entre 170 y 177 parlamentarios –se necesitan 175 para controlar el Parlamento–, mientras que el PP se quedaría en el 38,6 por ciento y obtendría entre 148 y 152 escaños, muy cerca de los resultados de hace cuatro años. Otros sondeos realizados días atrás habían comenzado ya a registrar el aumento de intención de voto a favor de Zapatero, que amplía la diferencia con su rival del escaso 2 o 3 por ciento de hace unas semanas, hasta lograr entre 4 y 5 puntos de diferencia.

También sube el número de personas que están dispuestas a ir a votar, acercándose al nivel de participación de hace cuatro años, en torno del 76 o 77 por ciento, confirmándose de este modo que el PSOE está logrando movilizar a la volátil izquierda española poco propensa a concurrir a votar salvo cuando percibe que existe realmente riesgo de que gane la derecha.

En la calle la situación no difiere mucho de la que reflejan las encuestas. “Los socialistas han logrado poner a todo el mundo en contra del PP”, comenta con amargura Miguel, un empresario simpatizante de Mariano Rajoy que se mostró “muy desilusionado” con la performance de su candidato en el enfrentamiento televisivo del lunes. “Yo no estaba segura de si ir a votar o no”, afirma Rosa, simpatizante de la izquierda en general y votante asidua de Izquierda Unida, “pero ahora iré y lo haré por Zapatero. No podemos permitir que regrese el mismo PP de 2004. Necesitan renovarse, España se merece una derecha más moderna”, concluye.

Entre las filas socialistas, sin embargo, la reacción es de máxima cautela. “No nos podemos confiar”, afirman los militantes, preocupados hasta hace unos días con el estrecho margen de diferencia que obtenía su partido en la mayoría de las encuestas. “Tampoco nos conviene que ahora se empiece a decir que vamos a obtener la mayoría absoluta”, sostiene Juanma, militante del PSOE madrileño. “Porque a muchos votantes de izquierda tampoco les gusta que nuestro partido obtenga la mayoría absoluta, ya que piensan que la tentación de la corrupción es mayor, o que se pierde un poco de moderación a la hora de gobernar”, agregó.

En el campo del PP el clima es de desasosiego. La mayor parte de sus partidarios que vio el debate del lunes se quedó convencido de que Mariano Rajoy había estado mucho mejor de lo esperado, acorralando a Zapatero en más de una ocasión y mostrándose firme y seguro ante las cámaras.

Por eso les cayó como un balde de agua fría el resultado de la mayoría de las encuestas que hicieron las cadenas de televisión apenas concluyó el encuentro, dándole la victoria al candidato socialista por un amplio margen. Y es que los conservadores no tuvieron en cuenta que el discurso duro de Rajoy sólo sirvió para convencer a los ya convencidos y su falta de moderación le impidió obtener el apoyo de los electores indecisos ubicados en el centro del espectro político.

Aunque es pronto todavía para pronósticos políticos, y la mayoría de los dirigentes del PP sostiene en público y en privado que hay que esperar los resultados de la noche del 9, nadie niega que una mayoría absoluta del PSOE sumergirá al partido en una grave crisis. Mariano Rajoy ya ha anticipado que no piensa renunciar a su condición de líder de la oposición en caso de que pierda, pero todo indica que una derrota aplastante terminará por llevarse por delante sus pretensiones de volver a repetir como candidato en 2012.

En privado, los candidatos a la sucesión ya se están frotando las manos y se preparan para una guerra abierta como se ha visto pocas veces dentro de las filas de la derecha española, poco acostumbrada al juego democrático interno. Baste recordar que Mariano Rajoy fue el candidato impuesto por el ex presidente José María Aznar, quien a su vez fue apadrinado en su momento por el ex líder del partido y ex ministro franquista Manuel Fraga Iribarne.

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Rodríguez Zapatero comenzó a distanciarse luego del debate.
 
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